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Videla, ¿nunca más?

La mañana de este viernes encontraron muerto a Jorge Rafael Videla y, aunque las muertes no se celebran, me asombró ver tristeza por este deceso.

Por Sabrina Valle

sabrina@diarioveloz.com

@SabrinaAValle

Antes que nada quiero aclarar que tengo poco más de 20 años y que afortunadamente, como es de esperarse, no me tocó vivir la etapa de la última dictadura militar que azotó a la República Argentina desde el `76 hasta el `83.

Debo agradecer también que a mi familia tampoco sufrió ninguna desaparición ni secuestro de algún ser querido o cercano, pero aún así, solo con el peso de la historia y con mi conocimiento no vivencial al respecto, me atrevo a opinar.

Leyendo las crónicas sobre la vida, obra y muerte de Videla, y las anécdotas de aquellos a los que le tocó sufrirlo de cerca, me sorprendió poderosamente ver una inmensa ola de comentarios a favor del llamado "Proceso de Reorganización Nacional".

Muchos asociaron su disconformismo con el actual gobierno, a la intención de volver a vivir con un gobierno de facto a pesar de todo el dolor, sufrimiento y pérdidas humanas qué estas le provocaron al país.

Me anonadó terriblemente notar la certeza con la que algunos comentaristas afirman que para salir de este "caos" en que está inserto el país, "la única solución es que venga otro como Videla para poner orden". Wow, es fuerte.

Aunque muchos de los escriben han vivido esa etapa tan trágica, aún así se muestran a favor de revivirla a cambio, ¿de qué? A juzgar por los comentarios durante esos años no hubo corrupción, Argentina era una país próspero, "uno podía salir tranquilo a la calle sin que LO MATARAN".

¿Qué? ¿Y esas 30 mil personas e hijos de desaparecidos dónde están? Repito, sin haber vivido esa época, me resulta asquerosamente aberrante ver que hay gente que es capaz de desear otra dictadura para este país.

Podemos estar o no de acuerdo con cuestiones políticas y económicas de la actualidad, pero me a niego a aceptar que haya quienes consideren otro proceso como una opción transformadora y productiva para esta o cualquier otra nación.

Seamos respetuosos, por la memoria de los que ya no están, por los hijos que aún intentan saber quienes fueron sus padres, y por quienes hicieron lo imposible para lograr sobrevivir. Para que con Videla se cierre definitivamente la etapa más oscura de la Argentina, ojalá todos podamos unificarnos en un grito de ¡NUNCA MÁS!