Bernardo Stamateas: "Para cerrar la grieta hay que recuperar los valores porque son nuestra brújula hacia un gran futuro"
El reconocido psicólogo advierte: "Somos una sociedad muy culpógena, de allí que nos cuesta disfrutar".
Bernardo Stamateas es psicólogo y escritor. Sus libros sobre la "Gente tóxica" son best sellers y forman parte de un listado de los más variados títulos que componen su bibliografía.
Pausado y tranquilo a la hora de explicar, Bernardo se describe a sí mismo como "un muchacho de Floresta. Fanático del ajedrez, amante del jazz, sobre todo de Benny Goodman".
Este "hincha de Boca y escritor empedernido que ama su profesión de terapeuta" dice que siente que ha construido una familia a la que ama profundamente. Stamateas piensa y continúa: "Soy un soñador, soy de los que creen que lo mejor siempre está por venir". Eso lo plasma en su escritura, trasmite sus conocimientos no sólo desde la psicología sino desde su aprendizaje humano. Sus recomendaciones para la vida se han vuelto de los libros más vendidos.
A días de presentar su nueva publicación "Tu fuerza interior" en La feria del libro, Bernardo Stamateas conversó con DiarioVeloz. Respuestas que invitan a reflexionar y a poner en práctica para poder vivir con un poco más de paz.
-Bernardo, sos pastor y psicólogo. Escribiste "Intoxicados por la fe". ¿Se puede decir que todo fanatismo es malo, incluso en lo que se refiere a una creencia o religión?
-El fanatismo siempre es negativo. El fanático hacer que su vida gire alrededor de determinado tema o cuestión y son personas inseguras que asfixian las preguntas. Ahogan las preguntas porque viven el análisis como una agresión. Entonces, necesitan demostrar su superioridad frente a los demás. El fanatismo es una expresión de inseguridad.
-¿Cuál es la diferencia entre religión y espiritualidad?
-La religión es la expresión cultural de determinadas creencias. Mientras que la espiritualidad, sería una experiencia más subjetiva e individual. Al principio la espiritualidad esta validada a lo religioso. Es decir, una persona espiritual era religiosa. Hoy no. Hoy están divorciadas la religión de la espiritualidad y Hoy una persona puede expresar determinada espiritualidad, sin por eso, ser religiosa. La espiritualidad seria una experiencia interna, personal y subjetiva. Que puede estar vinculada o no con determinada creencia religiosa.
-¿Por qué existe la gente tóxica? Presentas en tus libros referentes al tema, varios tipos de personas y es una especie de manual para identificarlos.
-La gente tóxica son personas que necesitan hacerte sentir mal para sentirse bien ellos. Son adictos emocionales que conscientemente el envidioso, el psicópata, el narcisista necesitan verte mal. Son personas muy inseguras.
Todos tenemos rasgos tóxicos, pero el toxico es el que se dedica a lastimar al otro. Y los hay en todo el mundo. De hecho, los libros se tradujeron a 15 idiomas: al chino, al rumano, al griego. O sea que, hay gente tóxica en todo el mundo.
-¿Qué es lo que lleva a alguien a convertirse en tóxico?
-La plataforma del tóxico puede ser la inseguridad y la baja estima. Son personas que no tienen sus fortalezas claras. Sus virtudes y limitaciones. Autoestima no es "yo quiero", "yo valgo", "yo puedo". Autoestima es saber qué puedo y qué no puedo. Virtudes y limitaciones. Reconocer ambas. O sea, autoestima no es "valorate", "querete", "cuidate", "abrazá un árbol". Sino, es conocer qué puedo y qué no puedo. Y lo que no puedo, pedir ayuda. Armar un puente.
El tóxico no maneja bien la capacidad de sus propios límites, entonces, le cuesta llevarse bien con el otro.
-¿Todos podemos ser tóxicos para alguien en algún momento de la vida? Si es asi, ¿cómo podemos evitarlo?
-La diferencia entre el que tiene toxicidad y el que tiene un rasgo es que la gente a gente lee el libro y dice "mirá, me identifico con el quejoso, el negativo, el envidioso" a diferencia del toxico que lee el capitulo del psicópata y dice "che a estos desgraciados hay que matarlos a todos", no puede identificarse. Es decir, todos tenemos rasgos, todos venimos fallados de fábrica y el tóxico es el que no tiene introspección. No puede mirar para adentro, no tiene autocríticas. Siempre el problema son los demás, siempre la culpa la tienen los demás y son personas que, si se reconocen, es para victimizarse que es otro tipo de manipulador.
-¿Qué deberíamos cambiar para convertirnos en una sociedad mejor? ¿Cómo podemos aportar desde nuestro lugar?
