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Ansioso: ¿se nace o se hace?

Por más que se intente mantener la calma y la mente ajena a los problemas, no siempre se puede.

Cortes de tránsito. Dólar que sube y baja. Riesgo país. Fondo Monetario Internacional. Inflación. Cuadernos. Tormentas financieras. Paro docente. Por más que se intente mantener la calma y la mente ajena a los problemas por los que poco puede hacer el común de la gente, los factores externos influyen -y mucho- en la salud de las personas.

Y la salud mental no está exenta. Estrés, ansiedad, depresión son sólo algunos de los diagnósticos que bien podría recibir alguien que decide consultar por su estado de ánimo alterado.

El 14 y 15 de septiembre tuvieron lugar las XIII Jornadas de actualización de la Asociación de Psicofarmacología y Neurociencia (APNA), con los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad como eje central.

Con el objetivo de conocer cómo el contexto social y económico hacen mella en la salud de las personas, Infobae entrevistó al médico psiquiatra y psicoterapeuta Sebastián Alvano (MN 80451), quien además es presidente honorario y miembro del consejo asesor de APNA.

- ¿Cómo podrían definirse a los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo? ¿Cuáles son los más comunes?

- En primer lugar debemos considerar que cuando hablamos de un trastorno de ansiedad o un trastorno depresivo, no estamos mencionando cuadros transitorios de ansiedad, miedo, angustia, o tristeza, sino desórdenes que se diferencian de los cuadros habituales por presentar una signo-sintomatología excesiva y/o perdurable, y que afectan el desarrollo habitual de la persona, tanto sea en el plano laboral, familiar o escolar. Los mismos deben cumplir con determinados criterios médicos para ser diagnosticados. Ambos trastornos son desórdenes en los que se afectan determinadas áreas cerebrales, relacionadas con el procesamiento emocional. Si bien son desórdenes diferentes, el hecho que compartan una fisiopatología en común, hace que en una gran cantidad de casos sean comórbidos, o sea que ocurran simultáneamente.

Los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad tomados en conjunto constituyen los trastornos más frecuentes de consulta psiquiátrica, y en sus formas moderadas y " graves pueden afectar la capacidad de trabajo, la productividad y generar gran sufrimiento. En marzo de 2017 la Organización Mundial de la salud (OMS) publicó que el trastorno depresivo mayor (TDM) es la principal causa de discapacidad en todo el mundo, encontrándose entre los principales problemas de salud. Según sus últimas estimaciones, más de 300 millones de personas viven con depresión, habiendo existido un incremento de más del 18% entre 2005 y 2015. Por su parte, más de 260 millones tienen trastornos de ansiedad. Entre 1990 y 2013, el número de personas que sufren de depresión o ansiedad aumentó en un 50%. Estos hechos determinan que cerca del 10% de la población mundial se vea afectada por alguno de estos desórdenes.

Dentro de los trastornos del estado de ánimo, el otro desorden con una alta prevalencia, además del TDM, es el trastorno bipolar (TBP), el cual a su vez constituye uno de los principales diagnósticos diferenciales del TDM. Este trastorno afecta alrededor de 60 millones de personas en todo el mundo, según la OMS.

Considerando los trastornos de ansiedad, el trastorno de pánico (TP), junto con la agorafobia, son los desordenes por los cuales se realizan la mayor cantidad de consultas médicas, ya sea por el dramatismo de las crisis, como por la ansiedad anticipatoria o las conductas de evitación; síntomas que generan gran angustia y preocupación, tanto en el paciente, como en quienes lo rodean. En muchos casos el TP suele preceder al trastorno depresivo.

A pesar que el TP promueve la mayor cantidad de consultas, no es el trastorno de ansiedad más frecuente. Según las diferentes versiones de la Encuesta Nacional de Comorbilidad de Estados Unidos (National Comorbidity Survey), las fobias, tanto las específicas como la social (esta última, actualmente denominada trastorno de ansiedad social), son los trastornos de ansiedad más frecuentes, tanto en adolescentes como en adultos.

- ¿Hay personas más predispuestas que otras a padecerlos? ¿Una persona es ansiosa o se pone ansiosa ante alguna eventualidad?

- Lo que más se acepta en la actualidad, es que la mayoría de estos desórdenes se producen por una predisposición genética, que al interactuar con factores del entorno, como múltiples experiencias adversas -sobre todo en las etapas tempranas de la vida- constituyen un terreno vulnerable sobre el cual las experiencias traumáticas o estresantes de la vida adulta los pueden desencadenar.

- ¿Cuáles son los trastornos del estado de ánimo que más se presentan?

- Como mencionamos previamente son los cuadros depresivos. Sin embargo en estos casos es importante diferenciar si se trata de una depresión unipolar o bipolar. Un alto porcentaje de pacientes que concurren a la consulta por cuadros depresivos presentan depresión bipolar (DBP), la cual habitualmente es mal diagnosticada.

Diferentes trabajos revelan que el TBP tipo II (la forma más frecuente de presentación del TBP) caracterizado por episodios depresivos, con por lo menos algún episodio de hipomanía, está entre los trastornos psiquiátricos peor diagnosticados y tratados. Estos hechos aumentan el costo del tratamiento, retardan el tiempo para la remisión (quedar sin signo sintomatología) y empeoran el pronóstico de la enfermedad. Habitualmente, este trastorno comienza con un episodio depresivo. Estos tipos de episodios, además, son los que predominan en la historia longitudinal de este desorden.

