#PanamáPapers Macri por segunda vez a la Justicia: pide carpetas de Bahamas
Difícil imaginar una semana más resbaladiza que la que comienza, tensada por la presión que hay en el público, por la cita a Cristina Kirchner para declarar.
MACRI ESTA NOCHE CON DIEZ GOBERNADORES EN CENA EMPRESARIA • SEMANA DE MARKETING EXPLÍCITO • HACE NUEVA PRESENTACIÓN PARA ACLARAR LOS "PARANÁ PAPERS" • CÁMARA PORTEÑA ADELANTÓ TRATAR RECUSACIÓN A JUEZ DE CRISTINA • SI SE VA BONADÍO SE DISIPA AMENAZA DE TENSIÓN CALLEJERA CON EL CRISTINISMO RESIDUAL • EN EE.UU. TODOS LOS PUNTEROS MACRISTAS EN ESCENA • MAMET, PRAT GAY Y CABRERA EN MARATON DE CONFERENCIAS • ES LA PREVIA DEL VIAJE DE LA SEMANA QUE VIENE, TERCA VEZ CON OBAMA • INTENTAN DESCONGELAR INICIATIVAS • TEMEN DEMORA EN ARREGLO CON BONISTAS • CAPITANICH, CASO DE ESTUDIO PARA POLITÓLOGOS • ÚLTIMO INTENTO DE LA LISTA GIOJA-SCIOLI-CALÓ DE IMPEDIR INTERVENCIÓN DEL PJ • APELAN HOY • MACRI SUBIÓ A SANZ EN AVIÓN A CÓRDOBA • PERO RADICALES LE VOTAN EN CONTRA EN CAPITAL • AZNAR: "CÓMO ME GUSTARÍA SER MACRI" • SE ENRARECE LA PELEA POR EL PUERTO DE QUEQUÉN • EL MOMO MUESTRA LOS DIENTES ANTE VIDAL
Difícil imaginar una semana más resbaladiza que la que comienza, tensada por la presión que hay en el público, de un lado y del otro, por la cita a Cristina de Kirchner para declarar sobre los futuros del dólar. La espera el miércoles Claudio Bonadío, pero en las últimas horas aparecieron dudas sobre si eso ocurrirá, porque la cámara que debe resolver la recusación que hizo el ex director del Central Pedro Biscay contra ese magistrado adelantó una reunión para la mañana de hoy. Si ese tribunal, que integran Horacio Cattani, Martín Irurzun y Carlos Farah, resuelve el apartamiento de Bonadío se disipará la convocatoria callejera que ha hecho un sector del peronismo.
Esos camaristas conocen el riesgo de tomar tal medida que, porque hay un cerco, también callejero, que quiere ver a políticos subiendo al patrullero. Cristina tiene en esta causa una responsabilidad leve si se la compara con la que tiene que explicar en las investigaciones sobre negocios en las que aparecen familiares; según los peritos eso puede comprometerla en serio y es de lo que se tiene que cuidar. Para el gobierno, es un halago porque la justicia acompaña sus banderas de combatir la herencia de los réprobos, pero puede ponerlo ante un escenario de desequilibrio que no es el mejor ingrediente para una administración que trata de ponerse sobre sus pies con más de un problema en el arranque. Para el peronismo es un globo de ensayo; Cristina no ha designado abogado ni apelado la citación: prefiere usar esta causa por pecadillos leves para ponerle el termómetro al público.
No es que no haya consultado abogados; hizo mirar el expediente y le han dicho que no hay hilo que la vincule con la decisión de vender dólares a futuro que puede ir tranquila a esa batalla ("Abogados..." dirá cuando se le complique). Eso, le han informado, cuanto más puede ligarlo a Axel Kiciloff, porque el ministerio de Economía tiene una silla con vos y no voto en el BCRA, aunque no se sabe si estuvo en la reunión de directorio que resolvió esa operatoria. Los directores del Central que ya declararon argumentaron que la venta de dólar futuro cuestionada era una medida para dar seguridad al tipo de cambio y que las consecuencias se producen porque esa política cambió, y que eso es responsabilidad del nuevo gobierno. Los camaristas pueden halagar a unos o a otros; tienen para elegir.
