Carrió abrió su puerta de hierro en capilla de la señora (turno para YPF)
* Por Ignacio Zuleta. La cúpula de la petrolera a examen en Capilla del Señor. Lilita fue informada de planes y batallas judiciales. Ocurre en momento de alza en encuestas que sorprende a propios.
Por Ignacio Zuleta
@IZuleta
En la trama fina de la política, celebran en Olivos la paz que siguió a la visita-taller que le hicieron a Elisa Carrió dos de los tres "ojos" de Mauricio, Marcos Peña y Mario Quintana. Fue hace el lunes pasado y desde entonces sobrevino una singular armonía en las conductas de los protagónicos. Coincide con un momento impensado de prestigio de la jefa de la Coalición: la última ola de encuestas la muestra con imagen en alza en todo el país. Un ejemplo de ese nuevo ciclo de relaciones, del cual nadie querrá hablar por ahora, es la misteriosa visita que le hizo el titular de YPF Miguel Gutiérrez a Lilita en su casa de Capilla del Señor. Lo acompañó el director financiero de la petrolera Daniel González. La diputada lo esperaba con su lugarteniente del alma, el ex diputado conservador de Mendoza Gustavo Gutiérrez, que viene de ser síndico de YPF. Esa visita la ordenó Olivos a partir de los planteos de Gutiérrez cuando ocupaba el cargo en la petrolera sobre la revisión de la gestión del anterior gobierno y específicamente los rescoldos de la polémica asociación con Repsol y el grupo Petersen-Eskenazi. Lilita quiso conciliar las relaciones de Gutiérrez con la empresa. Éste renunció al cargo de síndico por desentendimientos acerca de su posición revisionista y ahora integra, por la Coalición, un cargo en el Ene de Control de los Servicios Públicos de la CABA.
Hasta donde se sabe, fue una reunión superadora porque las explicaciones de González, que viene de la gestión Gallucio, satisficieron a los anfitriones. Es una trama abierta, porque esos rescoldos de la era K anidan hoy en juzgados de Nueva York, adonde un grupo de abogados expertos en litigios corporativos lleva adelante una demanda contra la Argentina. Los hace en nombre del fondo Burford Capital, que compró los derechos y acciones del juicio que habían iniciado dos empresas Petersen que tenían acciones de YPF en la era Repsol y que fueron a la quiebra al expropiarse a la compañía española. Este es un asunto global y delicado, un erizo jurídico. Lo prueba el hecho de que el asesor de juicios conflictivos del gobierno, Fabián Rodríguez Simón, pasase toda la semana en Nueva York relevando el estado de esas causas en los tribunales de Manhattan (hay dos más).
Mucha cháchara sobre la actuación de Mauricio Macri en la rutina de Mirtha Legrand. Pero se han omitido argumentos del presidente que conviene retener:
- Defendió a Ricardo Lorenzetti de las acusaciones de Elisa Carrió. Dijo que la Corte trabaja bien, que su relación con él es muy buena. Agregó que "no comparte" las denuncias de la diputada. Una respuesta resbaladiza, porque las denuncias no son cuestión de opinión. La justicia las prueba o no. Lo que da a entender esa respuesta es que no le gustan las denuncias.
- También defendió a Daniel Angelici, otra víctima de Carrió. "Es un amigo y es muy trabajador".
- Lo cocinó de manera definitiva a Sergio Massa. "Es muy difícil creerle". No es nueva esta opinión. Es un dictamen de los focus groups de su equipo de campaña que se remonta a 2013/2015.
- Defendió el proyecto de emergencia social, que vuelca los $ 30.000 millones en tres años a las "organizaciones populares" que dijo que crearán empleos dignos. Mencionó al Papa Francisco como inspirador de la llamada economía popular.
El resto del programa cumplió con el libreto esperado: defensa del gobierno, ataque a los gremios docentes, al anterior gobierno en la persona de Cristina de Kirchner, reclamos de transparencia en los casos pestilentes (Correo, Panama Papers, Avianca, etc.). Para quienes leen las entrelíneas: la animadora de la cena dijo en un momento "yo los apoye mucho a ustedes". Macri admitió: sí, nos apoyaron mucho.
Lo demás son minucias, como cuando no pudo decir con claridad en cuánto está la jubilación mínima. Un funcionario de esa jerarquía lleva siempre un cartoncito con esos números actualizados. Es responsabilidad de sus asistentes. En la casa de huéspedes de Olivos, Macri estuvo solo, acompañado de su mujer Juliana, y fuera de cámara por su secretario Iván Pavlovsky. Lo asistió un asesor, Rodrigo, que tomaba notas en un cuaderno y, en algunos momentos, escribía frases en una pizarra que mostraba, desde atrás de cámara, para uso del Presidente. En los cortes publicitarios, Macri se levantó de la mesa y salió al jardín con el argumento de que en comedor hacía mucho calor. Desde allí hizo varias llamadas por teléfono a funcionarios de su equipo para escuchar opiniones sobre la performance. En el balance, las dos partes festejaron. Mirtha Legrand cumplió con el público que le reclama preguntan punzantes. Macri las respondió pensando en el público que lo sigue y cuyo voto busca retener.
