¿Y si dejamos actuar a la Justicia?
Por Ricardo Roa* Una de dos: o el juez violó el secreto de su propio sumario y le mostró el expediente a Aníbal Fernández o es una chantada del ministro.
El jefe del Gabinete dijo que "en el expediente hay pruebas más que suficientes para detener (al gremialista Sobrero) por asociación ilícita".
Sobrero es un dirigente de izquierda y jefe de la seccional del Sarmiento de la Unión Ferroviaria. Está enfrentado a la conducción del sindicato encabezada por José Pedraza. Fue detenido ayer, con otros cuatro delegados, por orden de uno de los dos jueces que investigan un presunto sabotaje en el descarrilamiento de un tren y la quema de 15 vagones en mayo pasado.
Fernández dio a conocer la sentencia antes de que el mismo juez le tome declaración a Sobrero y sus compañeros y se pronuncie. Fue un adelanto exclusivo para la audiencia. Y nada anormal en un gobierno acostumbrado a pasar todo el tiempo la raya que debiera separarlo de la Justicia.
Cuesta entender por qué un grupo de delegados armó un complot para hacer quemar nada menos que 15 vagones sin que hubiera un conflicto de por medio. Encima, han sido elegidos por los trabajadores para conducir la seccional. Sería un operativo contra ellos mismos.
Ayer los ferroviarios del Sarmiento pararon en repudio a las detenciones. Claro está que si la conspiración existió, cometieron un delito grave y deben ser condenados . En la causa del mismo juez hay ya dos presos. Y en la que se sigue en otro juzgado, cuatro imputados, dos de ellos prófugos. Las pruebas provienen de filmaciones y pericias hechas por la Policía y la propia empresa.
Aunque parezca pedir demasiado, habría que dejar que los jueces hagan su papel sin interferencias y el Gobierno, el que le corresponde. El abogado de Sobrero marcó que mientras el gremialista está detenido, Jaime, ex secretario de Transporte y hombre del riñón K, sigue en libertad pese a la lluvia de denuncias de corrupción. Que incluyen sus vínculos con empresas ferroviarias.