Es obvio que este entuerto le da al gobierno una ventaja en la pelea por capturar la confianza de la platea y amortiguar así las malas noticias. Pero no es seguro que quiera tenerla a Cristina ahora amenazando desde la calle y provocando a sus adversarios a hacer contramarchas y cacerolazos. Por eso la distancia que toman algunos dirigentes del oficialismo que tienen algún sentido de Estado. Federico Pinedo, uno de los pocos normales que hay en la política criolla, firmó junto al diputado radical Mario Negri la denuncia por los negocios de futuro del Central que, de paso, revisó Alfonso de Prat Gay cuando estaban los tres embarcados en la campaña electoral. "Yo fui uno de los denunciantes de esa operatoria, no pensaba que tenía que ver la Presidenta, de hecho, en la denuncia nuestra no figura en absoluto la Presidenta, me pareció que era una decisión ruinosa del Banco Central que nos preocupó porque nos parecía que podía ser delictiva", aclaró durante la semana a una radio. Algo parecido ha dicho Negri durante toda la semana. Ver a un ex presidente en problemas más que serios es siempre un llamado a la prudencia en la Argentina de la volatilidad.
El último antecedente fue la detención en 2001 de Carlos Menem, que era demás el presidente del PJ, partido que llegó a hacer una sesión del consejo nacional en su sede de detención, la casa del empresario Armando Gostanián. Era un problema grave para el peronismo, pero también para el oficialismo de la Alianza. Menem jue preso en junio de 2001 y salió el 20 de noviembre. A los diez días caía Fernando de la Rúa. Es una afirmación contra fáctica que alimenta la hipótesis de que en un sistema político frágil esos desequilibrios los pagan todos. Por eso tienen todos que portarse bien y no dar lugar a estos torneos incontrolables. Los alimenta además esa leyenda de que la presión del público lo resuelve todo. Los peronistas creen que con el dominio de la calle todo se arregla; el oficialismo repite el mismo argumento y convoca a contramarchas y caceroleos. Nadie puede en serio decir que es capaz de regular los efectos de esas estudiantinas; la responsabilidad de los que mandan es atornillar mejor el sistema. ¿Cómo? Portándose bien.
En ese clima el gobierno busca mejorar el perfil de su prestigio, que se resiente por las olas que levantan los opinadores que acuñan la idea de que está encerrado en un quiero y no puedo, en una pelea contra el tiempo hasta que se vean algunos beneficios de las medidas que ha tomado. A Mauricio Macri le preocupa que le rayen la carrocería junto ahora cuando más necesita construir adhesiones. El caso "Paraná Papers" (como le llama la mayoría de los locutores a ese affaire que no se sabe de dónde viene ni adonde terminará, pero que salpica a casi todos,) le quitó oxígeno al afán transparentita de su gestión. Le toca dar explicaciones por tiempos viejos que, imagina por ahora, no se pueden complicarlo. Hay tantos agujeros negros en esa trama que se va desgranando en cámara lenta que tampoco es momento de hacer ademanes contundentes. Ahora se sabe que los pesquisas del caso - periodistas intentan construir historias con datos que caen del cielo - sabían de la mención de Macri desde antes de las elecciones. También que pasó una semana entre la comunicación que le hicieron de que su nombre estaba en los documentos panameños y la publicación del "Paraná Papers".
Para algunos hubo demora en la reacción, pero lo justifican en que Macri ha creído que por ahí no pasó nada importante. Pero nadie está seguro de qué hay que hacer porque van a seguir saliendo nombres y nadie sabe quién controla la canilla de los datos. El viernes Macri hizo la presentación ante la justicia bajo la forma de un pedido de declaración de certeza sobre si hubo delito. Hoy sus patrocinantes, el asesorísimo Fabián Rodríguez Simón y Felipe Llerena, harán una ampliación de esa presentación que incluye un pedido a la justicia para que reclame a Bahamas la documentación completa sobre las cuentas que abrió alguna vez Franco Macri para demostrar que Mauricio nunca actuó como director, ni cobró, ni las usó para traficar fondos.