En la producción del programa reconocieron la liberalidad del equipo de Macri al no poner condición algún en cuanto al reportaje. Un experimentado hombre de la TV recordó ayer que cuando Telefé emitió un reportaje en mayo de 2009 a Cristina de Kirchner, que hizo la actriz Soledad Silveyra, la ex presidente pidió por adelantado el cuestionario. Impuso que la rutina fuera grabada y no en vivo, y exigieron ver el video en su versión final antes de que fuera emitido.
De acá al paro de la CGT del 6 de abril todo se va a centrar en la pulseada por el control del conflicto. Veamos los technicals de esta trama:
- El gobierno insiste en rechazar el fondo y la forma de los reclamos de los docentes. Sabe que enfrentarlos, como hace María Eugenia Vidal, desprestigia a la oposición ante el público que respalda Cambiemos, que es el único que le interesa al gobierno. Aprovecha la disputa por posiciones maximalistas que se disputan el liderazgo en el espacio opositor. Esa pelea favorece a los críticos más rabiosos del gobierno, que sabe que hace músculo y retiene apoyos en los sectores medios y moderados. El protagonismo del bedel Baradel, que cuida de manera atildada su imagen huachiturra porque fortalece el perfil ante sus seguidores, le suma votos en el minuto a minuto a sus adversarios. Ese maximalismo desplaza a los moderados de la oposición, que entienden que, si quieren acercarse a los sectores medios y moderados y disputarle allí los votos a Macri, deberían aparecer con consignas menos virulentas y con posiciones más sensatas o que abran camino a alguna solución.
- Cualquier observador experto de los conflictos docentes conoce el libreto por el cual transcurrirá. La consigna de los maestros de mejores salarios y condiciones tiene un gran prestigio. Sus manifestaciones tienen mucha adhesión, por eso los partidos de la oposición buscan acercarse a sus quejas. La oposición al radicalismo de los '80 acompañó la Marcha Blanca que recorrió el país en 1988 y que parió los liderazgos de toda una generación de sindicalistas peronistas como Mari Sánchez. La oposición a Carlos Menem, nutrida de radicales, entornó la Carpa Blanca, que se instaló en las puertas del Congreso porque ya en aquel tiempo, como ahora, los salarios docentes los pagaban las provincias. Era una protesta contra los gobernadores, la mayoría peronistas. Una de las primeras medidas del gobierno de Fernando de la Rúa fue levantar esa carpa. Le costó U$S 400 millones a la tesorería de José Luis Machinea, quien en poco tiempo se arrepintió de ese golpe a las finanzas, que alimentó la crisis que arrasó al gobierno de la Alianza.
- El peronismo llevó en los últimos 15 de gobierno - era Duhalde-Kirchner - la educación a otro round de nacionalización. La consigna de ese partido es que hay un proyecto nacional - que nunca muestra - que cuenta con un capítulo educativo. Eso le sirvió para capturar el control de fondos federales que debían ir a las provincias para atender los servicios educativos. Inventó la "paritaria nacional", una manera de controlar los aumentos en las provincias proveyendo un techo que sirviera al control de precios. En los hechos, la tasa de corte la impuso siempre la provincia de Buenos Aires. Como el distrito era rehén de la guerra de hostilidades de Olivos hacia Daniel Scioli, el sistema salarial terminó cautivo de la voluntad de poder. En el último tramo del ciclo kirchnerista, el gobierno nacional terminó imponiendo los límites por decreto porque el descontrol era imparable por influjo de la pelea electoral hacia adentro y hacia afuera del gobierno.
- Con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia se inició un nuevo ciclo de descentralización, algo que no les conviene a los sindicatos docentes, que temen perder poder si se les provincializan los conflictos. Eso los divide y debilita. Ahora piden la paritaria nacional docente, algo que los gobernadores le rogaron al gobierno nacional que no se convocase. Prefieren encapsular el debate en sus territorios sin ninguna influencia nacional que los obligue a subir los gastos. Es lo que tratan de explicarle en el gobierno a Vidal, que se ha visto tentada a pedir la paritaria nacional para escapar a la cacería Baradel. Le falta experiencia para entender que en este tipo de conflictos siempre gana la patronal. Por desgaste y porque tiene la herramienta del descuento de los días de paro, algo que aterroriza a cualquier trabajador, pero más a los estatales porque cuando se hace el descuento en la planilla ya no hay retorno, como podría ocurrir en una empresa privada con la sola firma de un gerente.
