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Davos, Nueva York, Merlo

Daniel, Mauricio y Sergio, segunda época (II): Mauricio y los mormones de Utah-Santa Fe. Daniel emerge como lo más serio del cristinismo.

Por Oberdán Rocamora

Con dos peronistas fuertemente instalados, como Daniel Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol I, y Sergio Massa, Aire y Sol II, Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, tiene que pescar con la media red por afuera del peronismo. Es de manual. Entre el oleaje progresista, donde -para colmo- no puede hacer pie. Le sacan la bolilla negra.

Situación grotesca se produce cuando Mauricio muestra, en público, que quiere ser progresista pero no lo dejan.

Conste que Mauricio venía de Davos, donde está situada la Montaña Mágica de Thomas Mann. Es el centro de esquí del capitalismo universal. El Niño acertó en ir a sacarse la foto, a los efectos de avanzar un casillero y dormirlos, en simultáneo, a Daniel y a Sergio, los otros protagonistas de la miniserie.
En Davos, Mauricio comprobó, sin derecho al asombro, que interesaba infinitamente más Perú que la extraviada Argentina. Paralizada entre demencias narrativas y alucinaciones relativamente revolucionarias.

Estética de (centro) derecha

El macricaputismo, a esta altura, no tiene otra alternativa que crecer por su cuenta. Y asumir su estética de (centro) derecha. Circunstancia que refleja una anacrónica desgracia en el país a contramano. Aquí la mayor parte de los dirigentes prefieren imaginarse, por las dudas, al menos para que los tengan en cuenta, que son progresistas. Casi de izquierda. Nada reaccionarios. Creen que quedan más presentables en sociedad.

Pasa que la derecha, por motivos multiplicados, perdió la partida en la Argentina. La razón de fondo es, en definitiva, cultural. Por haberse estrellado con la semántica de la Dictadura Militar.

Para ser tratado como un cuadro respetable, ya ni siquiera hay que decir que se tiende hacia la apertura de la economía (eso suena a neoliberalismo). Ni se activa por la creación de una atmósfera permanente de inversiones (eso despierta el trauma noventista que huele a la temible dupla Menem-Cavallo, y sobre todo a la fascinación frívola por ingresar sin visa a los Estados Unidos).

Tampoco suele ser aconsejable manifestarse abiertamente por la pertenencia estratégica al universo occidental (eso apela a una antigualla que evoca sin melancolía al peor de los Di Tella y la carnalidad ideológica). Menos aún debe pregonarse la superada teoría de la "reconciliación nacional". Es el otro rubro ausente que no ingresa en ningún discurso. Huele a preferencia por la impunidad.

Mormones de Utah. Santa Fe

A través de la identidad PRO -expresión institucional del macricaputismo- Mauricio curte la receta trillada, reconocida como Tercera Vía.

La inocencia teórica alude a la distancia simultánea de su fuerza -el PRO- con el peronismo (que ya tiene sus candidatos y de sobra). Y con el radicalismo (que con dolor no lo acepta).

En su momento, el cuento genial de la Tercera Vía lo inspiró a Francisco Manrique, El Paco, máximo encantador de turistas brasileñas en Punta del Este.

Conste que El Paco hasta tuvo la osadía de plantearle al general Perón que era preferible discutir los problemas de la Argentina sin ir a elecciones. Mejor era discutir sentados ante una mesa televisada (aquí Perón respondió con una boutade inolvidable).

Pero ocurre que en la Argentina el "no peronismo" ya está muy peronizado. Y que los antiperonistas padecen, en conjunto, la peronización súbita de sus posiciones.

Las personas se imponen sobre los partidos, que en la práctica casi no registran existencia. Con la excepción de la secta religiosamente socialista que se apoderó del Utah de Santa Fe.

Pese a los cuadros partidarios que parecían aceptarlo, como Cleto Cobos, El No Positivo; Oscar Aguad, El Radical Presentable; Nosiglia El Coti o la señora Carrió, La Demoledora; fueron los pudorosos socialistas mormones de Utah quienes le estamparon a Macri la tarjeta roja. Demasiado pecador.
Fue reticente don Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, que nada tiene en común con Mauricio. O la señora Stolbizer, Correligionaria de Barrio.

O Fernando Solanas, El Eterno Dirigente Universitario. Después de mojar la medialuna en el Senado (impulsado por Carrió), Solanas prosigue la inveterada costumbre cultural de distanciarse de La Demoledora. Como si fuera un Macaluse de colección privada, otro Raimondi pasajero, un Cavancich "filósofo", o Adriancito Pérez, El Belmondo Pobre, o la señora Ocaña. Casuística que muestra que Carrió es la política ideal para llegar, mojar y alejarse.