La dificultad diagnóstica entre depresión unipolar y bipolar, es porque los pacientes con bipolaridad habitualmente se presentan con depresión, y los cuadros de hipomanía son difíciles de detectar, a diferencia de los de manía que se presentan en el TBP I. Debido a esto, muchos pacientes con TBP II son diagnosticados como pacientes con TDM. Dicha dificultad aumenta si se considera que incluso algunos pacientes que solamente cursaron con episodios depresivos, sin presentar ningún cuadro de hipomanía, con el tiempo pueden desarrollar un TBP cuando poseen determinados factores de riesgo. Esta complejidad diagnóstica es aún mayor si se consideran las diferentes formas de cuadros mixtos, en los cuales existen síntomas asociados de depresión y de hipomanía o manía.

- ¿Cómo las variables socioculturales influyen en la salud mental de la población?

- Las variables socioculturales juegan un rol central en la salud mental. En la actualidad, el entendimiento de los factores que producen y desarrollan los diferentes trastornos psiquiátricos comienza a revelar cada vez más el papel central de la interacción gen-entorno; esto es, entre la predisposición genética de cada persona y las experiencias de vida. La interacción gen-entorno está en el centro de la etiología de los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad y, muy probablemente, con mayor o menor peso, en el resto de los trastornos psiquiátricos. En estos, cada una de estas variables es necesaria, concomitante con la otra y raramente suficiente para poder provocar por sí sola un desorden determinado. Nuestro cerebro interactúa permanentemente con nuestro entorno y se modifica a través de las experiencias de vida. Un neurodesarrollo saludable requiere de un entorno "enriquecido" o favorable; familiar en primer término (con los trascendentales vínculos tempranos allí establecidos), y sociocultural, luego.

- ¿Cuáles son los factores de la vida cotidiana que más ansiedad generan? ¿Qué ocurre en momentos de crisis política/económica?

- Diferentes factores pueden generar situaciones estresantes capaces de desencadenar estos desórdenes. Dentro de ellos la pérdida o ruptura de vínculos queridos, y el desempleo están entre los más estudiados. Diferentes estudios demostraron que las crisis económicas son fuertes situaciones estresantes capaces de provocar un impacto negativo en la salud mental de la población.

Si bien no es fácil evaluar una correlación entre la recesión económica y la salud, ya que esta última depende de muchos factores, una fuerte evidencia científica indica que casi inevitablemente las crisis económicas aumentan los problemas en diferentes áreas de la salud, incluyendo la salud mental.

En dichos trabajos se demostró que las personas que experimentan desempleo y empobrecimiento tienen un riesgo significativamente mayor de problemas como depresión, entre otros, la cual puede llegar a los cuadros más graves. Los hombres, en particular, corren un mayor riesgo durante tiempos de adversidad económica.

El estrés debido a factores económicos, a través de su influencia en la salud mental de los padres, la interacción conyugal y la crianza de los hijos, tiene también un fuerte impacto en la salud mental de las mujeres, niños y adolescentes. La pobreza extrema en los niños puede incluir déficits en el desarrollo cognitivo, emocional y físico, que pueden ser perdurables.

- ¿Cuáles son las recomendaciones ante este tipo de casos? ¿Tienen cura?

- Varios ejemplos muestran que los países con mejores resultados en cuanto a la salud mental de sus poblaciones, durante las crisis económicas, son aquellos con redes de seguridad social más sólidas. Por lo tanto, en lugar de recortar las medidas de atención de la salud y de bienestar social, los responsables de la formulación de políticas deben invertir aún más en medidas de protección social durante las crisis económicas. El 17 y 18 de abril de 2013, la OMS celebró una conferencia sobre los sistemas de salud y la crisis económica. En esa ocasión, Zsuzsanna Jakab, director regional de la OMS para Europa, llamó a proteger a los más vulnerables para garantizar la cobertura universal de salud, ya que la evidencia muestra que los recortes inapropiados en el sector de la salud pueden empeorar la situación.

Ante la crisis económica, cuando las personas tienen mayor necesidad de ayuda, las medidas de reducción de costos en el sector de la atención de la salud conducen a una disminución sustancial del suministro de servicios para la prevención, la detección temprana y la recuperación de problemas de salud mental, incluyendo la depresión.

Ante síntomas de depresión o de ansiedad como medidas generales es importante que los pacientes no se automediquen usando tranquilizantes, y eviten las drogas de abuso, como el alcohol que puede empeorar estos cuadros.

Promover una vida saludable con ejercicio, sociabilización con vínculos sanos, y aprendizaje de alguna habilidad nueva, puede ayudar en algunos casos leves. Por otro lado, es importante, en la medida de lo posible, evitar situaciones que sean estresantes para la persona. Sin embargo, lo fundamental es la detección temprana. Por lo tanto como primera medida se debe consultar al profesional ante los primeros síntomas de depresión o de ansiedad, ya que la falta de remisión facilita nuevos episodios; y con cada uno de ellos se empeora considerablemente el pronóstico de la enfermedad.

Debido a esto es de central importancia poder realizar un diagnóstico precoz de los cuadros depresivos y/o de ansiedad, que incluya las comorbilidades con otras enfermedades, los diagnósticos diferenciales y la evaluación del riesgo; pudiéndose así implementar rápidamente tratamientos, con la mejor evidencia científica disponible para cada paciente en particular. Bajo estas condiciones, en un alto porcentaje de los casos se puede lograr la remisión y recuperación de estos cuadros.

Extraído Infobae