Cambiemos en emergencia: radicales ponen en remojo alianza con el PRO
Los radicales se quejan de que el Gobierno nacional abusa de ellos porque los saben responsables.
Por Ignacio Zuleta
@IZuleta
Radicales ponen en remojo alianza con el Pro • Jefes de bloque ausentes en mesa chica de los martes • Se quejan de que el gobierno abusa de ellos porque los saben responsables • Pero que les dan más concesiones a Massa y Bossio • Quiere discutir territorialidad, es decir candidaturas • "Este gobierno discute un país en la mesa chica pero en el Congreso hay otro país" • No quieren pactos para perder, como ayer en Río IV° • Radicales voltearon fin de Bienes Personales hasta que les digan cómo se financia • Massa pide ser vocero de buenas noticias • Macri promete ley para librar a empresas de juicios caracho por más de U$S 5000 millones • El gobierno gira sobre un peronismo partido, pero ya se unieron en Santa Fe, Perotti y Rossi • Perotti se queda con la caja partidaria del PJ, el sello Gestar • Capitanich furioso también con kirchneristas • Hoy Macri con Capriles en Buenos Aires • Después a Colombia • El Vaticano enloquece al gobierno • Valdés se quejó de que llaman al Papa "peronista" para bajarle el precio
El radicalismo puso en remojo su alianza con el Pro en Cambiemos, mirando al futuro de esa alianza, hasta ahora ganadora. La expresión de ese gesto fue la ausencia a la sesión de la mesa de conducción política de esa liga del martes pasado, de los jefes de los bloque del Congreso, Ángel Rozas y Mario Negri. Ese grupo es el vértice formal del poder oficialista y lo completan Marcos Peña, Rogelio Frigerio y José Corral, presidente de la UCR. Esta vez la prescindencia de Rozas y Negri la explicó Corral: la UCR quiere discutir cuál es su lugar dentro de una alianza en la que creen que los socios del Pro sobregiran el apoyo al gobierno apelando al sentido de la responsabilidad para sostener el gobierno. ¿Qué quiere decir discutir un lugar que parecía explicado? Discutir territorialidad; dicho en otras palabras, imaginar juntos cómo irán a las urnas en las legislativas del año que viene. Los radicales mandaron a decir a esa mesa que el partido va a discutir una estrategia electoral, que el Pro haga la suya y que después intentes conciliarla. Y en el distrito en el que eso no ocurra, confrontación. El programa máximo de los radicales es que los legisladores nacionales que terminan en 2017 sus mandatos, puedan reelegir todos; o sea que tengan lugares entrables en las listas de candidatos. Este gesto de quitar presencia a la mesa en la que se discuten todas las medidas de gobierno ocurrió en la semana que mostró, desde la perspectiva radical, al gobierno más dispuesto a escucharlos a Sergio Massa y a Diego Bossio que a ellos en el dictamen final de la ley previsional y de blanqueo. Dicho en términos lilistas (o sea de Elisa Carrió): queremos que cuando vengan proyectos al Congreso, quede claro si son del gobierno, o del gobierno y de Cambiemos. En este último caso, mano suave; si son sólo del gobierno, mano dura.
Salimos a buscar alguna percepción sintética, y la encontramos en boca de Mario Negri: "El gobierno discuten toda la semana en una mesa un país, pero cuando va al Congreso, se entera de que existe otro país". Esta acusación de vivir en una escafandra no es nueva en política, pero pone a prueba el control político que un oficialismo tiene de sus legisladores. El trámite de la ley previsional que va el miércoles al recinto da un ejemplo de esto. El proyecto no incluyó a legisladores ni jueces, pero al llegar hubo acuerdo, por presión de radicales y de Carrió, que se incluyeran a toda la gama de funcionarios de los tres poderes. La iniciativa fue a la zaranda de las comisiones y los radicales pudieron otra restricción: objetaron el artículo 70° que eliminaba al impuesto a los Bienes Personales desde 2019. ¿Cómo vamos a eliminar ese tributo, se indignaron, sin decir con qué ingreso se lo va a reemplazar? El impuesto a la herencia, fue la respuesta. Entonces, que se cree primero ese impuesto.
