Ministros bravíos de La Doctora
Massa le perforó el objetivo de quedarse. Randazzo le traba el proyecto de volver.
La ventanilla que debió abrir, para los peronistas en banda, Sergio, el Titular de la Franja de Massa, se decidió a abrirla al final Florencio Randazzo, El Loco.
Compartieron el mismo gabinete de La Doctora. Massa como transitorio Premier. Randazzo como permanente Ministro del Interior.
En 2013, al vencer a su amigo Martín Insaurralde, El Jésico, candidato oficial, Massa le perforó a La Doctora el objetivo menemista de quedarse. Fue asociado al entonces complementario Mauricio Macri, hoy presidente del Tercer Gobierno Radical. Y con el respaldo mediático de Alberto Fernández, El Poeta Impopular, que también fue Premier de La Doctora y hoy es jefe de la campaña (que aún no comienza) de Randazzo. Y con el apoyo de Felipe Solá, máximo cuadro del felipismo. Por comparación, después del extenso recorrido, emerge Felipe como el más apto, en condiciones de postularse para cumplir el rol componedor de Antonio Cafiero, la polea de transmisión. Felipe continúa en la Franja de Massa, pese a las tentaciones de asociarse con Randazzo, que fuera su principal funcionario (cuando Felipe gobernaba la provincia inviable).
Con el antecedente del triunfo ya gastado de Massa, hoy es Randazzo quien asume el desafío de enfrentar a La Doctora. Para trabarle el proyecto de volver.
Liderazgo cansado
Por su liderazgo cansado (distinto a agotado), La Doctora padece síntomas severos de vulnerabilidad. A la pobre le cuesta aceptar la ingratitud que arrastra el poder cuando se diluye.
Lo que antes imponía como expresión natural de mando, como demostración práctica del ejercicio de la autoridad, ahora es tomado como mero acto de soberbia. De jactancia sin fundamentación. Efectiva aún para el apreciable núcleo de fieles. Los mini gobernadores leales (Avellaneda, Ensenada, Berazategui). La conjunción de peronistas sueltos. Los aferrados cuarentones de La Cámpora, y los exponentes menores del frepasito tardío. Buscapinas que no tienen dónde situarse. Son los que reinventan a La Doctora como una próxima líder de izquierda.
Después de la derrota de 2015, los flamantes gobernadores peronistas (Casas, Uñac, Bordet, Bertone, Peppo) como los consolidados (Verna, Insfrán, Urtubey, Schiaretti) comenzaron a profundizar la paulatina distancia. A reservarle a La Doctora la concepción virtual del "pasado".
Cualquier atrevido hoy confirma que sólo se debe "mirar para adelante", que La Doctora representa "al pasado". Acaso contagiados, en cierto modo, de la penetrante superficialidad de Marcos Peña, El Pibe de Oro. En su sobreactuación declarativa, Peña percibe el retroceso del "pasado" hasta en Randazzo. Justamente quien se propone para presentarse -paradójicamente- como la manifestación activa del presente.
Al contrario de Massa, que supo aventurarse "por afuera", a través del injertado Frente Renovador, a los efectos de derrumbarle a La Doctora el proyecto demencial de quedarse, Randazzo prefiere desafiarla en la pugna interna, "por adentro", desde la costosa inutilidad de las PASO. Para entorpecerle el proyecto del regreso triunfal. Como si La Doctora fuera Perón. Aunque esté más cerca de repetir la peripecia de Menem.
Saltos ornamentales
A Randazzo le va a costar más que a Massa diferenciarse del kirchnerismo que se propone vencer.
Cuando era el escudero de Felipe, El Loco Randazzo resultó fundamental para que Néstor Kirchner, El Furia, se decidiera a pulverizar a Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas), que había cometido el error de escogerlo como presidente a Kirchner. Fue en 2003, cuando Duhalde subastaba la banda al mejor postor. Pero El Furia (con El Loco) lo pulverizó a Duhalde en 2005, en aquella etapa novelesca, a través de las escenas del peronismo conyugal. Cuando La Doctora, que era la Primera Dama, se impuso sobre la señora Hilda de Duhalde, La Chiche, apodada a sus espaldas Niní Marshall.