Con ese ánimo el gobierno arranca una semana de afirmación de amistades. Esta noche Macri ha prometido estar en la cena anual de la Cippec, un think tank que fundó su actual secretario de Comercio Miguel Braun y que es una cantera de macristas, con apertura a otras fronteras como el peronismo manso (hoy presente en la directiva a través de José Bordón, Gustavo Marangoni, Jorge Taiana y alguno más). Van a estar presentes centenares de empresarios que apoyan a ese sello que festejará que, si tenían un proyecto político, lo han concretado.
Han comprometido su presencia una decena de gobernadores y la cúpula de los aliados radicales, a quienes Macri halaga con simbolismos como llegar el miércoles a Córdoba con Ernesto Sanz en el avión (junto a Rogelio Frigerio). Lo justifica que esa provincia aporta mucho radicalismo, pero también que le juntaron centenares de intendentes de todo el país para mostrar solidez a una alianza que siempre está en movimiento, con fricciones y abrazos. Para el lado simbólico de estas demostraciones: estaba presente el valedor principal de la liga Pro-UCR, y quizás el dirigente más importante del partido, Enrique Nosiglia, pero no subió al estrado. Viajó por las suyas - invitado por el intendente Ramón Mestre - y se mantuvo mezclado entre el público. No es seguro que esté en la cena de esta noche, a la que van decenas de intendentes, el alcalde de Resistencia Jorge Capitanich, hoy en el centro de la pelea entre el peronismo y el gobierno porque él denuncia lo que considera el colaboracionismo de muchos dirigentes. Debería estar porque Capitanich es uno de los objetos de estudio de los investigadores del Cippec, que consideran que el chaqueño merece un estudio sobre su rol como jefe de gabinete.
No abundan los casos de ex funcionarios que sean sometidos a examen por cientistas para hurgar qué tienen, o tuvieron, en la cabeza. Capotanich ha sido, según esos investigadores que lo visitaron en su oficina durante la semana, el jefe de gabinete que más veces dio informes al Congreso. Eso creen que ha sido importantes y lo hace merecedor a un estudio integral que otros envidiarían.
En el plan de afirmación de amistades hay que anotar también el énfasis del gobierno en mostrarse en Estados Unidos, para lo cual ha encomendado tareas a sus principales punteros. Uno de ellos, el embajador Noah Mamet, hablará hoy en el Council of the Americas en un main event que consiste en contar el viaje de Barak Obama a la Argentina, cuya concreción se atribuye compitiendo con Susana Malcorra, de quien dice agotó todos sus créditos ante la Casa Blanca para traerlo al país. La actuación de Mamet ha convocado esta semana a varios empresarios argentinos que estarán hoy en la charla de Mamet; el ciclo sigue, desde la misma tribuna que maneja Susan Segal, con Alfonso de Prat Gay el miércoles y el viernes con el ministro productivo, que hace leyenda como galán, Francisco Cabrera. La andanada argentina la completará el propio Macri la semana que viene, cuando se verá por tercera vez en un mes con Obama en la ONU, adonde firmarán un documento sobre calentamiento global (para impedirlo, se entiende). Será el viernes 22 y le están preparando una serie de reuniones con inversores y también la clásica charla en el Council.
¿A qué tanto énfasis? A que las señales de la economía hacen necesaria la presión sobre la opinión de los hombres de negocios de EE.UU. que se siguen preguntando cuándo arranca todo por acá. El gobierno sabe que hay demoras en la confirmación de inversiones, a la espera de algún arreglo con los bonistas del juzgado Griesa que saque a la Argentina del default. La temperatura no levanta y los funcionarios que viajan (acompañados por Luis Caputo, Federico Sturzenegger y otros) participarán de la asamblea del FMI que arranca el miércoles, que es cuando aparecerá Prat Gay en el Council. Es el mismo día cuando se hace la audiencia entre el gobierno y los acreedores en la cámara de Apelaciones para resolver el pedido argentino de que lo autoricen a pagar bonos sin temor a embargos. El clima que percibe el gobierno es que la salida de este entuerto ocurrirá más tarde de lo que muchos presumen, porque los acreedores pueden aprovechar para pedir más de lo que se les está ofreciendo.
