El Pampa y Los Amarillos
La adaptable resignación hacia el poder establecido.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
para JorgeAsísDigital
¡Mentiras, nada cambió!
La adaptable resignación hacia el poder establecido es bastante similar a la que se registraba entre 2003 y 2008.
Cuando mansamente se aceptaba que para construir, para ligar obras, había que acercarse a Lázaro Báez, El Resucitado. O por lo menos no había que combatirlo. Contaba con el respaldo moral de Néstor Kirchner, El Furia. La reversible Cámara de la Construcción se ponía enteramente al servicio.
Para cartelizar y mojar la medialuna había que estar adentro del cartel. No impugnar ni cuestionar, para inscribirse en la fiesta. Rendirle pleitesía a Julio De Vido, o reverenciar a sus representantes menores. Claudio Uberti, José López, el tal Baratta o el contador Galera.
Entre los empresarios se percibe hoy la persistente tendencia hacia la aceptación, aunque con un gesto sobrador de superioridad. Con la certeza de saber que alguna venta resonante, o la transacción millonaria que impacta, oculta la realidad del encubrimiento. La extensión del dominio, constancia perenne del poderoso.
Los comentarios se sostienen por lo bajo: "Compró Mengano, para Los Amarillos".
O tal vez: "La empresa es siempre del mismo, no te confundas".
Más que a una tragedia capitalista, se asiste al dilema cultural.
La desconfianza complementa la sagacidad del rumor. Las riesgosas operaciones que se registran carecen infortunadamente de credibilidad. En silencio se toleran los cambios de titularidades. Las transferencias ficticias. Para que todo siga efectivamente igual.
La malicia verbal
"Sé que dicen por ahí que no creen que compramos la constructora", confirma la Garganta.
La credibilidad nunca se conquista a través de comunicados de prensa.
"Se van a convencer con los hechos. En cuanto comencemos a funcionar".
A Ángelo Calcaterra, el primo pudoroso, le costaba convencer al semejante que había comprado la constructora IECSA. En 2007, al tío Franco.
Tampoco se le cree entonces a Marcelo Mindlin, El Pampa, que justamente le haya comprado IECSA a Calcaterra.
Que El Pampa se impuso a los chinos de Gezhouba. Los comunistas del capitalismo salvaje iban a encargarse de elevar las dos represas imposibles del sur, Condor Cliff y La Barrancosa, ya de nombre cambiado. Junto a los cordobeses de Electroingeniería, socios en retroceso de El Pampa, en la distribuidora Transener, oportunamente tratada en miniserie del portal.
El escepticismo del empresario anónimo certifica que se trata de una fábula. Un acting. Lo inspira la información confidencial, que suele confundirse con el pescado podrido.
Lo destacable es que, en la práctica, sin que se caigan los anillos ni los honores, el empresariado nacional acepta que IECSA, en todo caso, siga en poder de Los Amarillos. Ámbito afectivamente presidencial.
"Una empresa constructora vale, Rocamora, sólo por las obras que tiene en carpeta", clarifica la Garganta.
En la materia, IECSA tiene fondos comerciales para persuadir al más incrédulo. Cuenta por ejemplo con el clásico Soterramiento del Sarmiento. Obra prioritaria que se comparte con la controlada Ghella, italiana, de la casa, y la incendiaria Odebrecht, hoy convertida en la mancha venenosa por culpa del Lava Jato. Epidemia que degrada al continente de Brasil. Y congela la proyección del agigantado país Brics, que trataba de igual a igual a la emergencia de Rusia, China, India y Sudáfrica. Para decepción póstuma de Stefan Zweigh, hoy Brasil pelea el descenso.
La pesada desconfianza al respecto no es producto del periodismo incisivo, condescendiente con algunas excepciones (como ocurría antes con Kirchner).
Tampoco es el producto de las lenguas viperinas de los vocacionales que funden la imaginación con la realidad.
Son empresarios de primer nivel, sindicalistas veloces, financistas que ven debajo de los puentes, los que, en una muestra severa de admiración, divulgan confidencialmente que, para continuar tranquilo con sus negocios Pampa (Edenor, Petrobrás, Transener), El Pampa tenía que salvarlo a Calcaterra. O sea al Primer Amarillo. Para hacerse cosmetológicamente cargo de la redituable IECSA, constructora del comisario. Y de la relación de escaso prestigio con los brasileños perseguidos. Los que impulsados por el paisano Youssef, y por Marcelo Odebrecht, concedieron en participar del torneo de delaciones. La alcahuetería premiada.
Nada entonces puede hacer El Pampa contra la malicia verbal del rumor que se extiende. Aunque se prodigue en la información que lo legitima, y consolida la compra.
Ya le cambiaron el nombre a IECSA y ahora se llama SADEC. Se proponen también trasladar la sede central de SADEC, a cargo ya del hermano Damián, El Pampa II. Desde Puerto Madero al Edificio Pampa, situado en el desastroso micro-centro que Rodríguez Larreta, Geniol, que castiga cotidianamente.