Eso se escuchó entre cuatro paredes el miércoles a la noche en el despacho de Massa, adonde concurrieron Negri y Emilio Monzó. El jefe del Frente Renovador pidió que le dejasen a él ser el vocero del anuncio de la desaparición de Bienes Personales, pero le dijeron que eso no iba. Sí un premio a quienes no pagan ganancias o Bienes Personales hasta los $ 800 mil, que quedan exentos de Ganancias en el cobro del aguinaldo. Algo viejo, porque estaba contenido en el proyecto que subía el techo de $ 300 mil a $ 800 mil, pero Massa lo aceptó porque lo ponían a él como portavoz de un triunfo pasajero. También en esa reunión se redondeó la autorización para vender acciones del Ansés en compañías privadas. El argumento de los críticos de esa cláusula era que algún gobierno puede liquidarlas sin mucho tino. Quedó en el medio: se saca la exigencia de 2/3 de los votos para hacerlas cobre, pero se le exigirá al administrador que haya algún tipo de licitación para evitar el amiguismo. Hubo casi unanimidad en dar el permiso porque tampoco el Estado puede ser el socio bobo que se coma, por ejemplo, el desplome de acciones de Petrobras cuando viene una crisis. Defendieron también dejar en el 7% el piso de acciones privadas para el Ansés, que estaba antes en el 12%. Y dejan quejosos a un grupo de empresarios que siguen festejando tener al Estado de socio mudo: ¿qué más quiero, dijo uno que fue consultado por las comisiones de Diputados, si se sientan callados, no hablan - porque ni Kiccilof intervenía en Techint - pagan siempre, y no preguntan nada. Massa logró que lo dejasen ser vocero también de ese cambio, con lo cual salió el dictamen del que se enteraron los frentistas cuando, a mediodía del jueves, pasó Monzó por el despacho de Massa.
Seguir por los pasillos de Diputados nos permitió enterarnos de otro proyecto del gobierno, que tiene ahora como blanco a la patria pleitera y a los caranchos del poder judicial. El frentista José Ignacio de Mendiguren citó a una sesión de la comisión de Industria para que un seleccionado de empresarios pyme de todo el país les planteasen a todos los bloques, a cuyos jefes el diputado comprometió a estar presentes, el drama de la avalancha de leyes anti empresa que están en el Congreso. De Mendiguren, que es vicepresidente de la UIA, fue uno de los tres diputados que votaron en contra de la ley antidespido, frente al voto afirmativo del peronismo y la abstención del macrismo. "¿Se imaginan qué pueden entender los inversores si ven que el Congreso argentino tiene sólo tres votos contra esa ley que trajeron los sindicalistas entre gallos y medianoche a una reunión en la que teníamos que hablar del impuesto a las ganancias?", argumentó el diputado. Logró que escuchasen Mario Negri, Nicolás Massot, Margarita Stolbizer y otros jefes de bloques cuando los empresarios dijeron que el problema principal que tienen es la litigiosidad. Tiraron el dato de que en los últimos 4 años bajaron los accidentes de trabajo un 40% pero que en ese lapso aumentaron los juicios un 80%. Hoy, resumió la mesa de la comisión, las empresas tienen juicios por U$S 5.000 millones, y hay 200 mil juicios. Todo, dijeron los empresarios, por la connivencia de abogados, sindicatos y jueces que crean causas o las inflan. Como si estuviera en el libreto, se abrió la puerta y apareció Eduardo Amadeo, peronista-macrista que pertenece al grupo Rating del gobierno - vocero y opinante en todos los paneles de la TV - y dijo: "El presidente está enterado de esta reunión y les anuncio que va a mandar un proyecto de ley para sacarle al fuero laboral la mayor cantidad posible de juicios y pasarlos a otros fueros menos contaminados". Se refería a los presuntos chanchullos de abogados, jueces y sindicalistas. Los miraron todos a Negri y Massot, que confirmaron esa noticia con un cabeceo profesional.