Algo de esto les explicaron los encuestadores Julio Aurelio y Hugo Hayme a los integrantes de la Comisión de Acción Política del PJ de Buenos Aires, que se reunió el martes en la sede de la calle Matheu. Les mostraron encuestas a dirigentes de todas las tribus de ese partido, y les aconsejaron centrar su acción política en la defensa de proyectos y no de personas. En otras palabras, que se despeguen de los liderazgos que pelea primacía en el distrito. Escucharon, entre otros, Fernando Espinosa, Alberto Pérez, Julián Domínguez, Wado de Pedro, Jorge Landau (apoderado) y unos pocos más. Esto quiere decir que se olviden del cristinismo como herramienta política. Es el drama de los moderados en cualquier situación (Macri a solas con Pichetto - Vía @clarineconomico - http://clar.in/2na9qft). Los números que mostraron le siguen dando las preferencias del público a la ex Presidente en la Tercera Sección Electoral, mientras que Massa resiste en la Primera y en la Quinta. Cambiemos se refuerza en el interior. Los asistentes a esa reunión retuvieron este dato: Cristina de Kirchner sube cuanto menos aparece en público. Un focus group hizo la experiencia de preguntar por preferencias de imagen y electorales, y dio números cercanos al 30% en el conurbano para ella. Cuando a los mismos consultados se les pasó un video con discursos de la ex presidente, reaccionaron de manera negativa. "- Otra vez ésa, que no vuelva", etc.
En la CGT, en donde hay expertos en huelgas, saben ya que, en este punto de la confrontación con el gobierno, las posiciones no tienen retorno. Ni el gobierno puede conceder lo que se le pide, ni los gremialistas pueden hacer nada por frenar la medida. Macri dijo en la noche del sábado que no está claro el motivo del paro. Prefirió, en realidad, no mencionarlo: la CGT pide un cambio de la política económica, como dice el documento que llevan los dirigentes a todas las reuniones*. Un imposible para el gobierno. Por eso los responsables de la medida bajan el tono. Luis Barrionuevo amortiguó los festejos por sus 75 años y lo que podría haber sido una algarada sindical de alto relieve se limitó, el sábado a la noche en Parque Norte, en una reunión de amigos y familiares en la que se notó apenas la presencia de Juan Carlos Acuña, además de los familiares Graciela y Dante Camaño. Acuña, que integra el triunvirato cegetista, admitió el lucro imposible del paro al decir este fin de semana: "El paro nacional no es contra nadie, es un desahogo". Casi surrealista.
Hacia adelante hay nubarrones en otro frente. Para el próximo sábado está convocado un plenario confederal de las organizaciones sociales que la semana pasada reclamaron que el gobierno ponga en funcionamiento las previsiones de la ley de emergencia social. Esa norma fue aprobada el año pasado por el Congreso por moción de la oposición y a con bendición del Para Francisco. Poco antes de la sanción, el pontífice había convocado a una cumbre mundial de organizaciones. Allí acudieron dirigentes argentinos y más de un enviado del gobierno, entre ellos el titular del bloque del Pro, le diputado Nicolás Massot, que informó a Olivos de lo visto y oído allá. En esa reunión Francisco desarrolló su pensamiento sobre la "economía popular", uno de los más originales capítulos de su doctrina pastoral que algunos llaman "teología popular", superadora de la teología de la liberación. Si alguien ha entendido esto es Macri, que admite el supuesto de que no hay cambio sin que asuma que el desempleo no es un error del sistema sino un componente esencial (Una síntesis en la nota de ayer de Daniel Fernández Canedo: La "economía popular" y el destino de los dólares suben a escena - Vía @clarineconomico - http://clar.in/2n9QYni). Superar sus efectos es un deber para que haya un cambio político, que Macri siempre pone a la cabeza de su programa. Cree en que hay una crisis de representación y que si fuerza logra objetivos con una mediación novedosa con el público que elude las rutinas clásicas de la política.
En esa cumbre Francisco dijo que el objetivo de los dirigentes sociales es "refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis". Esto no es nuevo, pero nunca había alcanzado este pensamiento tamañas alturas, casi celestiales (texto completo del discurso en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/november/documents/papa-francesco_20161105_movimenti-popolari.html). El piqueterismo argentino es la edad de piedra de este proceso, y se manifestó hace ya 20 años con las algaradas de Cutral Co contra la privatización de YPF. El piquetero como actor social superó desde entonces al jefe político, al cacique sindical, al comisario, al jefe narco, al maestro y al cura, en la representación del público. La consolidación llega dos décadas más tarde en una Argentina que sigue en crisis, desordenada, pero que tiene un Papa argentino que cree en ese liderazgo, y un presidente que cree estar en donde está porque algo distinto pasó en la representación. Esa creencia explica la pelea interna de Cambiemos entre virtualistas y timbreros (línea Durán Barba, para simplificar) y los territoriales, o sea los dirigentes de los partidos de la alianza y los jefes de los bloques legislativos.
