Violento asalto en Ituzaingó: “Le apuntaron con un arma a mi bebé”
Cuatro delincuentes ingresaron a una propiedad de Villa Udaondo a plena luz del día.
Cuatro delincuentes ingresaron a dos domicilios de la localidad bonaerense de Villa Udaondo, Ituzaingó a plena luz del día. Apenas descendieron del auto Fiat Uno blanco en el que se quedó esperándolos un quinto cómplice listo para escapar, tenían ubicados los puntos débiles del perímetro y cada uno lo atravesó por un lugar diferente.
Gisela, la dueña de una de las propiedades asaltadas, vio con terror el momento en el que cruzaron corriendo por el jardín desde la ventana de su habitación, en la planta alta. “Empecé a gritar pidiendo ayuda, uno de ellos me vio y me apuntó con el arma”, relató hoy en diálogo con TN. Pero el verdadero pánico la invadió unos segundos después, cuando se dio vuelta y advirtió que otro de los delincuentes sujetaba a su hijo de tres años.
“Cuando me di vuelta vi a mi marido con el bebé encañonado en planta baja”, afirmó todavía conmocionada por la imagen de la que tuvo que ser testigo. Todos estaban armados y ante el miedo de que lastimaran a su hijo lo único que atinó a hacer fue tratar de tranquilizarlos. La mujer aseguró que les dio “todo lo que tenía” y que los asaltantes la “quisieron atar pero no encontraban los precintos”.
Tras apoderarse de dinero y algunos objetos de valor, los ladrones no perdieron tiempo y siguieron adelante con su raid. Huyeron por el alambrado de la casa vecina, donde se encontraba una mujer, a la que también amenazaron y asaltaron antes de alejarse del lugar con su botín en el mismo vehículo en el que habían llegado.
Aunque nadie resultó herido, Gisela manifestó que todavía sienten miedo por lo que pasó pero que además ahora se les sumó la bronca. No por lo material que perdieron, sino por la “negligencia” que sobrevino al robo.
Uno de los ladrones fue detenido casi de inmediato, otros dos cayeron a unas 10 cuadras del lugar del hecho y el resto logró fugarse. Pero los sujetos que habían sido arrestados no duraron detenidos ni siquiera 24 horas.
Según el testimonio de la mujer, cuando su marido fue a la comisaría 3ra a completar el trámite de la denuncia, observó una situación insólita. “Los detenidos estaban sin esposas”, soltó incrédula, haciendo referencia al momento del traslado, cuando debían subirse al patrullero. Entonces, pese a los guardias que tenían alrededor, “salieron corriendo uno para cada lado”. “Lo cuento y no lo puedo creer”, dijo la víctima, y remató: “Los agarran y se les escapan”.
“Quiero que la Justicia me de una solución”, exigió indignada, tras lo cual explicó: “Porque todos podemos ser víctimas de un robo, pero toda la negligencia que hubo después por parte de la policía tiene que terminar en algo, un sumario, algo”. De todas maneras, casi como si ya anticipara que esa respuesta que espera no va a llegar, concluye: “Siento que me robaron dos veces”.
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