Eso lo ven algunos inversores que atosigan de preguntas a los emisarios que llegan de Buenos Aires. Uno de ellos, el ex presidente del Banco provincia, Gustavo Marangoni, se sometió a un interrogatorio en su rol actual de consultor (conduce la firma M&R) porque fue elegido key speaker en el almuerzo del miércoles que organizó Morgan Stanley en su sede de Times Square en Nueva York. El ex funcionario aportó un discurso en el cual describió las oportunidades que ofrece hoy la Argentina. Es un opositor, pero del tipo razonable, y su charla profundizo en los sectores más atractivos para poner una moneda. Las preguntas que le hicieron revelaron la inquietud de los centenares de representantes de fondos que miran hacia la Argentina, cuya economía es calificada como "de frontera", o sea que no es ni desarrollados ni subdesarrollada, ni emergente en el sentido convencional.
Le preguntaron sobre el control del Congreso, sobre el peronismo, sobre lo que hará Cristina de Kirchner, etc. El auditorio se mostró inquieto sobre lo que puede ofrecer la gestión Macri y se franquearon en sus diálogos sobre el optimismo que gana Brasil como destino de inversiones. Los mercados festejan que Dilma puede ser destituida y cuando peor le va, mejor le va a los bonos y acciones de Brasil. Difícil entender a la Argentina desde afuera, pero más duro entender a estos inversores que mudan de entusiasmo como de ropa interior (es gente pulcra, aunque no siempre limpia).
Quienes no pierden el entusiasmo son los españoles, que hoy reciben al nuevo embajador Ramón Puerta (lo espera por la mañana el canciller de Mariano Rajoy para recibirle sus credenciales) y que ocupó la semana con la visita de José Manuel García-Margallo - que se apunta a ser cabeza de lista del PP para las elecciones de junio, que parecen fatales, y con eso ser el primer ministro de un futuro gobierno conservador - y de su antecesor, José María Aznar. Este visitante frecuente a la Argentina es directivo de empresas con intereses reales y potenciales.
Es miembro del board de la corporación News, de Rupert Murdoch, una de las que mira con cuidado lo que está haciendo el gobierno en medios audiovisuales y especialmente con la convergencia entre telefonía y TV, que puede ser una panacea. Ni qué decir de lo que Fox, de ese grupo, puede pretender de las transmisiones de fútbol, una zona séptica desde el FifaGate y las revelaciones panameñas. También se sienta en la directiva de la minera Barrick, que tiene yacimientos en la Argentina y que pelea como todas las mineras con los ambientalistas, que están en todos los partidos.
Pasó por Olivos para hablar con Macri, de quien es amigo desde años, y cuya trayectoria cree que lanzó cuando le recomendó a él y a otros dirigentes que hicieran lo mismo que él en España: allá juntamos todo lo que está a la derecha de la izquierda, en la Argentina tienen que juntar todo lo que está a la derecha del populismo (que de paso por acá también es de derecha). El Pro de Macri tiene lazos de sangre imprescriptibles con el PP a través de la FAES (fundación que es el alma mater de Aznar) que proveyó ideas, medios y gente para las campañas del Pro. La relación con ese sello tiene un nombre, Jorge Triaca; el fallecido sindicalista fue enlace en los años '90 cuando el menemismo hizo aportes a las campañas del PP que Aznar no ha olvidado. Jorge Triaca (h), hoy ministro de Trabajo, lideró la Fundación Pensar, hermana de la FAES y estuvo en su momento vinculados a emprendimientos lúdicos de los españoles en la Argentina. Eso explica que después de verse con Macri en Olivos, el visitante se reuniera con Jorge (h), uno de los ministros más escuchados por Macri después del rol que tuvo el economista como diputado clave en el bloque Pro. Macri tiene habilidad para el casting y Triaca le resuelve cosas que ningún macrista le resolvería; por eso Jorgito, como le llaman los amigos, es ministro. Queda por explicar el contenido de lo que Aznar habló con otro ministro macrista, Jorge Lemus.
Habrán hablado de vacunas, hospitales o de las quimeras hispánicas de siempre, como la reforma de la seguridad social argentina según el formato español, algo que viene del peronismo de los años '70. Era una idea de José López Rega que, se contaba entonces, tenía la complicidad del yerno de Francisco Franco, el marqués de Villaverde, que logró imponer esa franquicia en Filipinas. Acá los sindicalistas tienen alambrada la salud y no dejan pasar a nadie.