No es seguro que los radicales sigan ausentes de la mesa de los martes, pero ya mandaron el mensaje, que inquietó a Los Abrojos porque Macri cree que tiene gente para que atienda esos entuertos de política mientras él se ocupa de las grandes líneas. Sólo hay algo que preocupó más: el conocimiento de que Elisa Carrió hizo en el fin de semana una ronda de consultas con varios dirigentes de su confianza, algunos radicales que están en lo más alto del partido, preguntando sobre la ley previsional, el blanqueo y un punto al menos aceitoso: José Luis Aranguren y la firmeza de su declaración de bienes, que incluye papeles de la firma Shell que él condujo cuando era un civil en el llano. El chirriar de cadenas aumentó cuando se enteraron de que Lilita tenía turno anoche en el programa de Fantino por América para emitir un programa grabado el viernes. Por lo menos fue después de Games of Thrones, esa escuela de maldades para los políticos criollos (Cristina de Kirchner se ha declarado la fan más encumbrada de esa fantasiosa rutina), pero respiraron aliviados cuando supieron que no era en vivo y en directo. Sobre el ministro de Energía dijo apenas que la incompatibilidad se tiene que plantear si alguien demuestra que Shell se benefició de alguna medida de él. Fue más allá: "Lo adoro a Aranguren", pero no se expidió sobre la incompatibilidad. Volvió a atenderlo a Francisco, de quien dijo que no puede ser que tenga de vocero a Gustavo Vera. ¿Cómo se deben sentir los obispos?, se preguntó.
También Carrió tiene para reclamar territorialidad porque está convencida de que hay un sector del macrismo que querría un acuerdo para 2017 con Massa para hacerlo senador propio. Ella cree que sería atrasar el reloj a antes de Gualeguaychú y ha lanzado ya su campaña para esa silla. Sospecha de otros acuerdos entre el macrismo y el peronismo, como el que despuntó ayer en Río IV°, Córdoba, en donde se eligió nuevo intendente y ganó el peronismo.
El candidato de los radicales pidió ayuda a Buenos Aires, pero le respondieron que había un acuerdo entre Rogelio Frigerio, Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota para que Macri dejase zona liberada. El compromiso era apoyo político nacional, a cambio de que Macri y Gabriela Michetti no fueran a esa ciudad a apoyar al candidato de Cambiemos Eduardo Yuni, que perdió con el peronista Juan Manuel Llamosas. La contrapartida era que el peronismo no iba a mostrar el resultado de anoche como una derrota de Macri porque se había mantenido fuera de la campaña; un vuelto chico, porque los adversarios del macrismo hicieron alto bardo anoche con la victoria de Llamosas diciendo que Macri había perdido su primer test electoral. Yuni debió conformarse con un video que mandó el presidente, que avaló ese acuerdo para la derrota en una ciudad importante de Córdoba, a cambio de apoyos nacionales en el Congreso.
Ejemplos como éstos es lo que temen los radicales y Carrió en el interior. Eso les hace decir: el gobierno tiene dos problemas, la inflación, que voltea gobiernos, y la necesidad de que los socios de Cambiemos le sigan haciendo el aguante, pero no a cambio de nada.
Aunque sean forcejeos costosos, nadie le niega razón al gobierno cuando camina por la cornisa finita del espacio que le dejó el resultado de las elecciones. Transita el período penitencial de los dos años que tiene todo gobierno para aprender el oficio, después de perder las legislativas del 25 de octubre. Eso le hace apoyarse en el 33% de los votos propios de ese turno, y en el 16% que sumó el 22 de noviembre en el balotaje. Los primeros, nunca se harán kirchneristas ni peronistas si suben las tarifas o hay tumultos con la actividad económica. Son quienes entienden que era necesario algún ajuste por no creen que le deban todo al gobierno. Se la bancan solos.
