El peronismo va en coche al muere y arriesga el 2017
En una reunión cumbre deben elegir si la lista única será Gioja/Scioli o Scioli/Gioja.
LOS PERONISTAS VAN EN COCHE AL MUERE • MAÑANA REUNION DE LA CUMBRE PJ PARA DECIDIR LISTA ÚNICA GIOJA/SCIOLI O SCIOLI/GIOJA • SI FRACASAN, SE VIENE LA INTERVENCIÓN • SIN EL PARTIDO EL PERONISMO ESTALLA EN PEDAZOS Y SE DESARMA PARA LA ELECCIÓN CLAVE DE 2017 •
El peronismo va en coche al muere, y el gobierno puede llegar a festejar el estallido por los aires del partido de oposición. La cúpula saliente que animan Eduardo Fellner y Gildo Insfrán han convocado para mañana a los caciques del PJ de todo el país, entre quienes hay varios gobernadores, para la última pulseada para que el viernes 8, fecha del cierre de candidaturas de autoridades, haya una lista única. Buscan evitar una confrontación para la que dicen no hay plata ni padrones, y que puede precipitar lo que quiere el gobierno y todas las ramas disidentes del partido, que la jueza María Servini de Cubría intervenga el partido y lo termine de congelar. Si esto ocurre, el gobierno ganará varias casillas en su pelea principal, que no es con buitres ni con los indicadores de la economía; es la elección legislativa del año que viene que tiene que ganar para darle sobrevida al proyecto con un escenario de reelección para Mauricio Macri en 2019.
Una intervención del PJ terminará de romper al partido en varios pedazos y la división, que hoy se percibe en el nivel nacional con las mesas de acuerdo con gobernadores y las votaciones anti cerrojo en el Congreso, bajará a las provincias y fragmentará - sin una consigna nacional - a los PJ locales. Así, la liga Cambiemos tendrá la chance de disputar con la marca contra varias listas peronista locales y mejorar el resultado de esa elección. El peronismo tiene hoy entre 13 y 15 provincias que, si se mantienen en la unidad, pueden intentar mostrar en 2017 que saca más votos legislativos que Cambiemos. Si esa unidad se quiebra en las provincias, Cambiemos podrá mostrar números airosos que muestren que hay futuro.
La reunión de mañana arranca con un plomo en el ala porque habrá ausencia de algunos dirigentes, entre ellos el principal cacique del cristinismo, Jorge Capitanich, que este fin de semana anunció su salida de la conducción del PJ del Chaco para dejarle el lugar a Domingo Peppo, quien le sucedió en la gobernación. El intendente de Resistencia dio a conocer una larga carta en la que dice que el partido no está en condiciones de ir a una elección porque " es imposible la realización de elecciones internas por varias razones: a) por la complejidad de la organización y fiscalización del acto electoral para más de 3,5 millones de afiliados , b) por la estructura de costos y las erogaciones que esto insumiría en un contexto de más de 100.000 despidos promovidos por este gobierno, c) por las exigencias en el cumplimiento de requisitos formales y sustanciales que promueve barreras de entrada a la competencia electoral interna, d) por las dificultades para obtener un padrón representativo, transparente que incorpore genuinamente a todos los afiliados que desean participar en este proceso electoral. "
Con esta frase parece dar el último empujón a alguna forma de unidad, que hasta ahora no ha logrado promover. Su idea es que la lista única debe llevarlo a Daniel Scioli a la cabeza porque, dice, tiene el discurso más coherente y los votos de su última candidatura presidencial. La dupla Fellner-Insfrán insiste en una mesa que conduzca José Luis Gioja, agita ese juguete rabioso que es Guillermo Moreno para amenazar con sentarlo a la mesa como emblema del cristinismo más rabioso - una manera de llamar a los cristinistas mansos -, y ha logrado que Scioli acepte sentarse en esa mesa también como vice. Capitanich cree que es un error y, me dijo ayer, una "irresponsabilidad" de Scioli si acepta eso. Parece un ultimátum del "Coqui" chaqueño en un llamado a la ruptura, a través de una intervención - término que elude en su larga carta - o de una división del partido. Esto lo sugiere cuando dice: "Y si no es posible lograr la unidad de concepción, entonces, será el momento de mirarnos a los ojos para emprender nuevos caminos que nos permita plasmar nuestros ideales". A la reunión de mañana ha prometido ir Scioli, quien cree que el arbitraje final será entre dos tickets: Gioja-Scioli o Scioli-Gioja. Por lo menos es lo que han negociado sus delegados, es decir Alberto Pérez y Mauricio Mazzón. De paso, algo pasa en La Ñata, porque volvió el Futsal, ayer con la visita de Platense (Ver foto) y todas sus divisiones para encuentros amistosos. Hay un cambio de piel.
