22 años sin justicia: los 5 agujeros negros de la investigación del atentado a la AMIA
Tras el hallazgo de irregularidades en el camino de las averiguaciones, los encargados del caso tratan de encontrar un nuevo comienzo.
La Unidad Fiscal de Investigaciones (UFI) dedicada a las causas vinculadas con el atentado a la AMIA, que integran los fiscales Sabrina Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini, encontró una serie de irregularidades en las pesquisas en torno al ataque de 1994.
- A un cuerpo que nadie reclamó y cuya identidad se ignora le fueron cortados los diez dedos de las manos sin que nadie lo autorizara. Además se desechó el contenido de diez bolsas que nadie había revisado jamás ya que "no era importante".
- En busca de verificar genéticamente la identidad del presunto terrorista suicida Ibrahim Hussein Berro, la UFI convocó al Equipo Argentino de Antropología Forense, que insólitamente no había sido llamado a pesar de su prestigio.
- Miles de documentos de inteligencia, permanecieron escondidos, sin clasificar y guardados en pésimas condiciones. En 2005, la ex SIDE remitió dos mil carpetas, pero su contenido seguía siendo secreto. En marzo de 2015, los fiscales pidieron que ese material "y todo el que pudiera existir" fuera desclasificado. La respuesta parcial a esa exigencia fue la aparición de dos mil metros lineales de cajas con papeles.
- Los fiscales necesitan los papeles y el testimonio de ex funcionarios y espías, pero se los denegaron hasta el momento.
- Namer, Salum y Filippini ratifican la vigencia de la hipótesis de que altos funcionarios iraníes habrían decidido atentar contra la AMIA, a través de Hezbollah, "con participación de nacionales argentinos".