-Somos una sociedad muy culpógena, de allí que nos cuesta disfrutar. La culpa es "no me lo merezco" entonces necesito inventar un displacer para no disfrutar del éxito.
Triunfar muchas veces es pecado en Latinoamérica. Si te va bien andás en "algo raro", es sospechoso. El negativismo es la expresión del miedo. Cuando alguien dice que no a todo es porque tiene miedo de salir de la zona de confort. Y como sociedad creo que lo que necesitamos es desarrollar el pensamiento a largo plazo. No todo es aquí y ahora. No todo es cortoplacismo sino, poder proyectar y armar un puente entre el presente y el futuro. Las buenas decisiones son las que me hacen sentir bien hoy y mañana. Es decir que hay un proyecto a corto y largo plazo conectados.
Otro elemento que se me viene a la mente es la introspección: qué tengo que ver yo con lo que me pasa. Qué puedo hacer con lo que me pasa. Ser investigadores privados de la propia conducta. Sino uno desarrolla pensamiento adolescente donde siempre la culpa la tienen los demás.
Y hay otro elemento: no elijo lo que me pasa pero puedo elegir cómo reaccionar ante eso que me pasa. Preguntarme qué puedo hacer frente a lo que me sucede. Eso es recuperar el control remoto de la propia vida.
-¿Puede haber una buena relación entre política y espiritualidad?
-"A ver... la espiritualidad y la política..." piensa Stamateas. Continúa: "Nosotros somos seres creyentes. Todos los seres humanos necesitamos creer. La fe es inherente al ser humano. Creemos en la pareja, creemos en los hijos, creemos en que el taxista tiene todo en regla, desarrollamos confianza. La fe es un estímulo positivo porque siempre nos lleva a creer en un futuro mejor. Y esa esperanza que construye la fe, porque es inherente en sí, nos permite salir un poquito del stress del presente y poder soñar. Mirar hacia adelante.
Pero tiene que ser una fe retroalimentada de la razón para que no termine siendo una ilusión. Entonces el creer es el pegamento emocional de los vínculos afectivos. Vivimos en una sociedad individualista.
Nosotros tenemos los mejores jugadores del mundo pero desde el '86 que no salimos campeones. Si no podemos armar el "nosotros", no vamos a triunfar. Todo logro es un logro de equipo, para eso hace falta la confianza. Creer".
-Nos enteramos de aberraciones que ocurren casi a diario: femicidios, asesinatos de niños, hechos de inseguridad que en su mayoría son violentos. Si tuvieras que hacer un análisis de la sociedad argentina hoy ¿Qué dirías?
-Habiendo recorrido el país cuatro veces, lo que puedo decir es que muchas veces tenemos un pensamiento adolescente. Somos cortoplacistas, a veces omnipotentes, le echamos la culpa a los demás, nos cuesta trabajar en equipo. Tenemos positivamente hablando tenemos una enorme capacidad de resiliencia, una enorme capacidad para adaptarnos al cambio. En crecimiento.
Tenemos altas dosis de solidaridad y un enorme potencial. Una caja de recursos internos enormes.
El gran desafío que enfrentamos hoy es el tema de la agresión. La violencia, la violencia sexual, verbal. Siempre antes de un golpe físico, hay un golpe de palabra y la violencia es expresión de muchos factores. Desde el punto de vista psicológico, es desde la dificultad de poner en palabras lo que nos pasa, de no tener una buena estima, de no saber establecer un vínculo simétrico con el otro.
El maltratador cree que el otro es un objeto. Que lo usa y lo descarta. Y hoy vivimos altos niveles de violencia. El enojo es una reacción normal. La violencia es aprendida y siempre es patológica. Por si es aprendida, podemos "desaprenderla". Tenemos que enseñar desde chiquitos a nuestros hijos la resolución creativa de los conflictos y que hay que "jugar ganar, ganar y no ganar, perder" y que la violencia no resuelve nada. Si yo te digo "no" con enojo, no estoy resolviendo nada, te estoy invitando al ring a subir a pelear.
-Tenemos la famosa "grieta" ¿cómo podemos cerrarla desde el trabajo espiritual? ¿Qué podemos aportar desde nuestro lugar de ciudadanos?
-Tenemos que salir del individualismo y del consumismo y poder pensar a largo plazo, en equipo y poder desarrollar nuestra estima. Invertir en nuestro capital más valioso que es nuestro mundo interno. La felicidad tiene mucho marketing. La paz también tendría que tenerlo, que es la capacidad de ser coherente con uno mismo y con los propios valores internos. Creo que hay que recuperar los valores porque son nuestra brújula hacia un gran futuro.