El otro 16% es más lábil, y puede virar los apoyos en las elecciones de 2017. Igual el gobierno cree que tiene el apoyo de su público y se interesa poco por atender al segmento que no lo votó y que nunca lo votaría, por bien que le vaya. Mira encuestas como la de la consultora de Gustavo Marangoni, que dice que Macri tiene mejor imagen que gestión (48 a 41 en imagen, 42 a 44 en gestión). Ese público consultado dice que su situación económica actual es peor que el año pasado (52%, mientras que el 42% dice que es igual y el 6% mejor), pero que, si se les pregunta sobre el futuro, un 50% dice que espera estar mejor, un 36% peor, y un 15 igual. Eso deja un margen para la mortificación del propio público, pero todo tiene un límite.
Cuando se le pregunta a la mesa chica del gobierno cuáles son sus activos para las elecciones de 2017, responde que son la recuperación económica, y que el peronismo está destrozado en cuatro pedazos. Esto último lo justifican algunos hechos de superficie, pero es más difícil de entender si se profundiza en algunas conductas. Por ejemplo, esta semana, el miércoles 15 de junio, se tratarán en el Senado los pliegos de los candidatos a la Corte Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Hasta ahora el gobierno confía en que el Senado aprobará esos pliegos y que el bloque que conduce Miguel Pichetto cumplirá los acuerdos de febrero que permitieron la ley anti cerrojo, el reparto de la coparticipación) y que tuvieron estas aprobaciones como prenda de cambio. Si no los aprueban, el 15 vence el plazo de ese acuerdo, que se hizo también a cambio de que no jurasen en aquel mes cuando la Corte lo admitía, y se los designará en comisión hasta fin de año. Y guerra total, a ver si me entienden.
El peronismo destrozado busca alguna conciliación entre las tribus. La cúpula oficial del PJ, de la cual está marginado el cristinismo residual y los filomacristas Sergio Massa y Diego Bossio, encontró ya el primer modelo de unidad. Es en Santa Fe, distrito difícil para todos los partidos y en especial para el peronismo, que están más trizado que en otros lugares. Tanto, que su candidato fetiche, Carlos Reutemann, terminó en las últimas elecciones aliado al macrismo. Allí forzaron una lista de unidad para el control del partido en donde se aliaron el senador Omar Perotti y el ex diputado y hoy parlasur Agustín Rossi, hasta ahora irreconciliables.
Cuando se tejían las listas para el 2013, Reutemann condicionó su permanencia en el Frente para la Victoria a que se uniesen todos: no lo hicieron y él se fue. Ahora recién entienden que Juan Mazzón tenía razón. Esa unidad tiene un compromiso subrepticio pero importante: Perotti se hizo cargo de la conducción de la agrupación Gestar, que hasta ahora estaba bajo el mando de José Luis Gioja, pero gerenciada por Diego Bossio y el hijo de Mazzón, Mauricio. Esa agrupación fue la única tribu interna validada por Néstor Kirchner cuando tenía algo de poder, y la crearon Mazzón y Jorge Landau para referenciar la recepción y uso del 20% de los fondos partidarios que da el Estado a los partidos para tareas de formación de cuadros. Eso es una fortuna al año y sirve para financiar todos los gastos del partido. Ahora Gioja reparte con Perotti, Bossio a la casa y Mazzón (h) hace las manualidades.
Pero lo más importante es que en Santa Fe los peronistas ensayan alguna unidad, incluyendo a un cristinista residual como Rossi, que se comía los niños vivos, pero ahora se amansa ante el moderado Perotti. Sólo quedó afuera de ese cierre el diputado provincial Luis Rubeo, hijo del legendario senador. Pero tranqui, algo le van a dar. Esa alianza motivó la presencia el miércoles en Santa Fe de Gioja y Daniel Scioli, que acompañaron al nuevo titular del partido Ricardo Olivera. Scioli aprovechó para recordar que el voto hacia su candidatura había sido alto, casi como el que recibió en ese distrito Macri y también destacó el voto a la gobernación. Dijo que hay que mantener esos niveles para tener una buena elección el año que viene.
