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¿Viviendas o soluciones habitacionales?

La polémica desatada respecto de la cantidad de viviendas que se han construido en Mendoza durante las dos últimas gestiones gubernamentales nacionales, obliga a que la información oficial sea lo suficientemente clara. De lo contrario se está engañando a la ciudadanía, algo preocupante de por sí y más aún en un año netamente electoral.

El déficit de viviendas en Mendoza no es nuevo y alcanza tanto a las familias de menores recursos como a las de clase media. En el primero de los casos, porque se han dejado de lado algunos planes que décadas atrás dieron resultados y en el segundo -la clase media- porque no sólo no hay organismos que construyan viviendas para cubrir sus necesidades, sino que tampoco tienen acceso a créditos accesibles para encarar la construcción por esfuerzo propio.

La modificación de los objetivos que se fueron fijando los gobiernos para enfrentar el déficit de viviendas está directamente relacionada con los cambios sociales que se produjeron en el país. Hasta mediados de la década del 60, los organismos encargados de la construcción de unidades habitacionales direccionaban su accionar a las casas destinadas a obreros (ferroviarios, petroleros, etc.) y fue así que fueron surgiendo los barrios ubicados en la Sexta Sección, de Capital; en Guaymallén, Las Heras y Godoy Cruz.

Sin embargo, a partir de esa fecha comenzó un fenómeno desconocido para la provincia: el del crecimiento descontrolado de las villas inestables, surgidas como consecuencia del éxodo de la gente del campo hacia la ciudad.

Fue entonces que las distintas gestiones de Gobierno de la época debieron comenzar a priorizar los planes de erradicación de villas inestables, dejando las viviendas de clase media a cargo del Banco Hipotecario Nacional. La calidad de la construcción estaba relacionada también con el destino de la vivienda y en algunos casos, como ciertos barrios de Godoy Cruz, se dispuso una metodología del "esfuerzo propio", consistente en que los propios futuros adjudicatarios debían aportar "horas de trabajo" para construir su casa, mientras los materiales, los planos y la dirección de obra corrían por cuenta del Instituto Provincial de la Vivienda.

La modificación de los planes de construcción, la privatización del Banco Hipotecario y los créditos muchas veces inaccesibles para la gran mayoría de la población no hicieron más que profundizar el problema de la carencia de viviendas, que actualmente llega a un porcentaje amplio de población y cuya falencia es reconocida por las distintas gestiones oficiales.

En ese marco cabría colocar la polémica planteada días pasados, ante el anuncio oficial a nivel nacional, aparecido en el programa "Fútbol para Todos", que indicaba que en la provincia se habían construido 27 mil "soluciones habitacionales, entre terminadas y en ejecución", en el marco de un discurso de "defensa del modelo nacional".

La discusión se profundizó con motivo de la presencia en Mendoza del subsecretario de Viviendas de la Nación, quien ratificó las cifras, cuando según las autoridades locales los números indicaban poco más de 13 mil casas, que posteriormente fueron llevadas a 18 mil. La sorpresa llegó cuando se aclaró que las "soluciones habitacionales" restantes consistían en la urbanización y obras de red de agua, cloacas y energía eléctrica del Campo Papa en Godoy Cruz, Nebot en Guaymallén, Cosquín en Santa Rosa o Isla del Diamante en San Rafael.

Sería deseable, para evitar confusiones, que la información fuera más clara. De no ser así, puede pensarse, con justa razón, que se trata de una propaganda oficial engañosa, destinada a generar una realidad que no existe y que sólo tiene por objetivo mostrar una irreal gestión de Gobierno en un año electoral.