Confesiones del poliamor: "Tenía pareja pero también el deseo de tener sexo y relaciones afectivas con otras"
Se sentía "atrapada" en la monogamia y ahora mantiene una relación poliamorosa, es decir, varios vínculos sexuales y afectivos a la vez.
Durante muchos años Silvana, como la mayoría de nosotros, tuvo relaciones de pareja monogámicas. Pero hace unos cinco años, y mientras estaba de novia, empezó a distinguir con claridad un deseo que siempre había postergado: mantener relaciones sexuales y afectivas con otras personas, en simultáneo pero fuera de la lógica de "meter los cuernos".
Tenía 30 años y vivía en una sociedad regida por la "mononorma" (así se llama a la norma social que sostiene que la única forma legítima de relacionarse es la monogamia) cuando le planteó a quien era su novia la posibilidad de abrir la relación.
"Siempre que estaba en pareja me pasaba lo mismo: cuando la adrenalina del comienzo bajaba veía con claridad la atracción que yo sentía hacia otras personas. Pero estar de novia y que me gustaran otras personas se suponía que estaba mal, entonces ¿qué hacía? Anular esa atracción y ese deseo", cuenta a Infobae Silvana González, 35 años, misionera, actriz y empleada administrativa.
No era sólo un cuestionamiento a la exclusividad sexual y afectiva "sino a toda esa bolsa que trae la monogamia, una estructura relacional donde están naturalizados los celos, la posesión, la demanda y la propiedad: esta cosa de revisar el teléfono o pedir explicaciones de donde está, como si la otra persona fuera nuestra y necesitáramos encerrarla para no poner en peligro el vínculo".
Siempre, aunque estuviera enamorada y en una pareja estable, llegaba un punto en el que se sentía "atrapada" entre los derechos y obligaciones de la monogamia. El intento de abrir aquella relación no funcionó pero lo que abrió fue un nuevo mundo:
"Yo aceptaba el acuerdo de la monogamia porque, al parecer, no quedaba otra pero cuando me separé me hice cargo de que ya no quería seguir postergando mi deseo por no estar sola".
Silvana empezó a investigar sobre otras formas de vincularse y encontró que había un espectro de posibilidades. En el camino, conoció a Cecilia Figlioli y Juan Pablo D'Orto: una pareja que, después de haber mantenido durante seis años una relación "tradicional", había decidido abrirla.
Hoy ella, que es licenciada en Ciencias Políticas, tiene dos parejas. Él, que es analista de sistemas, tiene tres. Los tres juntos crearon una web llamada "Relaciones abiertas". "La diversidad de relaciones es amplia y amar a una sola persona no es la única forma de amar", se presentan.
Relaciones abiertas
Al contrario de la monogamia, donde las reglas vienen impuestas, la idea es que cada pareja pueda fundar su propio acuerdo y revisarlo cada vez que lo considere necesario.
Hay quienes deciden tener una "relación abierta en lo sexual" (se puede tener relaciones sexuales con otros en simultáneo pero sólo un "amor") y quienes deciden tener una "relación abierta en lo afectivo" (se puede mantener varias relaciones afectivas pero la sexualidad se reserva sólo para una persona).
El "Poliamor", en cambio, es la suma de las partes: "Es una apertura sexual y también afectiva donde uno puede enamorarse de una o más personas en simultáneo y tener un compromiso y una responsabilidad afectiva con todas esas personas", explica Silvana.
Desde entonces, se define como "poliamorosa" y ahora mantiene una relación de pareja con una mujer y las dos tienen otras relaciones en paralelo. Algunos de esos vínculos simultáneos son sólo sexuales, otros sexuales y afectivos. Ese es su acuerdo: no tienen obligación de contar ni dar detalles pero todas saben que pueden estar con otras personas y que "engancharse" no es un riesgo.
Como la idea de fondo es desarmar patrones, Silvana, sus parejas y muchas otras personas poliamorosas trabajan para darse seguridad incluso para la exploración sexual con otras personas.
"Es reconocer 'yo no voy a poder darte todo lo que te gusta o cumplir todas tus fantasías' porque tal vez a mí no me excita tanto lo que a vos sí. ¿Y entonces qué? ¿Mi pareja tiene que conformarse sólo con lo que me gusta a mí? ¿y yo tengo que hacer sólo lo que a ella le gusta y reprimirme el resto? Pedirle a una sola persona que colme todos nuestros deseos me resulta muy opresivo: si te estoy exigiendo que cumplas con todo lo que yo quiero o necesito tengo la presión de hacer lo mismo".
Las reglas
Pareciera que vale todo en el poliamor, pero hay reglas. "Yo creo que es fundamental no pretender que el otro sea una posesión. Después, que haya honestidad, comunicación y consentimiento. No existe esto de 'yo tengo una relación abierta pero mi novia no lo sabe'. Eso es infidelidad, cuernos, es ser desleal al acuerdo de la monogamia, eso no entra en el poliamor".
Tampoco es cierto que los poliamorosos son seres elevados que no sienten celos cuando su pareja está con otra: "La cuestión no es que vos no seas celoso sino qué hacés con esas inseguridades. Si le echás la culpa al otro o si te sentás a pensar por qué te sentís así. '¿Che, pero entonces dónde está mi autoestima, mi autovaloración? ¿Viene del otro o de mí?".
La inseguridad es el tema que más sale en las charlas que ofrecen los miembros de "Relaciones abiertas". "¿Y si me deja cuando conozca a otras personas?" es una pregunta frecuente.
"Cuando nos relacionamos de forma poliamorosa ya no está esa cosa de que el otro tiene que elegir si estar con vos o con la otra. El otro puede estar con las dos y está eligiendo estar con las dos. Entonces, el riesgo de separación es el mismo que puede suceder en cualquier tipo de vínculo". Ser "la oficial" o "el oficial", según las reglas de la monogamia, no es garantía de nada.
No es un proceso sencillo ni para cualquiera: "Es difícil porque hay que deconstruir cosas que tenemos muy arraigadas, por eso es importante preguntarse por qué uno quiere hacerlo. Si querés meterte en una relación poliamorosa para tener más sexo pero no hay un interés interno de desarmar patrones y de trabajar en la honestidad y en la comunicación, yo les diría que no lo hagan".
Por eso se ríe Silvana cuando le dicen que es "un viva la pepa" y que en el fondo lo que hay es falta de compromiso. "Cuestionar las normas, enfrentarte a tus inseguridades, tus formas de manipulación y de control, descubrir la dependencia emocional que tenemos con los otros o la falta de autoestima, eso requiere de muchísimo compromiso. Yo no digo que la monogamia no va y ésto sí, cada uno tiene que ver qué le resulta mejor. En mi caso, el poliamor me permitió ser más genuina conmigo misma".
¿Hijos? Silvana no tiene el deseo de ser madre pero muchas otras parejas de este estilo deciden tener niños (o incluir a los que ya tuvieron), criarlos entre todos y fundar lo que se conoce como "familias poliamorosas".
Lo llaman "crianza multiparental" y el desafío es trascender lo biológico: que no sólo los padres tengan derechos sobre el niño sino los que participan, como integrantes de la pareja, de su crianza.