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Ruta del dinero K: declaran hoy las monjas del convento donde había bóvedas

El fiscal Federico Delgado solicitó una serie de medidas que ponen la lupa sobre las religiosas que viven en el monasterio Nuestra Señora de Fátima.

Jesús Ojeda, el pollero que alertó a la policía sobre lo que ocurría en el monasterio de General Rodríguez, aseguró que "veía a mucha gente" ingresando los domingos, algunos en autos de alta gama. En tanto, las religiosas María y Marcela fueron citadas a declarar en calidad de imputadas.

El testigo que llamó al 911 para denunciar la presencia de un presunto intruso en el convento de General Rodríguez durante la madrugada del 14 de junio declaró que nunca antes había entrado a ese lugar pero que solía ver "mucha gente" ingresando los domingos, algunos en autos de alta gama.

El declarante fue Jesús Ojeda, el repartidor de pollos que alertó a la Policía bonaerense sobre la presencia de un extraño revoleando bolsos hacia el interior del monasterio, que resultó ser el ex secretario de Obras Públicas José López, quien se encuentra detenido desde entonces, primero por portar un arma de guerra y luego por enriquecimiento ilícito.

La declaración se produjo el mismo día en el que uno de los abogados de López, Fernando García, salió a decir que su defendido le aseguró que "un sector de los servicios de inteligencia lo siguió de forma ilegal".

Ojeda declaró como testigo ante el juez federal Daniel Rafecas a quien le dijo que llamó al teléfono de emergencias pasadas las 3.15 y que 15 minutos más tarde llegó la policía, algo que en realidad ocurrió a las 3.50.

Relató que esa madrugada se despertó preocupado porque escuchó ruidos afuera de su casa y creyó que le estaban robando la camioneta que utiliza para el reparto de pollo, por lo que se asomó a la ventana.

La hermana Inés, en la mira de la Justicia La hermana Inés, en la mira de la Justicia

Fue entonces cuando el testigo dijo que observó a un hombre tirando "bolsas negras" por encima de un tapial hacia el interior del convento y que se acercó a la escena para hacer notar su presencia, hecho que no habría alterado los planes del ex funcionario quien, a pesar de verlo, saltó el portón.

Tras ese episodio, Ojeda dijo que llamó al 911 y cuando llegó la policía les relató lo ocurrido y les pidió que ingresaran al convento para revisar que no hubiera ningún problema con las monjas que viven allí, algo que los efectivos policiales le dijeron que no estaban en condiciones de hacer.

La semana pasada, uno de los policías que participó del operativo atestiguó que tras llegar al convento mantuvieron un diálogo a través del portero eléctrico con alguien que se encontraba en el interior y dijo que allí no había entrado nadie.

Cuando al fin lograron entrar al convento, los policías -según su propio relato- atravesaron los 100 metros que separan al portón de entrada de la casa principal y detectaron que había un hombre comiendo bizcochos.

@JFLopezTucuman @JFLopezTucuman

Antes de ingresar a la casa, vieron el arma con el que el hombre había llegado y fue allí que decidieron detenerlo, cuando aún no sabían que se trataba de un ex funcionario y que había entrado con 9 millones de dólares.

En su declaración, Ojeda afirmó que cerca de las 6 se alejó de la escena para ir a buscar a su mujer al trabajo pero contó que cuando volvió los policías le pidieron que oficiara de testigo del procedimiento y fue entonces que ingresó por primera vez al convento, al que la policía ya había ingresado.

Además le dijo al juez que tuvo oportunidad de ver el cargador del arma con la que López entró al convento, según quedó registrado en las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad del lugar y difundidas por televisión hace poco más de 10 días.

El testigo declaró que nunca antes había ingresado al convento y que los domingos solía asistir mucha gente, algunos incluso en "autos y camionetas de alta gama", pero que no los conocía.

El allanamiento a José López El allanamiento a José López

La declaración de Ojeda en los tribunales de Comodoro Py, en el barrio porteño de Retiro, duró dos horas. A ese mismo juzgado de Rafecas concurrirán hoy a prestar declaración testimonial las religiosas consagradas María y Marcela, que viven en el Monasterio Nuestra Señora del Rosario de Fátima junto a Alba e Inés, las otras dos religiosas, que están citadas a declarar en calidad de imputadas.

Una de esas dos religiosas, Marcela, dijo que fue ella junto con Inés, quienes estaban en el lugar cuando llegó López con los bolsos llenos de dólares y un arma semiautomática que dejó en el piso, junto a la entrada de la casa situada dentro del convento.

En tanto,  Fernando García, uno de los abogados de López le concedió una entrevista a Radio Nacional en la que dijo que su defendido le aseguró que era objeto de un seguimiento "ilegal" realizado por los servicios de inteligencia.

"Textual, lo que dijo López, es que un sector de los servicios de inteligencia lo siguió de forma ilegal", sostuvo el abogado, quien sin embargo aclaró que "no habló de la Secretaría de Inteligencia, porque si el organismo hubiera actuado lo hubiera hecho dentro de una actividad lícita".

El fiscal Federico Delgado solicitó una serie de medidas que ponen la lupa sobre las religiosas que viven en el monasterio Nuestra Señora de Fátima, ubicado en General Rodríguez, y sobre el entorno del ex Secretario de Obras Públicas.

El representante del Ministerio Público Fiscal pretende que la hermana Celia Inés Aparicio -que aparece en las imágenes ayudando a López- sea imputada por el juez Daniel Rafecas y citada a ejercer su derecho de defensa en declaración indagatoria.

"Las monjas no se limitaron a monitorear la llegada de López al convento, también lo recibieron y ayudaron a ingresar el dinero a la casa. Se manejaron con mucha tranquilidad teniendo en cuenta que a centímetros de la puerta había un fusil apoyado en el piso de la galería", precisó el funcionario judicial.

El titular de la Fiscalía Federal N° 6 corroboró las llamadas entrantes y salientes de los dos teléfonos celulares que tenía la mano derecha de Julio De Vido la madrugada que fue detenido. Allí surge que López mantuvo un diálogo fluido con su mujer, María Amalia Díaz, quien presuntamente estaba al tanto de los movimientos para esconder el dinero. Es por ello que Delgado también solicitó la indagatoria de la esposa del hombre que manejó la chequera de la obra pública durante 12 años.

Del análisis de las comunicaciones telefónicas de la noche del 13 de junio y la madrugada del 14 surge además que Díaz mantuvo al menos 11 conversaciones con la monja Alba, quien no sólo vivía en el convento sino que también estaba a su cargo.