¿Precios Claros? La aplicación para convivir con la inflación que aporta más deudas que certezas
El Gobierno anunció su lanzamiento para comparar y chequear precios desde el celular: no funciona bien y crea confusión.
Ante la inminente corrida de precios que se registró en el país desde principio de año, y de cara a la posibilidad de la eliminación definitiva del programa Precios Cuidados, el Gobierno nacional emitió Precios Claros, un nuevo mecanismo de control que entró en vigencia el pasado 13 de mayo, pero que sin embargo sigue ofreciendo algunas dudas por parte de los consumidores.
En líneas generales, la aplicación que también funciona desde las computadoras, reúne una base de datos con más de 10 millones de precios de diversos productos que son actualizados día a día para ser cargados en el sistema. Así, los usuarios pueden ingresar para saber a priori el precio del producto que desean adquirir y, además, realizar una comparación de los mismos entre los 30 comercios más cercanos a su ubicación.
Lo más interesante de la herramienta de cálculo es que, en teoría, permite agregar varios productos a un carrito de compras para que los usuarios puedan hacer una comparación general del total que gastarán en caso de ir a un comercio o a otro.
Sin embargo, no todo funciona tan fluidamente como debería. Según un relevamiento de DiarioVeloz, el primer inconveniente que presenta la aplicación es que no aglutina todos los comercios, sino que sólo se centra en las grandes cadenas de supermercados. Así excluye, por ejemplo, pequeños comercios barriales, independientes, u otra clase de cadenas como las grandes farmacéuticas o perfumerías, que también compiten en algunas categorías de productos.
Esta salvedad ya había sido advertida por voceros del Gobierno cuando fue lanzada la herramienta. Según indicaron, sólo estuvieron obligadas a adherirse las compañías que facturan más de 650 millones de pesos por año, mientras que para el resto se espera "que se sumen más adelante, de forma voluntaria".
Otro inconveniente que presenta la aplicación es que los comercios participantes no están obligados a hacer un relevamiento del total de sus productos, sino que sólo presentan un listado de entre 1300 y 5 mil, dependiendo el tamaño del negocio. Los productos que no fueron relevados simplemente aparecen como faltantes en el comercio, aunque haya stock del mismo.
Además de estos faltantes de información, el sistema tampoco informa de las promociones en los comercios que incluye, ya sea para productos seleccionados o las que implican descuentos sobre el total de las compras. Aunque estaba previsto que el relevamiento fuese hecho con hasta dos opciones de precios (justamente para incluir las promocionales), este medio pudo constatar que dicha regla no se cumple.
Ante todas estas salvedades, la conclusión es que Precios Claros no concuerda tanto con la realidad comercial como se esperaba. Según habían previsto los funcionarios del Ejecutivo nacional, la aplicación serviría para hacer frente al creciente y constante aumento de precios, aunque no fuese así para controlarla y frenarla. Sería una herramienta para que los usuarios puedan acceder a la mejor relación costo-cercanía-calidad al momento de realizar sus compras, con la comodidad de no tener que recorrer todos los comercios físicamente.
Sin embargo, esa ilusión fue rota al comprobar que la aplicación, si bien funciona, lo hace a medias. Esto obliga a los consumidores que deseen controlar y cuidar sus gastos a realizar igualmente relevamientos a pie, o lo que es peor, a tomar decisiones para sus compras en base a la información inconclusa que brinda Precios Claros.