El propósito compartido de Kirchner y de Randazzo consistió en expulsarlo a Duhalde de la política. Para relegarlo al Club de Tenis de la avenida San Juan. O a sucumbir entre internas presidenciales por los barrios con Alberto Rodríguez Saá, el gobernador del Estado Libre Asociado de San Luis.
En otro admirable salto ornamental en garrocha, hoy El Alberto pasa a destacarse como el exclusivo aliado territorial de La Doctora. Junto a la cuñada Alicia, La Fotocopia, gobernadora de la Tierra Santa de la Cruz. En llamas.
En otro salto menos ornamental, Randazzo tomó distancia de Felipe para habituarse en las alturas con El Furia, al que divertía. Pero lució como un bravío ministro del Interior de La Doctora, durante la epopeya de los ocho años. Tuvo un paso meritorio con el sellado de los pasaportes y las cédulas. Y la consagración china llegó con el manejo del Transporte, después del calamitoso accidente de Once.
Lo importante es que Randazzo permaneció en su puesto de ministro hasta el penúltimo minuto del 9 de diciembre de 2015. Se le computan, a su favor, las semanas del desaire. Cuando "El Flaco se le plantó". Buscaba competir con Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, por la presidencia. Pero La Doctora, en un rapto de perversidad, se dispuso a rebajarlo con la miserable propina de la gobernación de Buenos Aires. En competencia con Aníbal (que estaba dispuesto a correrse para dejarlo) y del clásico adversario de la Cuarta Sección. Julián Domínguez, El Lindo Julián. Hoy transformado -en otro salto ornamental- en una estrella del randazzismo.
De la ambición presidencial de Randazzo 2015 merece destacarse la simpática alocución ante el colectivo crédulo de Carta Abierta. Cuando los intelectuales kirchneristas, sexagenarios conmovidos, aplaudieron al Loco de pié. Sobre todo cuando expresó que "el proyecto kirchnerista no debía quedar manco".
Distancias
Así como Randazzo debe clavar distancias con La Doctora, otro de sus bravíos ministros, Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, debe tomar distancia de Cambiemos. La institución de tres patas que sostiene al TGR.
Le cuesta también a Lousteau. Porque después de producirle el gran susto a Rodríguez Larreta, El Geniol, se precipitó en mojar la medialuna y aceptar la embajada en Estados Unidos. Para volver, un año y medio después, a luchar por una banca de diputado, con el objetivo estratégico de ser, de mínima, en 2019, candidato a gobernar el Maxiquiosco del Artificio Autónomo. Y así despojarle al macrismo la caja real.
Hasta una semana atrás, Lousteau suplicaba por los medios para que le permitieran ser también un amarillo y bailar Gilda. Como los obstinados no le brindaron siquiera la oportunidad de enfrentarlo a Geniol "por adentro", Lousteau tiene precipitadamente que "irse por afuera". Y articular un discurso crítico útil para confrontar con la señora Elisa Carrió, La Demoledora, conductora moral de Cambiemos y reserva ética de la república.
La Concordancia
Los bravíos Randazzo y Lousteau no aceptaron la síntesis superadora que les proponía, según nuestras fuentes, el otro bravío, el Titular de La Franja de Massa.
Consistía en armar la Concordancia. Para cargarse a los dos pesos más pesados. Macri, el ex aliado para derrumbar el objetivo perenne de La Doctora. Y a La Doctora, que sigue en pié.
La Concordancia consistía en construir el ticket sumatorio. La potencia por acumulación.
Massa para senador, acompañado por la señora Margarita Stolbizer, La Cristalina.
Randazzo para cabeza de lista de Diputados, por la provincia inviable.
Cierra la Concordancia trunca Lousteau como primero para el Maxiquiosco porteño.
Apalancados, los tres ministros bravíos, por la cristalina Margarita. Les alcanzaba para atenuar, incluso, las cataratas intensas de agua bendita que despide Carrió, el tercer peso pesado para cargarse.
Pero no quisieron entenderlo. En realidad, previsiblemente le desconfiaron.