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"Ya no reverencio a los críticos" "Ya no reverencio a los críticos"

* Por Fernanda Sandez. Escritor y doctor en matemáticas, traducido a más de 35 idiomas, ahora apuesta a la novela erótica. Kirchnerismo y apoyo popular.

El kirchnerismo ha recuperado cierto piso mínimo de conquistas, lo cual es valioso. No creo que vaya a hacer las transformaciones profundas que necesita el país, pero podría.

La casa es sólida y clara. La casa viene con una perra (Nina), una niña de ojos silvestres (Julia) y una esposa rubia y sonriente (Marisol). Él es como su casa: sólido y claro. O eso parece: sonríe, prepara café y accede amable a la "explicación" de cada libro de la biblioteca. Porque la suya es en realidad una babelita (o Babel de bolsillo) de varios pisos y en aun más idiomas: inglés, francés, búlgaro, checo. Y en todas las tapas, el nombre que es la clave de cada cosa aquí: Guillermo Martínez. El nombre que se lee en el cartel promocional de "Los crímenes de Oxford" (la película de Alex de la Iglesia, basada en su novela "Crímenes imperceptibles", con la que ganó el Premio Planeta de Novela en el 2003), y en cada contratapa, en cada cuadrito, en cada afiche. Hay, sin embargo, otro Martínez sobrevolando el cuarto, pero no es Guillermo sino Julio. Su padre. Un ingeniero agrónomo que escribió toda su vida, en perfecto anonimato, y que les pasó a sus cuatro hijos (dos niñas, dos varones) la pasión por contar. Julio sonríe desde la portada del libro que acaba de editarle su hijo, post mortem. Un libro de cuentos escritos por un Martínez más joven, menos premiado."Igual, mi papá era un escritor. Escribió toda su vida", dice su hijo.

Noticias: ¿Pero vivía de su escritura o era un profesional con inclinaciones literarias?

Guillermo Martínez: Era un ingeniero que nunca publicó más que un librito con el que ganó un concurso. Yo sé que la historia de que publique sus cuentos llama mucho la atención, pero es algo que yo siempre quise y nunca lo pude convencer de que hiciera.

Noticias: ¿Y él llegó a verlo a usted exitoso?

Martínez: Sí, llegó a ver publicada mi primera y mi segunda novela. De hecho, cuando yo publiqué la primera, "Acerca de Roderer", él se puso a escribir novelas. Hasta entonces solo había escrito cuentos...

Noticias: ¿Qué dice su analista de esto?

Martínez: (se ríe) Nooo, en mi familia ya hay demasiados locos y no quiero aumentar la cuenta de los analistas (vuelve a reírse).

Noticias: ¿Tenía amigos de chiquito o era más bien nerd?

Martínez: No, tenía amigos. No muchos, pero sí tenía amigos del deporte, de jugar tenis. Y tenía

además los amigos de la cuadra.

Noticias: ¿Es verdad que a usted y a sus hermanos él los hacía escribir y los evaluaba?

Martínez: Sí, sí. A Nora, a Patricia, a Pablo y a mí. Igual, después no todos siguieron escribiendo. Pero esto no me parece muy diferente de los padres a los que les gusta el tenis, les compran raquetas a sus hijos y los llevan a jugar. Acá fue lo mismo: mi papá escribe, mi mamá es profesora de Letras y entonces no era tan extraño. Pensá que una de mis hermanas estudió Letras, otro hermano es bibliotecario... Además, a nosotros nos entusiasmaba hacer lo que hacía papá.

Noticias: ¿Los calificaba?

Martínez: Sí, pero a nosotros nos gustaba. El era profesor y una de las cosas con las que nosotros siempre insistíamos era que nos dejara ver cuando ponía notas, porque era como ver la parte de atrás del algo que uno sufre en carne propia. Queríamos saber por qué se tomaba tal o cual decisión, etc. Entonces, parte de nuestra diversión era que nos pusiera notas.

Noticias: ¿Y por qué su hermana siguió Letras y usted se hizo matemático?

Martínez: Es que él me convenció de que estudiara una carrera que me permitiera ganarme la vida. Me metí en Ingeniería, pero me di cuenta muy pronto de que no era eso lo que quería hacer. Pero dentro de esa carrera las materias de matemática me gustaron mucho. Vi la vinculación entre la matemática y la filosofía, me metí con los lenguajes formales, los infinitos, las cosas que le interesaron también a Borges. Además, hay un tipo de mentalidad que es la del ajedrecista y la del matemático, y es la que me interesa, porque implica sumergirte a resolver un problema y ver todas las posibilidades. Es una especie de desafío intelectual donde lo que podés hacer no depende de la opinión de los demás, ni de los criterios de autoridad, ni de los amiguismos.

Noticias: Es decir: el revés de la literatura y también de la política. A propósito, ¿cómo se define ideológicamente?

Martínez: Yo me identifico con la izquierda, pero no digo que sea del todo una persona de izquierda porque creo que alguien así tiene que estar involucrado en la situación política y yo no lo estoy. No creo en...

Noticias: En la izquierda "sentada"...

Martínez: Claro. Pero aún así no puedo dejar de pensar con mis coordenadas de persona que ha sido de izquierda. Entonces, hay una cantidad de cosas sobre las que no tengo demasiadas expectativas, procesos que observo con cierto escepticismo..

Noticias: ¿Hay cosas que ve con simpatía?