Ninguno de los protagonistas de esta trama come vidrio, y lo que dicen o hacen tiene una estrategia detrás. Gioja, que le reconozcan su seniority en el peronismo como el dirigente más respetado y que puede ser el jefe de la banda que negocie con el gobierno - eso es plata; Scioli busca mantener en función piloto su peso en el peronismo para preservar su principal activo, que es ser el mejor candidato que pueda tener el peronismo para cualquier elección. Estar en una segunda línea de la conducción lo aparta de la visibilidad y lo protege; ser el mejor candidato lo convierte en blanco necesario y fatal de oficialistas y opositores (ayer lo atendió mal Juan Manujel Urtubey, quien lo descalificó por "perdedor"). Tommy Dorsey pedía de un buen baterista que no se oiga, sino que se sienta; algo así tiene que ser Scioli hasta el año que viene, cuando ser buen candidato cotice en bolsa. Moreno, un activista sin brújula, ejerce porteñismo político con estridencias que sólo se hacen en la jurisdicción que termina en la General Paz; Capitanich pelea la conducción del peronismo de cuño cristinista que busca, con más esperanza que experiencia, convertir a un partido conservador en una expresión de izquierda, casi una contradicción en los términos. Para eso no le sirve ser intendente en un partido que es un club de gobernadores. Más le convendría asumir la banca de senador nacional suplente que ganó en 2013 o, como me ha dicho que está pensando, ser candidato a diputado nacional por el Chaco en 2917 y rehacer su vida.
El proyecto de Gioja conducción se jugará en la cumbre de mañana; la decidirá la concurrencia. Bastará con mirar el padrón de asistentes para concluir si hay unidad en serio, con cristinistas adentro - quedaron ya afuera de la junta electoral que maneja el declinante Hugo Curto -, si hay unidad a medias con Gioja devaluado, o si la dispersión abre el camino a la intervención. Pocos creen que esto no ocurra y se hacen eco de negociaciones entre sectores del oficialismo partidario y del intervencionismo, como la que tuvieron en la semana que pasó Insfrán (presidente del Congreso) con el disidente Ramón Puerta, hoy un massista dentro del gobierno Macri. Hablaron en el hotel de las conspiraciones del club de los gobernadores de la calle Carlos Pellegrini de la Capital, de todos los escenarios. El más amplio sería una unidad que atrajese aún a los que se fueron del PJ como Sergio Massa y José Manuel de la Sota. Para este escenario, como para la intervención, el consenso de todos está para que sea Miguel Pichetto, un representante del peronismo elástico, que trabaja para ese cargo con jueces del fueron electoral. Le compite a Gioja en el rol de negociador del peronismo con el nuevo gobierno, algo que soñó por una hora ser Massa.
La intervención del partido es tema habitual de la charla entre los jueces electorales, que se ríen de la frase que me dijo la semana anterior Capitanich: "No sé quién va a ser más independiente del gobierno, si Gioja o la jueza Servini". La opción Servini es la que sostiene el gobierno, y por eso la hizo designar como subrogante del fuero en la provincia de Buenos Aires, con lo cual domina las elecciones en la Nación, la Capital y Buenos Aires. El nombre del interventor lo negociará la justicia con la casa de gobierno, con lo cual Macri lograría más de lo que soñó: ya ha domesticado a los gobernadores, que se entretienen con las promesas de Rogelio Frigerio que nunca llegan - pregúntenle si no, a Juan Manuel Urtubey, a quien Insfrán llama "el gobernador de Cambiemos" y a quien Capitanich le atribuye haber creado un nuevo partido, el "oficialismo" -; logró un voto apabullante para la ley anti cerrojo, y ahora se puede colgar del ojal el escudito peronismo. Nunca menos. También fogonean la intervención Eduardo Duhalde, que ha impugnado el último congreso que convocó a estas elecciones en un trámite que se agregó al expediente que está en la Cámara Nacional Electoral desde antes de las últimas elecciones. Si ese congreso se cae, se cae la convocatoria y aparece Servini. Otro que empuja en el mismo rumbo es Luis Barrionuevo, quien hizo una presentación con el argumento de que la actual conducción del consejo es ilegítima y que sus miembros están incursos en el delito de presunta usurpación. Pide que se tramite en el fuero penal y si eso avanza una casilla más, también acelera la intervención.
Si la intervención avanza habrá otra prueba de que el peronismo no tiene una conducción que defina una estrategia para el conjunto. Y cuando en política no la hay, te gana el adversario. Tan fragmentada está la cúpula que no puede aprovechar que sacó casi el 38% de los votos en la primera vuelta ganándole la elección legislativa a Cambiemos. Ante eso no es desatinada la idea del ex presidente Puerta, quien le dijo a Insfrán que él está a favor de una reorganización del partido de abajo hacia arriba, que las 24 provincias elijan a 24 jefes y que recién después, hacia 2017-20189, busque un jefe partidario. ¿Y Cristina? se preguntan todos. Ella nunca pudo conducir el partido y por eso no habla mucho de esa inquina. A un ex ministro que está fuera del país desde el 10 de diciembre quiso atraerlo al armado de un espacio nuevo, pero no logró moverlo de su actual destino. A otro, que está dentro de la pelea - bueno, lo digo, es Capitanich - le mostró su rechazo al proyecto anti buitre, pero agregó algo sobre el partido. Ella cree que hoy ningún partido no expresa a la opinión pública y que hay que buscar otros mecanismos de representación. Eso se agrava cuando hay dirigentes que no cambian o no se adaptan al nuevo tiempo, o que no dejan sus cargos.
