Yendo de la pública a la privada

Probablemente el esfuerzo más importante realizado desde el Estado en una perspectiva de inclusión social. Pero sólo con la suba presupuestaria no alcanza: pese a los mayores recursos, la escuela pública ha venido perdiendo terreno con relación a la privada.

¿Por qué las familias deciden dejarla cuando implica un costo y perder, encima, el beneficio de la asignación universal? El año pasado, la asistencia a clases de la población de 4 a 24 años creció 1,4 puntos pero l os que concurren a colegios estatales bajaron 2,3.

Al revés, quienes asisten a las privadas aumentaron 3,6: la recuperación de alumnos la hacen hoy los colegios privados más que el Estado.

La migración es más intensa en la base misma de la pirámide social, según revela un estudio de SEL Consultores: entre 2003 y 2010, la concurrencia a escuelas privadas creció más del 55% en esa franja. Y trepó un 75% en el nivel primario, de los 5 a 13 años.Paradoja: si consideramos a una escuela pública porque responde a las demandas de la sociedad, son más públicas las privadas.

Las causas de esa tendencia se conocen. Tienen que ver con déficits no resueltos de la escuela pública: cantidad efectiva de horas de clase, seguridad de los chicos, más indisciplina y baja calidad educativa.

No puede suceder otra cosa sino que en la universidad se repita el cuadro: ha adquirido una impronta clasista, pero un sentido elitista.

Apenas el 12% de los jóvenes pobres va a la universidad, de acuerdo a un informe de IDESA. La sociedad subsidia, de hecho, el estudio de los que más tienen.

La educación está ausente de la campaña electoral: no aparece como una prioridad. Pero los datos rompen con la idea de que a la gente no le importa: está dispuesta a pagarla cuando lo que les ofrece el Estado es insatisfactorio . Quizás el reclamo no sea mayor porque la urgencia de educar a los hijos no puede esperar que los funcionarios resuelvan el problema.