Persiste fuera de cualquier encuadramiento un peronista de la resistencia (de la Resistencia dl Chaco), como Jorge Capitanich, que está enojado con los gobernadores e intendentes de su partido que arreglan con el gobierno, pero también con los cristinistas que amenazaron con participar de la nueva conducción del PJ de Gioja-Scioli y a último momento se quedaron afuera, dejando colgados del pincel a kirchneristas de todo el país que han perdido referencia en esa formación. "Ahora estoy en el trotskismo militante - bromea Capitanich- . Estoy en las antípodas de lo que hace el peronismo en política y en el PJ. Lo que pasa - explicaba anoche - es que tenemos gobernadores e intendentes de baja densidad. ¿De qué vas a hablar con Martín Insaurralde, de la tintura de Jessica Cirio? ¿Y con Urtubey, de la de Macedo?" Más en serio discurrió: "Ser oposición te da una ventaja porque te ordena, el enemigo te ordena. Acá el enemigo, el macrismo, nos divide. Lo hacen bien, porque en el congreso van sacando lo que quieren. ¿A mí? A mí me pisaron un crédito de $ 40 millones de la CAF para pavimentos para Resistencia, que hacen muchísima falta.
Fue Frigerio, y le contesté en un discurso con las palabras de San Martín, que, aunque quedemos en pelotas, vamos a ser libres". Capitanich, con ese ánimo, está entregado a su rol de intendente y a escribir como un grafómano. Festeja que vendió 1500 ejemplares de su libro - "No los regalo, yo no regalo mi intelecto" - "Pasión por el Chaco", y prepara otros tres hasta fin de año. Libros sí, alpargatas no.
El doble feriado achica la semana y manda a toda la clase a un descansadero. Mauricio Macri se va mañana a Colombia y extenderá el receso - en varias sedes - hasta el martes de la otra semana. Otros, con agendas más chics y menos dramáticas, se refugiarán en hoteles de Madrid, en donde funciona lo que algunos chistosos llaman "Puerta de hierro", por el nombre del embajador que recibe día a día a peregrinos criollos que buscan cobijo en una embajada que antes parecía cerrada, o que abría para pocos, de un lado y no del otro. Macri se toma estas horas para refinar la agenda internacional antes de viajar, porque en Colombia deberá hablar de Venezuela. Por eso recibe hoy en su oficina al ex candidato antichavista Henrique Capriles, que está a la cabeza de la campaña del referéndum revocatorio del mandato de Nicolás Maduro. Macri resignó la bandera de la aplicación de la cláusula democrática que alzó en su campaña electoral. Un expediente inaplicable en este caso porque no hay ruptura del régimen democrático aún en ese país. Es lo que repite ahora Susana Malcorra, que no estará hoy en la reunión porque tiene una ocupación con la oficina de la ONU en Roma adonde estará con el papa Francisco, que está enojado. Tiempos: cuando Chávez enfrentó también un plebiscito revocatorio impugnó, como ahora Maduro, las firmas de quienes lo reclaman (debe ser el 1% del padrón, Capriles dice que ya las tiene). En aquella oportunidad intervinieron Néstor Kirchner y su entonces canciller Rafael Bielsa para que las aceptase, algo que aceptó el bolivariano. En aquel momento la Argentina ejercía un patronazgo sobre Venezuela que ahora no tiene. Macri no puede ni hablar por teléfono con Maduro. Para unos es bueno, para otros es malo.
Mañana sale Macri con una comitiva de funcionarios y empresarios a una visita oficial a Bogotá, el miércoles, y a una sesión del Davocitos - el World Economic Forum, versión latina, como la hay de los Grammy - en Medellín el jueves. Allí se mostrará, entre otros, junto a Enrique Peña Nieto y Michelle Bachelet, algo que levantará recelos entre los terceristas que se enojan por los dichos oficiales sobre la invitación a la Argentina a ser observador de la Alianza del Pacífico, algo así como ver cómo los ricos cuentan plata. Esos dos países tienen acuerdos de libre comercio con EE.UU. y con países de Asia, regímenes que ha resistido el ala declinante del Mercosur, que ha buscado proteger su economía en esa unión de países y que en la última década aisló más las economías locales. Ahora que se apagan los fuegos chavistas, enoja al tercerismo que la Argentina mire por encima del muro qué pasa por allá. Ningún país del Mercosur puede unirse a otro sistema de integración de manera individual, por eso cada acercamiento amenaza con trizar más todavía al sistema del cono sur. Estas amenazas, y las réplicas, están barnizadas de ideología; pero está claro que se juegan intereses comerciales y empresarios. Hay actividades que no pueden vivir en economías abiertas y buscan mantener esas paredes que ahora revisa el nuevo gobierno.