En el confederal del sábado participarán sellos como la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) de Juan Grabois, Barrio de Pie y la Corriente Clasista y Combativa. Se han diferenciado de los sindicalistas docentes y de la CTT huelguista, pero tienen reclamos severos contra el gobierno porque no suelta los fondos comprometidos por la ley que elogió Macri ante Mirtha Legrand el sábado como inspirada en el pensamiento del Papa. La queja que hacía ayer es que el gobierno los escuchó la semana pasado y que les dieron ninguna razón por el no cumplimiento lo prometido en la ley. Según algunos dirigentes, el gobierno no tiene plata y no sabe qué hacer más que pisar la caja. Otros entienden que hay una estrategia fina del oficialismo de desgastarlos obligándolos a salir a la calle, o hacerlos aparecer como negociadores para limar su liderazgo, o en hacer promesas que incumplen para dejar en falsa escuadra a los negociadores y mejorar el perfil ante las elecciones. Una audacia esto de otorgarle tanta capacidad estratégica a un gobierno que la necesita en asuntos más graves. El gobierno tiene hasta el sábado para dar una solución a un sector que se había comprometido en la paz social hasta 2019, un activo importante para cualquier administración. Ese compromiso, además, mostró una novedad para el método criollo de gobernar: ofreció un programa a futuro para resolver ese frente, en un país en el cual se toman medidas hoy sin pensar en los años que vienen.
Estas percepciones se salen del libreto habitual en la política argentina, que vive otras rarezas como tener el primer presidente en un siglo de vida democrática (1916-2017) que no es peronista no radical. Entre esas primicias despuntan brechas generacionales. En la noche del miércoles, se reunieron dos puntas de la historia. En la Casa de Galicia de la calle San José, barrio de Monserrat, más de 200 ex legisladores cenaron con Eduardo Duhalde y Eduardo Menem en la mesa principal. Los acompañaron estrellas de ayer y de siempre como los ex senadores Augusto Alasino, Ricardo Branda, Héctor Maya y Liliana Gurdulich. Había radicales como Ricardo Marcos, conservadores como Carlos Balter, Gustavo Gutiérrez, Alberto Allende Iriarte, Ricardo Balestra. Ricardo López Murphy, Cristina Guzmán, Mariano Gerván, peronistas como Daniel Basile, Teodoro Funes, Néstor Perl, Marina Cassese, Inés Pérez Suárez o Luis Uriondo. Los más jóvenes, y en actividad, eran Julio Raffo y Jorge Enríquez.
El motivo era sumarse a la cultura del encuentro que arrolla a los políticos y que se demostró en el cumpleaños de Luis Barrionuevo (quien, de paso, ya hizo las paces telefónicas con Macri) o en el que convocó Juan Octavio Gauna. Pero sirvió para aglomerar una franja etaria (diría el PAMI) que es dueña del pasado y quiere conservar por lo menos el presente. Este grupo milita en una lista de colores papales, la Amarilla y Blanca, que lleva como candidatos a Basile, Allende Iriarte, Rafael Pascual, Federico Pinedo y Miguel Ángel Pichetto como candidatos a la conducción del Centro de ex Legisladores Nacionales. No tiene aún fecha de elecciones contra la lista oficialismo de Francisco Toto. Fue pintoresco el encuentro entre el diputado Raffo y Duhalde. El legislador por Capital era en 1973 interventor en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, y el ex presidente un concejal que asumió la intendencia municipal por defenestramiento del elegido en aquel año. En aquel momento, Raffo era superior a Duhalde en las precedencias protocolares. Eso dio para que evocasen aquellos años de peronismo revoltoso.
Esa noche hubo reencuentros y novedades, como que Allende Iriarte será desde abril el nuevo presidente del Partido Demócrata de la Capital Federal. Balter, por su lado, informó que se está por cerrar la constitución de la Confederación de Partidos de Centro que unirá a lo conservadores de todo el país. Cuando eso ocurra, esa liga se incorporará a la alianza Cambiemos nacional. Como en política 2 más 2 es igual a cinco, los demócratas están poniendo en crisis a Cambiemos de Mendoza. Balter es el presidente del Partido Demócrata y Gutiérrez conduce la Coalición Cívica en esa provincia. Los dos amenazan con salirse de la liga oficialista si el gobernador radical Alfredo Cornejo avanza en un proyecto de reforma constitucional con reelección del gobernador. Para los demócratas mendocinos ese es un límite ético e ideológico (La Constitución de Mendoza http://www.losandes.com.ar/s/951609 vía @LosAndesDiario ) y si insisten por allá, se saldrán de Cambiemos-Mendoza.