Aznar, que se hizo acompañar de su sherpa (secretario), un malagueño llamado Germán, se brindó en dos reuniones sociales. Primero, un almuerzo el martes en el piso del empresario Santiago Soldati, en el rincón esquinero frente a la embajada de Francia, que convocó a políticos como Federico Pinedo y a empresarios como Juan Bautista Ordóñez, presidente de la Barrick local. Por la noche se fue a una cena con amigos en Acassuso, albergada por el matrimonio de Valeria Mazza y Alejandro Gravier, adonde repitió la audiencia, con el agregado de Juan Pablo Maglier, el embajador Noah Mamet y hombres del gobierno vinculados a la seguridad social, como el jefe del Ansés, Emilio Basavilbaso y algún curioso más.
Aznar contó cómo lo conoció a Soldati: fue en un cóctel que le ofreció en Madrid el rey Juan Carlos I° a Carlos Menem cuando éste era presidente. Aznar era diputado del PP y se le acercó a Soldati sabiendo de la amistad de éste con el monarca (fueron compañeros en un internado en Suiza); le dio una tarjeta y le dijo: "Soy en futuro presidente de España... Creo que no me creyó" (risas). En la charla con los anfitriones de los Mazza-Gravier hizo encendidas defensas de Macri, muy en tono de visitador colonial que emplea, como cuando dice "Los argentinos tienen una oportunidad inmejorable", como si en España no estuvieran ante otra oportunidad que puede terminar con la monarquía, el sistema de transición, y justo bajo un gobierno de su partido. Pero a los españoles se les conoce este aire señorito que ya les criticaban en tiempos de la colonia. Encendido, llegó a decir: "No quiero hacer política en mi país, prefiero hacerlo por acá, en donde hay tantos desafíos, ¡cómo me gustaría ser Macri!". Sirva otra copa.
Las globalidades ocuparon otros recintos, algunos festivos, como el cumpleaños del director del Archivo General de la Nación, el periodista Emilio Perina , organizado en su departamento de Palermo por el abogado Mariano Caucino, que está anotado para reemplazarlo a Martín Balza en la embajada en Costa Rica, en un ejercicio de peronismo elástico que tampoco es exclusivo en él. Esa reunión sirvió para algunos brindis; por ejemplo, como despedida del embajador Puerta, quién partió a Madrid el sábado a la noche; por la banca en el Parlasur para la empresaria Teresa González Fernández, si el electo Claudio Romero, que ya asumió como secretario de la Tercera Edad del gobierno porteño, no logra que la jueza María Servini le autorice a tener los dos cargos; o por el futuro del profesor Guillermo Lousteau - padre del embajador en Washington - anotado para ser agregado educativo de la embajada en España. Levantaron copas ese día un grupo de notables como el presidente del Pro Humberto Schiavoni (de la misma etnia desarrollista del cumpleañero), la ministro Patricia Bullrich y su marido, el poeta Guillermo Yanco, el subsecretario de Vivienda Domingo Amaya, otro peronista en tránsito - que fue el candidato a vicegobernador de José Cano en Tucumán -, el embajador Jorge Herrera Vegas, el petrolero Tomás Hess y el empresario José David, propietario ahora de la Galería Santa Fe que construyó Roberto Noble y heredo su hija Guadalupe, que será un centro de gastronomía española porque tiene de socios a otros españoles.
A contra frente de tanta actividad social, los partidos buscan su ventura. Los apoderados del PJ formal trabajaron durante todo el fin de semana en la preparación de la apelación a la prórroga que dictó el viernes la jueza Servini para la presentación de listas para las elecciones del 8 de mayo que debe renovar autoridades. Les costó porque tener la copia de una resolución dictada en la noche del viernes fue difícil.