La Argentina está invitada a mirar desde hace rato la alianza del Pacífico, pero con el gobierno anterior nunca se animaron ni a acercarse, pese a que Bachelet negó siempre que esa liga fuera el caballo de Troya del librecambismo, algo difícil de responder pese a que Chile es exportador de productos primarios, no tanto como la Argentina, que siempre ha querido proteger su industria, o al menos a sus industriales. Y más con gobierno speronistas. Macri heredó una economía cerrada que le gustaría abrir, pero las condiciones que recibió se lo limitan.
La salida del cepo liberó la disponibilidad de dólares, pero la caída de esta moneda abarata importaciones y el gobierno sigue manteniendo productos en el régimen de DJAIS o declaraciones juradas previas, como manera de contener las quejas del lobby de la economía cerrada, que sigue tan fuerte como siempre y atemoriza a los funcionarios del gobierno con campañas acusándolo de desproteger a los locales.
Venezuela, este mirador sobre el Pacífico, Brasil, Medio oriente, el Vaticano y alguna otra minucia global - como la candidatura de Malcorra a la ONU - estuvieron en la agenda apretada del viernes de Marcos Peña y Fulvio Pompeo, que se pasaron el día entero entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado. Hablaron más de lo que escucharon, porque se trató de un briefing ante funcionarios que querían conocer las percepciones del gobierno sobre esos asuntos. "Que te consulten sobre eso en la Casa Blanca es un reconocimiento del lugar de la Argentina en el mundo con este gobierno", festejó uno de los viajeros. El resultado de superficie fue que el país admitirá 3 mil refugiados de la guerra en Siria, emprendimiento que había iniciado el gobierno anterior con sirios con parientes argentinos, pero que ahora se generalizará. Ese pedido lo quiere EE.UU. como parte de su fórmula para ese conflicto, pero también es un pedido del papa Francisco hecho al gobierno argentino.
Por eso enloquece a los funcionarios del gobierno que los titulares de la organización Scholas Occurrentes hayan pedido y después rechazado un subsidio para el funcionamiento de la oficina local. El argumento es que hay gente que presume que es una compra de voluntades vaticanas, algo que nadie serio ha dicho en serio. Si los pedagogos de esa ONG aplican el mismo rigor a la enseñanza, deberán revisar su misión, porque la nota que publicitaron los responsables José María del Corral y Enrique Palmeyro alude a un prejuicio instalado en la opinión pública. Y la educación no puede basarse, como ninguna otra acción, sobre el prejuicio. Según los funcionarios macristas, los dos administradores pidieron esos dineros después de que el papa Bergoglio hablase de algún apoyo con el propio Macri.
Ese número sale del presupuesto, pero los mestureros dieron a entender que el gobierno había querido ofenderlo al Papa poniendo el cálculo en $ 16.666.000, cifra que contiene el demoníaco 666 de las películas. Esa cábala no se la cree nadie, y menos los curas, que saben que el diablo no existe. Nadie imagina que para ofender al Papa le van a regalar tamaña millonada; con darle $ 666 bastaba para ofenderlo. Pero el clericalismo se mueve por estereotipos y por prejuicios muchas veces superficiales; al ex ministro Ginés González García, un capellán le deseó lo peor (tirarlo al agua con una piedra atada al cuello) no por haber defendido los forros o el aborto, sino por haber escandalizado al pueblo con eso. ¿Qué piensan los quejosos del gobierno? Que Del Corral y Palmeyro vieron el morral abierto y se mandaron con el mangazo sin decirle nada a Francisco.
