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Video - El Centro Cultural Kirchner: el monstruo dormido tras más de 500 despidos

El CCK fue inaugurado el 21 de mayo de 2015 y actualmente no está a plena capacidad de trabajo. DiarioVeloz repasa su corta vida y cómo está hoy.

El Centro Cultural Kirchner (CCK) fue inaugurado el 21 de mayo de 2015, en conmemoración del Bicentenario, y requirió de un gran esfuerzo para que su apertura sea majestuosa. DiarioVeloz repasa su corta vida y cómo está hoy.

Más de 800 mil personas estuvieron en la antigua sede del Correo Central de Buenos Aires, con un promedio de 7.500 visitantes por día. En este espacio de 110 mil km cuadrados hubo más de 3100 actividades culturales de entrada gratuita y 6 mil artistas brindaron sus artes al mundo, muchos de ellos sin recibir dinero a cambio.


Para mantener esa estructura, con eventos y exposiciones todos los días, eran necesarios 675 empleados, de los cuales muchos estaban contratados en forma tercerizada por diversas universidades (Universidad Nacional de General San Martín, Universidad Nacional de Tres de Febrero y en menor medida Universidad Nacional de La Matanza).

Más de 500 empleados tuvieron el mismo destino que tantos otros contratados de esta forma, sus contratos no fueron renovados después del 31 de diciembre.

"El CCK necesitaba de todo ese personal y mucho más para funcionar normalmente como lo venía haciendo, muchos hacíamos horas de más, trabajábamos otros días, por eso nos causa gracia y dolor que digan que no trabajábamos", contó Hernán, uno de sus ex empleados a DiarioVeloz.

Todos lo que generaba el Centro era producido desde allí, se mantenía la página web, los contenidos para los talleres, catálogos y los programas que se repartían en cada espectáculo.

"Siempre trabajábamos en equipo, con circuitos de laburo bien definidos, a veces un poco desordenados por el flujo de actividades que ocurrían ahí, había eventos en simultáneo en los 11 pisos", explicaron antiguos trabajadores.

Etapa final

Los trabajadores comenzaron a juntarse en asambleas desde el mes de septiembre, antes de las elecciones, porque todos los contratos terminaban en diciembre y con ninguno de los candidatos tenían garantizada una continuidad. Cada sector eligió un delegado para que todos estuvieran representados.

"Empezamos a prepararnos para ese momento elaborando informes de todo lo que habíamos hecho, estábamos dispuestos a mostrar nuestro trabajo, a explicar cuáles eran nuestras funciones, listamos a todos lo que trabajaban", dijo a DiarioVeloz Hernán, uno de los delegados.

Al principio el CCK no estaba bajo la órbita de ninguna dependencia del Estado y, luego de la asunción de Mauricio Macri, fueron designados al Sistema Federal de Medios. Entonces, intentaron comunicarse con Hernán Lombardi, quien puso sus oficinas en el mismo espacio donde ellos trabajaban.

"Hasta el 31 de diciembre no pudimos tener un contacto oficial con nadie. Hubo una indiferencia total, si hubo encuentros informales con alguna áreas pero fueron muy pocos. Una vez nos cruzamos a Lombardi en un pasillo pero nos recibió de mala manera", explicó Hernán.

El discurso oficial era un tanto ambiguo, según describen los propios trabajadores, que se enteraban de sus situación por los medios. Si bien aclararon que no iban a poder quedar todos en su puesto, admitieron que aquellos que trabajaran iban a permanecer allí.

A fines de diciembre se extendieron las credenciales de los empleados hasta fines de febrero, pero cuando quisieron volver a su trabajo normal, el 4 de enero, no pudieron hacerlo.

Entre 70 y 80 personas siguieron trabajando, pero todos los de la gestión cultural, más de 500 personas corrieron otro destino.


Los contratos irregulares

Las razones de la no continuidad de los contratos fue variando según explican sus trabajadores: "Nos trataron de ñoquis, después de militantes, siguió el argumento que éramos jóvenes y que no necesitábamos trabajar, que estábamos con contratos irregulares y finalmente sí, dijeron que era una reestructuración del Estado".

La situación con los contratos efectivamente era irregular, ya que muchos estaban por medio de diversas universidades nacionales, los trabajadores no desconocían esto, pero el reclamo fue pedir una regularización de la situación. "Yo soy víctima de eso", argumentó acongojado Hernán.

"La mayoría no eran militantes, había un grupo pequeño que si expresaban más su militancia, eran un grupo mínimo", develaron.

Los trabajadores explicaron que no fueron espiados por las redes sociales ni vivieron una persecución de ese estilo. "No tienen ni la menor idea de a quien echaron. Acá había diversidad, no hubo persecución individual sino que estigmatización al lugar, borrón y cuenta nueva", afirman.


Orgullo tachado

"Entre el 10 de diciembre y hasta fin de mes el Centro Cultural Kirchner estuvo abierto y funcionó, sin recibir ninguna información oficial. Abrió porque nosotros quisimos y fuimos a trabajar, sino, no se abría. Lo hicimos funcionar porque sabíamos cómo hacerlo y teníamos la voluntad que nuestro trabajo salga bien", manifestó a DiarioVeloz uno de los delegados.

En cuanto a su labor, contaron: "Todos los artistas que pasaron por el CCK alabaron nuestro trabajo, dijeron que era de alta calidad, muy profesional, los visitantes decían que nuestro trato era muy cálido".

"Era un proyecto muy ambicioso, por eso se contrató a profesionales de la gestión cultural que le dieron un plus al asunto, era un monstruo", refirieron. Actualmente el CCK está cerrado, hace visitas guiadas de 14 a 17, una vez por hora y duran aproximadamente 50 minutos. Hay algunos conciertos, eventos especiales y todavía no saben cuándo se reanudará una programación completa.

"Estaba muy contento con mi laburo, era un espacio donde trabajábamos en equipo, se trabajaba en buenas condiciones, hacíamos cosas que nos gustaban hacer y todos estábamos orgullosos del trabajo y muy tristes, dolidos por todo lo que ocurrió porque algo que debería ser motivo de orgullo en nuestro curriculum ahora es una mancha", finalizó Hernán.