Con los actuales es difícil, dice en sus charlas telefónicas con el Norte, que pueda hacerse una oposición efectiva al gobierno. En esto se entiende bien con Capitanich, que dice que el reproche que le hace a sus compañeros por no asumirse como oposición lo hace también como protección al oficialismo. "Si cae la confianza en el gobierno - me dijo hoy - sabemos lo que viene después; viene el 'que se vayan todos' y eso puede derrumbar al sistema. Lo más grave de lo que hacen algunos dirigentes de mi partido es que atentan contra el equilibrio institucional, que necesita de oficialismo y de oposición". En el documento de ayer lo explica así: "La gobernabilidad política no se garantiza cediendo ante la extorsión del gobierno. Nuestra historia demuestra la existencia de una tensión política: gobernabilidad y calidad institucional. En muchas oportunidades el sistema político privilegió la gobernabilidad en aras de la calidad institucional produciendo un resquebrajamiento en el sistema institucional." Capitanich es hombre de libros y dictámenes; esos párrafos son seguramente parte del libro que está escribiendo y que promete para fin de año. Está dedicado a teorizar sobre una nueva etapa de la democracia que ve lesionada en los países emergentes y también en los desarrollados. En éstos, por el avance de lo que llama la "corporcacia"; en aquellos por el autoritarismo de países como China e India, que tienen clausurado su futuro de cambio por las restricciones a la libertad.
La vidriera dio para algunos encuentros notables, el más estridente la fiesta del empresario y ex insurgente Mario Montoto en el campo de Polo para festejar los 10 años de su firma Taeda. Llevó gente de todos los palos con el llamador de ser contratista de varios gobiernos y con la promesa de algunas extravagancias, como darle un premio al Papa Francisco, que está vivo, y a dos muertos, Nelson Mandela y Shimon Peres (será porque ha plantado cámaras en todos lados). Compartió esa fiesta con Daniel Scioli, Alberto Pérez, Gustavo Marangoni, Aldo Rico, Martín Ocampo, Adrián Werthein, Daniel Haddad, Jorge Asís, Alejandro Colla, Eugenio Burzaco, Martín Cabrales, Diego Santilli, Marcela Tinayre, Marcos Gastaldi, los jueces Claudio Bonadío y Ariel Lijo, que no pudieron hacer justicia para separar al nuevo responsable de la oficina anti lavado del gobierno, el abogado Juan Félix Marteau - que antes fue funcionario del kirchnerismo -cuando se trenzó a las piñas con un abogado, mientras estallaban en el cielo los fuegos artificiales; parecía la batalla de San Lorenzo. La lucha es cruel y mucha.
Ese mismo jueves, con menos estridencia, la peña Cafiero que anima Ginés González García escuchó las explicaciones sobre la mareandina de los sindicalistas sobre la unidad de las cegetés de boca de Juan Carlos Schmidt (el mismo que te draga y te baliza). El ex ministro de Salud de Cafiero, Duhalde y Kirchner, seguramente el sanitarista más importante de plaza, dedicó parte de la sobremesa a criticar la forma como enfrenta el gobierno la campaña contra el dengue. Se dijo indignado con ese rumbo, en estos términos: "Suspendieron todas las campañas de fumigación que, como cualquiera sabe, usando insecticidas apropiados, sirven no sólo para el mosquito si no para las larvas. Encima les echan la culpa a los ciudadanos diciendo que hay que descacharrar suspendiendo las fumigaciones que se hicieron siempre. Ahora dicen que van a anular el programa de control del dengue, pasándoselo a las provincias. Lo mismo - se quejó Ginés - hicieron las dictaduras militares con las estructuras regionales que significaron una decadencia y un paso de responsabilidades sin dinero a las provincias".
Más lejos de Buenos Aires, un lote de políticos y empresarios se constituyó en la bodega mendocina Fournier, del español José Manuel Ortega, para entregarse el sábado a una orgía de los sentidos, con música y cocina. Gozaron de la gastronomía de tres chefs del restaurante Cecils de Harlem que se lucieron con un plato principal de una trucha en escamas con una base de salsa de jalapeño y crema. Hubo más de cien invitados, entre ellos, el gobernador radical Alfredo Cornejo, jefe de los diputados Emilio Monzó, el embajador Noah Mamet, "Pilo" Bordón (hoy en la representación ante Chile) el senador por Salta Juan Carlos Romero, también productor de finos caldos, el diputado al Parlasur por Cambiemos de ese distrito, Gabriel Fidel, los oculistas Robert y Roger Zaldívar, los ministros locales Enrique Vaquié y Jaime Correas (además de titular de Educación, notable escritor) y decenas más de invitados que se entretuvieron además con presencias musicales sobresaliente como las de la Minton´s Jazz band y de Verónica Cangemi, estrella internacional del canto lírico.