Martínez: Por supuesto. Para mí, este Gobierno ha hecho cosas muy buenas con la deuda externa o con el tema de los juicios a los militares. Sobre todo si uno hace una lectura a través del tiempo y ve los gobiernos que hemos tenido, y lo que podíamos esperar... El kirchnerismo ha recuperado cierto piso mínimo de conquistas, lo cual es valioso. No creo que vaya a hacer tampoco las transformaciones profundas que necesita el país, pero podría. Yo veo, por primera vez en muchos años, que hay un gobierno que tiene la fuerza, el apoyo popular, la inserción en la clase obrera y hasta la ausencia de una oposición organizada. Tiene todo como para hacer cosas muy buenas.

Noticias: Volvamos a la literatura. ¿Todavía sigue enojándose con quienes lo ven como matemático "metido" a escritor?

Martínez: Lo que pasa es que yo escribo desde hace 20 años, y cuando tenés que aclarar por centésima vez lo mismo, ya...(se ríe). Y todavía siguen con eso porque la gente piensa, erróneamente, que matemática y literatura son campos absolutamente separados y no es tan así. Hay muchos ejemplos en literatura, como Lewis Carroll o Borges, de escritores que han tomado ideas de la matemática para hacer ficciones. Pero, de todos mis libros, el único que tiene matemática de una manera muy notoria es "Crímenes imperceptibles·. Como fue a la vez el más famoso, es como si todos esperaran algo en ese mismo sentido.

Noticias: A propósito, ¿cómo es Oxford?

Martínez: Es... hermosísimo. Hay algo en la atmósfera que es de otra época, como si entraras en otra clase de universo. Y yo llegué hasta ahí prácticamente huyendo de la hiperinflación alfonsinista, así que imaginate. Viajé becado por el Conicet y fueron dos años de vacaciones en la civilización. No te atropellaban los autos por la calle, esperaban a que pudieras cruzar, la gente era amable...

Noticias: ¿Y el mundillo literario argentino lo recibió igual de bien?

Martínez: (carcajadas) Y, no. Hay muchos recelos en ese mundillo. Hubo gente para la que me convertí en el gran enemigo, no sé. Lo que pasa es que hay algún grupo literario que solamente ve lo que hacen ellos y sus amigos. Y es como si no alcanzaran a absorber que alguien que no es uno de ellos, de pronto tenga un lugar. Porque en general son ellos los que dan los lugares.

Noticias: El mundo literario es como el baile de la silla; el que llegó último suele ser visto con recelo.

Martínez: Sí, pero además lo que no se perdona es el éxito de ventas. Lo que enloquece es que de repente haya algo que venda mucho, porque de inmediato aparece el "por algo será". Frente a eso, yo creo que hay que abrir los libros y leerlos, ¿no? Analizar por cifra de ventas, me parece un poquito mercantilista y, si es por eso, en su momento el Quijote fue también fue un best seller.

Noticias: Pero, de nuevo: ¿le preocupa el tema de ser aceptado?

Martínez: Bueno, uno prefiere que no lo insulten (risas).

Noticias: ¿Es insulto o es ninguneo?

Martínez: Digamos que a mí me han insultado de manera muy desagradable (se ríe). Pero a medida que uno comienza a darse cuenta de quién es quién en el mundo literario, cómo se hacen las reseñas, cómo se hacen las críticas, todo eso deja de importarle. Igual, por suerte se han olvidado bastante de mí. ¡Ahora están a la espera del próximo! (risas).

Noticias: Su última novela es "Yo también tuve una novia bisexual". ¿No le parece un título complicado como para ir leyendo en el subte?

Martínez: (de ríe) ¿Sí? ¡Yo pensé que ya estábamos superados en ese aspecto! Qué gracioso, lo que pasó es que eso que hoy es una novela en realidad iba a ser el último cuento de un libro de cuentos, y por eso no presté mucha atención al título. No quise hacer un título provocativo.

Noticias: No me va a negar que es de película porno...

Martínez: Bueno, puede ser. El tema del erotismo en literatura hasta principios de este siglo era tabú. Pero después, durante el siglo XX, se dio como una superexplotación del tema con Nabokov, Bukowsky y otros, y eso también llevó a otro cliché que terminó con todas estas novelas de los `90 con bisexuales, travestis, etc. Y yo quise escapar de ese cliché.

Noticias: ¿Y por eso este enroque suyo de pasar de cuestiones policiales a orgasmos?

Martínez: Claro, me gustaba la idea de apartarme de la sordidez y de hacer otra cosa. Fue como decir: "Bueno, ¿cuál es la historia? ¡Si yo también tuve una novia bisexual!" (risas).

Noticias: El lector se calienta leyendo ciertos pasajes. ¿Usted se calentó escribiendo?

Martínez: No sé los demás, pero yo soy muy lento y me aburro, más bien (ríe). Igual, uno tiene que impostar siempre, ¿no? Yo siempre trato de creer en lo que escribo. Por eso siempre escribo en primera persona y trato de ver las escenas, que es la única manera de poder convencer al que lee.

Noticias: A todo esto, ¿la intimidad sexual lleva de algún modo al amor?

Martínez: Sin dudas, y eso aparece en la novela. La intimidad genera sentimientos, hay vasos comunicantes entre una cosa y otra. Siempre hay algo más que sexo en una relación sexual, y si no fuera así tampoco el sexo funcionaría. Sería todo muy mecánico. Lo que lo vuelve excitante es toda una cantidad de otras cosas, que no tienen que ver con el sexo.