El argumento de la jueza es que la lista duhaldista que pide la intervención e impugna la convocatoria ahora quiere presentarse y necesita tiempo. Para los afectados por esta medida, que postula una lista encabezada por José Luis Gioja, Daniel Scioli y Antonio Caló, su nómina abarca a todas las tribus del partido y es más representativa que quienes piden intervención desde afuera del partido, como Sergio Massa, Eduardo Duhalde o Luis Barrionuevo. La pelea por la sigla puede decidir el destino del peronismo en las elecciones del año que viene y por eso la inquina es durísima para un partido que perdió las elecciones y tiene una cúpula dividida. Si el cisma permea hacia las provincias, el macrismo podrá enfrentar en las provincias a varias listas del peronismo, con lo cual mejora sus chances de ganar esas elecciones. Por eso al final, como ocurre con la cacería de los jueces, todo termina beneficiando el juego del gobierno.
Los radicales tuvieron su gran día el miércoles con el foro de intendentes, pero el día anterior habían acudido en masa a escuchar al abogado y correligionario Miguel Piedecasas que es el presidente del Consejo de la Magistratura en la peña que anima el trío Rafael Pascual-Federico Pinedo-Julio Bárbaro en el palacio Balcarce del barrio de la Recoleta. Esa rutina no es estrictamente partidaria, pero objetivamente se alinea en el oficialismo actual, aunque estuvieran presentes esa noche el ex diputado Daniel Basile, la ex funcionaria Asna Kessler y otros. Uno de los grupos se enfrascó en temas exóticos como la guerra por el control del puerto de Quequén, por la presencia esa noche de la abogada Marita Goñi, ex diputada y que circula como postulante a presidir en consorcio del puerto de Quequén, posición que ha motivado una pelea dentro del oficialismo.
La gobernadora María Eugenia Vidal había designado a un ingeniero José María Dodds, que no llegó a asumir (el acto iba a ser hoy lunes) porque lo vetó el dueño político del distrito, el sindicalista Gerónimo Venegas. Éste apeló a su relación de aliado de Macri para frenar su nombramiento en lugar del saliente Mario Goicoechea, que tenía el cargo tras desplazar a Martín Caraffo, hombre que el Momo quiere ver de nuevo en la silla del consorcio. El candidato de Venegas a intendente de Necochea-Quequén perdió las elecciones ante el massista Facundo López, del Frente Renovador de Sergio Massa, pese a que Vidal ganó en la categoría a gobernador por altísimo porcentaje. Pero el Momo igual reclama esa silla para él; en el puerto de Quequén nació el poder de este sindicalista cuyo partido FE integra a alianza Cambiemos, al que el massismo le ganó la intendencia.
Este clima animó mucho la jornada triguera que llevó a decenas de productores del sector a Quequén, acercados por el intendente López, que gobierna de la mano de los dirigentes rurales de la zona. Debieron soportar toda la tensión local, pero igual celebraron que de alguna manera se normalice el puerto, que gana lugar frente al de Bahía Blanca. Igual estuvieron presentes el ministro de Agroindustria de la Provincia, Leonardo Sarquís con su jefe de gabinete Jorge Srodek, el Secretario nacional Ricardo Negri y funcionarios municipales como Pablo Heiland, empresarios como el semillero Alfredo Paseyro, el titular de la Cámara Arbitral de la Bolsa de Cereales Javier Buján, David Hughes de Argentrigo, Santiago Cameron de Aaprotrigo, el presidente de Coninagro, Egidio Mailland, Armando Casalins, de la Federación de Acopiadores de Cereales, Fernando Martínez de Hoz y Hernán Maurette, de Nidera, el molinero Diego Crifarelli y otros.
En otras mesas, con dominio de presencias radicales, se discutió la fragilidad de la alianza con el Pro, algo que se probó dos días después, cuando el oficialismo fracasó en la votación para la venta del predio del Tiro Federal, frente a la cancha de River. En la legislatura porteña el Pro tiene 28 votos, pero esa iniciativa necesitaba 40, imposibles de lograr si, como ocurrió en esa sesión, se suman en contra el peronismo, la UCR (cuatro votos), Eco (de Lousteau, dos votos), Ocaña (tres), el ARI (dos) y el socialismo de Roy Cortina (dos). Quizás estemos, dijo uno de los presentes en esa cena en el palacio Balcarce, ante el nacimiento de un boque Cambiemos, pero eso tiene un precio.