Enterado que fue el Papa de lo que se decía en la prensa canalla, los desautorizó, para alegría del entorno de los dos lados que quiere que Macri y el Papa sigan peleados. Del Corral tuvo la delicadeza de avisarle de la devolución a Peña, a quien los vaticanistas tienen en la mira porque le atribuyen ser el responsable de la campaña que afirma que Francisco es un papa peronista. Esto se dijo siempre, pero ahora es causal de criminalidad.Ya sé que se suman leyendas sobre espías perversos que actuarían en esta trama, pero aquí se informa sólo de aquello de lo que se puede dar información cierta. No atribución de intenciones de las que nadie se hace cargo.
De esto y de otras cuitas vaticanistas habló tupido Eduardo Valdés en la peña Cafiero del jueves que se hace en el café Moliere. El ex embajador argentino en el Vaticano, y hoy embajador informal del Papa, ocupó la cabecera para desmenuzar la acusación de Papa peronista que, entre otros, ha explicado el académico de Bolonia Loris Zanatta. Valdés dijo que la prensa internacional afirma el peronismo de Francisco cuando quiere insultarlo. Lo hizo cuando incluyó un viaje a Cuba como escala de la visita a los EE.UU., cuando salió la exhortación Evangelii Gaudium, o cuando la Fox llegó a decir que era un Papa comunista. Suelto de cuerpo, Valdés admitió que en este caso ser acusado de peronista es un demérito, fiel a la consigna de que el peronismo es un movimiento contracultural. La barra festejó estas expresiones del ex embajador. Eran todos militantes de alguna de las porciones del panperonismo, como Guillermo Piuma (del urtubeismo), bastonero del almuerzo en ausencia de Ginés González García, retenido en los Estados Unidos por los rigores de su oficio, Alicia Pierini, Moisés Iconikoff, Jose Tagliaficco, Carlos Piñeiro Iñíguez (teórico sólido del neoperonismo), el ex canciller Rafael Bielsa, el sciolista Javier Mouriño, Raúl Garré, Agustín Freixas y otros. Se emocionaron todos cuando Piuma recordó la figura de uno de los creadores de la peña junto a Cafiero, el llorado Mario Granero. Este inolvidable promotor de actividades en el peronismo murió en la lucha, en el transcurso de una cena, género principal de su fuerza política.
Algunos de los asistentes a ese almuerzo, que se hace jueves por medio y que lleva ya años, reaparecieron ayer por la tarde en el museo Evita de Palermo, para un acto de inauguración de la vitrina en donde está el saco ojo de perdiz que usó Perón en el último acto en la plaza de Mayo, antes de su muerte en 1974. Ayer se cumplián 42 años de aquella última aparición em público. Esa prenda la había comprado Antonio Cafiero en un remate en Sotheby's y estaba entre sus pertenencias personales. Sus hijos decidieron donarla al museo que preside la diputada sciolista Cristina Álvarez Rodríguez y allí estuvieron Daniel Scioli, Piuma, Valdés, los hijos de Antonio, Mario y Ana, los nietos Francisco y Santiago, peronistas eternos como Duilio Brunello, el intendente Gabriel Katopodis, Víctor Santa María, Pierini, el comunicador peronista y creador de concepto de "periodismo militante" Martín García, el ex embajador Vittorio Tachetti y algunos más que rodearon al vicepresidente del PJ y ex gobernador.
Quien quiera confirmar o ampliar algunas de estas historia, le costará, porque muchos se van de viaje aprovechando el fin de semana largo, Algunos de los parlasures adelantan el viaje al Uruguay, adonde el martes 21 se hace una sesión del congreso regional. Malcorra se va de Roma a Madrid a pasar con su familia la sucesión de feriados; allí reside su marido y su progenie. Por Madrid también estará el intendente Jorge Macri, que va a recibir un premio por lo bien que levanta la basura en Vicente López. El jueves le tiene preparada la mesa Puerta (de Hierro) en la sede de la calle Fernando el Santo. Por la tarde recibirá el galardón "Escoba de Plata" (¿quién se lleva la de oro? ¿Moyano?).
