Video - De ver la tribuna a disfrutar al ídolo: por qué tendría que seguir Fútbol para Todos
Los dirigentes del fútbol argentino analizan rescindir el contrato con el Estado y vender los derechos de televisación. ¿Es correcto?
Por María Clara Rositano
@ClariRositano
Los dirigentes del fútbol argentino determinarán el futuro de Fútbol para Todos: por estas horas analizan rescindir el contrato con el Estado y vender los derechos de televisación a privados. ¿Es correcta esta decisión?
La resolución deberá tener la aprobación de la Secretaría de presidencia. Desde el mismo Estado se quiere esperar hasta el año 2019 para romper la sociedad con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), pero los dirigentes deportivos no son tan pacientes.
"Tendremos en cuenta la garantía y solvencia de las ofertas que se postulen, además del dinero que estén dispuestos a invertir. El Gobierno quiere licitar todo en 2019. Nosotros queremos hacerlo ahora. ¿Para qué esperar, si a ellos no les interesa el fútbol?", explicó un dirigente al diario La Nación.
Desde el 20 de agosto de 2009, cuando Cristina Kirchner firmó junto a Julio Grondona y Diego Maradona (entonces técnico de la Selección) el contrato que asociaba al Estado con la AFA, el Gobierno gastó 5906,31 millones de pesos en las transmisiones deportivas.
Si bien el gasto que se realizó es exorbitante, personas en todo el país pudieron acceder a ver a sus ídolos por televisión, cuando antes sólo veían, con la mayor de las suertes, una tribuna que alentaba o debían esperar a última hora del domingo para saber cómo había salido su equipo.
La mejor opción es buscar un sistema mixto, similar al que propuso Mauricio Macri al asumir como presidente, así todos los argentinos que quieran ver a su equipo puedan hacerlo. Las transmisiones deberían darse en los canales de aire, para que no haya discriminación en cuanto a las posibilidades.
Claro está que no se debería privilegiar el fútbol por sobre la construcción de una escuela pública o un hospital, por lo que el acceso de privados para solventar los gastos es oportuno.
No hay que dejar de lado que la FIFA prohíbe que las asociaciones afiliadas tengan vínculos con los estados locales (disposición que la AFA rompió y fue desatendida por la posición política que ocupaba Julio Grondona, vicepresidente de la máxima entidad del fútbol mundial), pero: ¿se puede decir algo de la credibilidad de esa reglamentación luego del FIFA gate y de los negociados por los derechos de televisación?
Una vez más, los dirigentes del fútbol argentino demuestran que no piensan en los verdaderos hinchas, sino en sus finanzas.