El dilema de los hombres fuertes
El Pampa es de los pocos empresarios fuertes, el gran triunfador de la hora. Pero no logra evitar que a sus espaldas, en el mejor de los casos, lo traten como un delegado. O como un luminoso Palo Blanco. Inteligente emprendedor que, para continuar en paz con sus múltiples negocios, debe poner la cara y la trayectoria para encubrir la operatoria. Para que Los Amarillos lo dejen ser, sin ir más lejos, un grande. Un fuerte. Sin que deba asumir las turbulencias de los otros grandes fuertemente sentenciados. A quienes Los Amarillos se las tienen, según nuestras fuentes, jurada. Y les aseguran el ritmo de la fría hostilidad.
Como al gravitante banquero, al que El Primer Amarillo, simplemente, no lo quiere ver ni cerca.
No es su amigo, muy poco le interesa su proyección. Aunque alguna vez intentó, según nuestras fuentes, que fuera el sponsor principal.
Los Amarillos extienden el secreto a voces de su pendiente condena.
Sin embargo desconocen, según nuestras fuentes, al cierre del despacho, de qué manera entrarle.
En el fondo, por ser tan fuerte, al banquero le temen. Pero simulan el temor.
Otro fuerte es el riquísimo propietario del laboratorio con magnitud internacional. Hoy soporta, con más decepción que tristeza, la ofensiva desatada de la cadena amarilla de farmacias, blindada por Luz de Mis Ojos I.
Fuentes inapelables indican que, como consecuencia de la ofensiva, desmoronaron al preparado titular del PAMI. Lo retiran del esquema de poder para incitarlo a pelear por una banca de Concejal en el condado de Almirante Brown.
Incluso, sin mencionar el apellido del mercader de los medicamentos, la señora Elisa Carrió, protectora de la sociedad y de la república, aludió al empresario. Para vincularlo con el negocio menos honorable, que produjo tres crímenes expresionistas, y el armado de un show gravemente espectacular, para repatriar al preso protegido por la DEA, Agencia de Regulación, en uno de los papelones memorables del Tercer Gobierno Radical.
El otro hostigado por Los Amarillos es el empresario legendario que le produce, al Primer Amarillo, un drama románticamente existencial. Complementario de los avatares psicológicos de clase C.
Primero, porque el empresario de referencia supo ayudar, con generosidad espiritual, para que Los Amarillos lleguen al punto máximo del poder institucional.
"Pero el hombre tiene que entender que aquí las cosas cambiaron, que ya no se puede arreglar todo como se arreglaba antes".
Declaración que se le atribuye al Primer Amarillo, o tal vez al Encargado de Área de Transporte, en la Argentina SOCMA.
Dos cruzados amarillos. En adelante, de ellos sólo emana agua bendita.
"Arreglar como antes" es la manera de aludir a la forma cuestionable.
"Como se arregló con Duhalde y después con Kirchner".
Desde el Área de Transporte se lanzan emocionados a la faena de hostigarlo. Por licitación se busca ansiosamente la consultora ideal que los ayude a encontrar la manera menos costosa de entrarle. Para quitarlo del medio con un rescate. Despreocupándose, olímpicamente, de los aportes espirituales para la cercana campaña. Y de la obvia equiparación del empresario hostigado con la imagen tiernamente represiva del padre. Brota, aquí, el aspecto psicológico que conmueve en Barrio Parque.
Téngase siempre presente lo que significa el Papito para el tinglado temperamental de Los Amarillos que llegaron para transformar positivamente la realidad.
Selectiva pluralidad
Los Amarillos mantienen un problema irresuelto con los ricos. Poderosos profesionales de la iniciativa privada que deberían jugarse más. Y despedir menos.
Con Los Amarillos se encuentran plenamente radiantes los beneficiarios de La Argentina Neo Pastoril (a los que tienen los campos inundados, les queda apenas el recurso de la oración, del recogimiento).
El cambio de metal, el viraje abrupto desde la plata hacia el bronce, como la cruzada del agua bendita en pos de la transparencia, no alcanza para convencer a muchos empresarios. Ricos que ni muestran siquiera signos de perplejidad.
"¡Es mentira, nada cambia!".
Pasa que los escépticos informados les tienen contadas las costillas a Los Amarillos. En especial a los expertos en el arte de licitar. Los que comunican las licitaciones por internet, sólo cuando cuentan con el sobre previamente seleccionado del ganador.
Debe valorarse, innegablemente, también el cambio de clima.
Se disfruta de la reconfortante libertad de prensa. De la proliferación de medios de comunicación que suelen promoverse enfáticamente como plurales.
Pero son singulares. Con las excepciones perdonables que justifican la frontal parcialidad.
Concluye el despacho con Los Amarillos audaces que visitaron al propietario del canal de cable. Dueño, así mismo, de emisoras radiales penetrantes en distritos fundamentales.
Fueron para tentarlo con una propuesta y decirle.
"Por plata no hay problema, usted sólo tiene que poner el número".
Lo que le pedían, a cambio, era manejarle la línea editorial. Con selectiva pluralidad.
"Gracias, pero el dinero no me hace falta", respondió el sobreviviente de la comunicación. Para agregar:
"Tengo de sobra, puedo hasta prestarles. Mejor busquen a otro que esté en dificultades. Por suerte para ustedes, abundan".