Los radicales diversificados en el mosaico roto y los socialistas mormones del aparato se desconfían y denigran por lo bajo, pero felizmente aprendieron con sensatez a convivir entre los pliegues de Utah-Santa Fe.

Para ansiedad compartida de los peronizados radicales Cobos y Sanz, la candidatura presidencial ya parece caerle servida al Padre Binner. Lo cual garantiza, según nuestra evaluación, la gestación de otro proyecto alternativo que signe la imposibilidad del consenso.

Nadie imagina la rebeldía natural de Carrió enrolada detrás de la parsimonia de Binner.
Y entre Carrió y Macri, mil veces Binner prefiere, según nuestras fuentes, a Macri. Ampliaremos.

El vendedor de enciclopedias

En el peronismo, que es bastante más entretenido, avanzaron sendos casilleros los dos Aires y Soles.
El I, Scioli, avanzó en Nueva York. Y el II, Massa, en Merlo.

Como un capacitado vendedor de enciclopedias a crédito, Scioli se fue a defender, en el escenario estadounidense, los atributos del desgobierno de La Doctora. Como si no existiera Internet, el líder de la Línea Aire y Sol pidió valientemente inversiones en sus enciclopedias, y se extendió en Nueva York de las ventajas de la enciclopedia cristinista para que sus palabras fueran escuchadas, sobre todo, en el interior del cristinismo a la deriva que se sostiene apenas por la pericia pedalera del señor Fábrega, el último sensato que persiste al borde de la locura.

En el cristinismo más salvaje se comienza a comprender, según nuestras fuentes, que Scioli "es de lo mejorcito que tienen en la estantería". Con otras palabras lo sostiene, por ejemplo -aparte del trascendental Cristóbal López-, el recuperado gobernador Gioja.

De todos modos no está para nada mal que aparezcan otras alternativas para desafiarlo a Aire y Sol I. Con la venia implícita de La Doctora y de Máximo, En el Nombre del Hijo.

Es el caso, sin ir más lejos, de Sergio Urribarri, el Padre del Marcador. Desde Entre Ríos, Urribarri amaga con ser presidente para ser tenido en cuenta, al menos, como vice. Vieja lección que solía dar un peronista académico como el chaqueño don Deolindo Bittel, de quien poco y nada aprendió Capitanich, El Premier de la Decepción.

El otro enigma lo representa Domínguez, El Lindo Julián. Amaga también para la presidencia para mojar la medialuna de la gobernación de la provincia inviable.

Final con Merlo

Por su parte Aire y Sol II, Sergio Massa, también prosigue con la agenda elemental que marca Aire y Sol I, Daniel Scioli.

En el caso de Sergio, se contagia con una escapada hacia la universidad de Georgetown. Pero anticipada por un paso rasante por Méjico, donde arma alguna reunión para legitimar la visita al cuñado futbolista. Y con alguna escala secreta, según nuestras fuentes, en el Paraguay de Cartes.

De todos modos el paso más interesante de la Franja de Massa se registró en Merlo. Fue con la incorporación, a La Franja, de Raúl Othacehé, El Vasco, minigobernador de Merlo.

Se trata de uno de los mini-gobernadores más pesados. Cuesta digerirlo con lentitud y naturalidad. No faltaron los dadores voluntarios de buenos consejos que le sugerían a Sergio que no anunciara públicamente la incorporación de Othacehé. Sobre todo por la deplorable prensa que El Vasco arrastra entre los sectores políticamente menos incorrectos de la sociedad.

Pero la fotografía audaz de Massa sonriente, junto a Othacehé, emerge como el máximo mensaje indicador.

Significa confirmar que Aire y Sol II "va por todo". Como corresponde a un preparado discípulo de La Doctora.

"Es una de las tres mujeres que lo impactó", confirma la Garganta.

La fotografía con El Vasco significa transmitir que "Massa banca".

Que el chico mantiene la suficiente espalda política como para asimilar los efectos impugnables de las cercanías más problemáticas.

Que se hace cargo del peronismo, en la práctica, sin beneficio de inventario.

Es el mensaje gráfico que Sergio les envía arteramente a los otros caudillos que aún dilatan la decisión de clavar la garrocha en sus territorios. Para saltar. Como El Vasco.