Por la noche, cena de nuevo en la embajada con empresarios, fin de semana ocioso y el lunes de nuevo visita a empresas y empresarios de la limpieza. La semana que viene Puerta(de Hierro) viene a la Argentina porque lo tiene citado el juez de San Nicolás, junto a todos los ex presidentes, para que declare qué secretos de estado guarda sobre la muerte del hijo de Carlos Menem. El riojano ha dicho que fue un atentado terrorista, y el juez cambió la carátula con esa figura, y quiere saber si alguno de los presidentes que siguieron (De la Rúa, Puerta, Eduardo Camaño, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde, Cristina de Kirchner, Federico Pinedo) sabe algo de eso.
El radicalismo, formación laicista, tiene un gen pío que se remonta al fundador Hipólito Yrigoyen, que dejó escritos poco conocidos en defensa de la Iglesia y que se opuso al divorcio - qué vivo, murió soltero. Para el primer Tedéum como presidente en la catedral debió mandar a traer el hisopo con agua bendita para santiguarse al entrar al templo, costumbre que el propio Deán le explicó habían eliminado en tiempos de los presidentes liberales, a lo que el piadoso radical respondió "el régimen falaz y descreído...". Ahora la peña Grupo Progreso buscó reparo eclesial en el jubilado Jorge Casaretto, ex obispo de San Isidro y ex titular de Pastoral Social del episcopado y Caritas.
Hizo un prolijo repaso de la historia de la iglesia argentina y recordó cuando en los años setenta - en sus palabras - "se mataron entre católicos". Audaz, ubicó al papa Bergoglio dentro del sector peronista conservador mientras el mismo se colocó en el sector liberal democrático. En las confidencias finales se identificó como amigo de Raúl Alfonsín con quien admitió haberse peleado una sola vez a causa del Pacto de Olivos. La masiva concurrencia entre la que se vio a Elva Roulet, Elsa Kelly, el pastor evangélico Héctor Lombardo, Juan Octavio Gauna, Diego Barovero, Roberto Sanmartino, Óscar Muiño, Eduardo Saguier, Raúl Ricardes, Pedro Rocha, Félix Loñ, Juan Carlos Valente, Daniel Ostropolsky, Coco Yunes, Ricardo Pérez Vélez, quienes pugnaban al final por fotos y bendiciones con el prelado. Algunos recordaban con nostalgia cuando los curas regalaban medallitas a sus fieles. Otros tiempos sin dudas. Casaretto cerró su homilía con un reclamo: "Levántenme al radicalismo!". Espera el milagro.
Dentro de estas preocupaciones, se agregó la inquina que levantó la Asociación de Magistrados, contra el proyecto oficial de traspaso de la justicia nacional a la ciudad. Eso lo alzó el titular del gremio, el camarista Ricardo Recondo, como vocero de los jueces y fiscales que quieren seguir teniendo la primacía ante los magistrados locales o provinciales. Germán Garavano, promotor de la iniciativa, recibió la venia de Mauricio Macri para que pelee el proyecto en el Congreso y algunos de sus bastoneros, intentaron cosechar apoyos en las dos jornadas que se hicieron para recordar los 20 años de la sanción de la Constitución local.
Uno de ellos fue el subsecretario de Justicia porteño, Jorge Enríquez, que cree que, si a los jueces traspasados se les aumentan los sueldos, no se quejarán más. También intenta convencerlos de que les van a dar celulares mejore que la Nación y servicios sociales mucho más baratos y completos. En esas jornadas se recordó la fundación de un estatuto de autonomía que hace posible ese traspaso, porque ahora la CABA es una provincia más. En aquella convención hubo cuatro partidos representados (Unión Cívica Radical, Partido Justicialista, Frente Grande y Nueva Dirigencia) pero todos trabajaron para la autonomía que ahora quiere ampliar el macrismo.