La trama de traición detrás del asesinato de la mujer en San Justo a mano de motochorros
Traiciones, robo de un compañero, dinero manchado de sangre y un entregador. A María de los Ángeles Caccone la mataron camino al banco.
Le faltaban 450 metros para llegar al banco Comafi del centro de San Justo, unos dos minutos en auto en hora pico. Justamente, iba en el Renault Logan de un chofer de Uber al que había contactado de manera particular para que la llevara desde el frigorífico de Virrey del Pino donde trabajaba hasta la sucursal de Arieta al 3400. No era la primera vez que ella hacía esto, y tampoco era la primera vez que Juan Marcelo Rearte (44) la llevaba a depositar plata. Pero un plan macabro para quedarse con los 120 mil pesos que ella tenía en su cartera sería una trampa mortal para María de los Ángeles Caccone (39). Para la Justicia, el hombre en el que había depositado su confianza y su seguridad la traicionó: la llevó y la entregó a sus asesinos. Ahora está detenido y ahora buscan a sus cómplices.
El golpe fue tan certero que desde un comienzo los investigadores estuvieron convencidos de que en el ataque al coche en el que viajaba María de los Ángeles había habido un entregador. Dos hombres iban con ella ese jueves 14 de marzo a las 14.30 cuando los ladrones le cruzaron una moto al Renault Logan: Rearte manejaba el remís y Marcos Fabián González (35), un compañero de trabajo de la mujer que subió al coche en el camino, iba atrás.
María de los Ángeles estaba sentada adelante, en el asiento del acompañante. Fue en la esquina de Australia y Arieta cuando se consumó el plan para robar el dinero que llevaba la mujer en la cartera. Pero la moto que frenó el paso del Renault Logan no era la única implicada en el robo: también había un Fiat Uno que le daba apoyo a la banda.
Todo saldría mal, muy mal: uno de los ladrones bajó y quiso abrir la puerta de María de los Ángeles. Como no pudo, rompió la ventana y entonces se oyó el disparo. El delincuente le arrancó la cartera, se llevó parte del botín y el resto de los billetes terminaron tirados sobre la vereda, manchados con sangre.
María de los Ángeles recibió un tiro mortal. Rearte, que iba a su lado, también fue herido. Marcos Fabián González, en cambio, no sufrió ningún rasguño. De todas maneras, el compañero de la mujer asesinada fue trasladado al hospital para hacerse una revisación médica, pero a los policías que lo acompañaron les llamó la atención su actitud cuando quiso ir al baño.
Así se descubrió que González tenía escondida en su ropa interior más de 19 mil pesos y por eso se sospechó en un principio que él había actuado en complicidad con los ladrones. No era así. "Aprovechó la situación para esconder el dinero que quedó en el auto tras el asalto, pero unos 100.000 son los que faltan y en apariencia se llevaron los motochorros", había comentado uno de los investigadores.
González habría reconocido ante la Justicia que tomó la plata que quedó en la escena del crimen porque era el cumpleaños de su hijo y necesitaba el dinero, pero también habría dicho que lo agarró para custodiarlo. Luego, lo liberaron pero quedó imputado de "hurto calamitoso". Además, en la investigación también se sumaron elementos a su favor. Él no se subió al remís en el frigorífico junto a María de los Ángeles. Según las fuentes, cuando la mujer iba de camino al banco, su jefe la llamó para que lo encontrara en una estación de servicio que quedaba de paso rumbo al Comafi. Allí le dio más dinero para depositar y eligió a González para que la acompañara.
Con González descartado, la lupa de la sospecha se posó sobre el conductor de Uber, que ese día no usó la aplicación sino que María de los Ángeles ya había hecho varios viajes con él y le tenía confianza. Por eso lo llamaba. Por eso lo llamó ese jueves fatal. Además, como también había resultado herido durante el asalto donde murió la mujer, nadie apuntó sobre él. Pero el círculo se fue cerrando.
Rearte quedó detenido sospechado de haber sido el "entregador". Si bien cuando lo arrestaron fuentes policiales dijeron que les habría confesado su participación en el hecho a los agentes, a la hora de enfrentar al fiscal del caso, Claudio Fornaro (de la UFI Temática de Homicidios de La Matanza), se mantuvo en la misma línea de su declaración original, cuando habló como testigo: dijo ser inocente. Igual quedó imputado como coautor del delito de "homicidio criminis causa y robo agravado por el uso de arma".
La detención de Rearte derivó en otros allanamientos en la zona de La Tablada. Allí los investigadores dieron con un Fiat Uno que aparece en videos e imágenes previos al ataque a María de los Ángeles, en una actitud sospechosa detrás del Renault Logan que manejaba Rearte.
Ese Fiat Uno estaba manos de un menor de 16 años, familiar del detenido, que quedó acusado por el delito de encubrimiento. Los policías encontraron, además, las llaves de ese auto en la casa de una mujer de 45 años, madre del menor, donde también había marihuana, por lo que a ella se le abrió un expediente por estupefacientes en otra fiscalía de La Matanza. Según las fuentes, "no estarían implicados en el plan para robarle a María de los Ángeles que terminó en el crimen".
Por lo pronto, los investigadores tendrían identificados a los otros tres integrantes de la banda que actuó en el crimen de María de los Ángeles, una mamá a la que sus hijos de 10 y 7 años aún esperan que vuelva a casa.