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Habrá aumentos en septiembre y octubre pero la devaluación no impactaría en las tarifas

El nuevo ministro advirtió que "el objetivo es que pesen menos en el bolsillo de los argentinos".

La recomposición de tarifas de luz y gas seguirá durante septiembre y octubre. Así lo aseguró el nuevo ministro de Energía, Javier Iguacel. El funcionario también reconoció que la devaluación del peso frente al dólar impactará en las facturas. "Los precios de la energía en todo el mundo han estado relacionados con el dólar", marcó.

"Nuestro objetivo es que lo que paguen por la energía (luz, gas nafta) pese cada vez menos en el bolsillo de los argentinos", aseguró Iguacel en su primer día con las nuevas funciones.

De esta forma, el ministro despejó algunas dudas sobre si el Gobierno respetaría los marcos regulatorios de los servicios de luz y gas. El saliente ministro Juan José Aranguren logró darle al sector de cierta previsibilidad legal y había temor -a partir de rumores que echó a correr la Casa Rosada- sobre si esa situación se mantendría.

"Hay acuerdos que existen para septiembre y octubre, para terminar de recomponer las tarifas y buscar este equilibrio entre coyuntura y largo plazo para la Argentina", aseguró Iguacel, que viene de encabezar Vialidad Nacional.

El próximo aumento de la luz será en septiembre, para reflejar los precios del verano. En el caso de gas, la revisión está prevista para octubre.

En la revisión tarifaria integral (RTI) de los marcos eléctricos de luz y gas existen cláusulas de revisión sobre los efectos de la devaluación. En ese sentido, las distribuidoras de gas están pagando gas -cuyo precio está establecido en dólares- a una cotización en pesos superior a la que esperaban. Las distribuidoras calcularon que el dólar se conseguiría -en octubre de 2018- en un rango de $ 22,27 y $ 22,29. Lo hicieron sobre la base de los mercados de dólar futuro.

Pero las estimaciones quedaron pulverizadas tras las dos devaluaciones: de $ 22 a $ 25 y, luego, hasta $ 28. Las distribuidoras de gas quedaron descalzadas en relación a sus ingresos. Eso las habilita a pedirle al ente regulador (Enargas) la autorización para alguna compensación, según entienden esas firmas.

"Estamos estudiándolo (en relación al peso del dólar en la energía) para lograr que sean tarifas competitivas y tanto el público como las pymes y las industrias puedan seguir trabajando", explicó ayer Iguacel.

El ministerio de Energía sufrió ayer dos bajas. Daniel Redondo, secretario de Coordinación de Planeamiento Estratégico, presentó la renuncia. También se alejó Juan Manuel Carassale, de la Unidad Coordinación General del ministerio.

El nuevo jefe de asesores del ministro Iguacel será Lucas Logaldo. Fue su mano derecha en Vialidad y uno de los mentores de Iguacel en la carrera política. Con otros dirigentes del PRO, lo convencieron de ser candidato a intendente en 2015.

El Gobierno enfrenta tres desafíos a la vez: bajar los subsidios para cumplir con las metas fiscales, continuar con la recomposición del precio del gas que recibirán las petroleras (pensado para que inviertan más y haya que importar menos) y reflejar la devaluación. Alguna de esas metas deberá resignarse y el equipo de Iguacel estudiará la forma.

El Estado todavía subsidia un 31% del precio del gas que pagan los hogares. El objetivo era bajar esa proporción al 23% desde octubre. Pero en el Gobierno asumen que eso será complicado, ya que además de quitarle subvenciones a los hogares habrá que realizar alguna corrección por la devaluación y la inflación.

"Nuestro objetivo es que lo que paguen por la energía (luz, gas nafta) pese cada vez menos en el bolsillo de los argentinos. En el corto plazo, seguimos discutiendo la coyuntura, pero tenemos la oportunidad y la vamos a aprovechar, porque estoy seguro que los argentinos, los empresarios y los sindicalistas podemos hacerlo", esbozó Iguacel ayer.

Pese a que se utiliza gas en la generación eléctrica, el costo de la luz no subió tanto. "El precio monómico de la energía, que perfilaba alto en 2018, se aplanó en abril y mayo", destaca Juan Bosch, presidente de Saesa.

La situación que asoma más problemática es la del gas. En el sector creen que lo más probable es que el Estado no baje los subsidios, como estaba planeado, y quizás hasta los incremente para que la demanda no pague todo el costo de la devaluación.