Vicuña: "Mi mamá es mi gran sostén"
*Por María Laura Santillán. El actor chileno de "Herederos de una venganza" tiene 33 años y está en pareja con Carolina "Pampita" Ardohain. Tienen dos hijos y esperan el tercero.
Junto a Gonzalo Valenzuela crearon una productora de espectáculos. Se describe como un hombre tímido, nada celoso, que disfruta más del teatro que de la tele. Charla a fondo con un seductor que se apoya en su familia.
¿Sos creyente?
Sí. Tengo un origen y una formación católica, estudié en un colegio de curas. Conocí el mejor lado de la Iglesia, gente generosa, solidaria, sacerdotes que se metían en el lodo en invierno y que me despertaron un ser social que tiene que ver con ponerse en el lugar del otro. No cumplo con los ritos, ni estoy casado por iglesia. Pero sí me aferro a mis creencias y agradezco a Dios por lo que tengo.
¿Cuál es el momento de agradecerle a Dios?
Constantemente. Cuando subo al escenario, cuando voy en el auto, cuando medito, cuando veo a mis hijos. Trato de no pedir. Estoy siempre agradeciendo. Mis hijos van a un colegio católico. Tenemos una relación profunda con Dios.
Sos licenciado en Arte y Actuación Teatral de la Universidad de Chile, no es común en un actor.
Sí. Es un tema poder terminar la carrera y que no te tiente un trabajo. Porque está la sensación de que no te van a volver a llamar de la televisión. Y se vive como una amenaza.
¿Con quién hablás de los libros que leés?
Con mis compañeros, de vez en cuando es gente con mis mismas inquietudes.
¿De vez en cuando? ¿Por qué?
Porque no todos piensan lo mismo. En las tiras el ambiente es bien amplio y hay que aprender a convivir porque es un espacio de trabajo.
¿Y el teatro no es solo trabajo?
Para mí no. Es el origen, mi lugar de reflexión, para ejercer política, visión, opinión. La mayoría de los proyectos tienen que ver con una gestión y un arraigo en mí muy profundo. En "La celebración" tenía una vinculación como padre, como hijo, como hombre en relación a la temática. Llevo cinco años con la obra. Me doy el lujo de que el teatro tenga ese compromiso.
Mori, la productora teatral que creaste con Gonzalo Valenzuela, ahora es una empresa. ¿Cómo se organizan?
Vamos a abrir la quinta sala en Chile. Es una cartelera muy variada, con co-producciones. La clave del crecimiento fue generar equipos multidisciplinarios, reconocer aéreas y talentos: director, actor, creativo. También hay ingenieros, periodistas, productores.
¿Y hay plata para todos ellos? (Risas)
Sí. Le ponemos todos los días mucha cabeza. Tenemos una productora audiovisual, de contenidos, hicimos un documental, un unitario, también hemos fracasado, tuvimos una revista de cultura y diseño que quebró. Funciono como líder creativo. Somos todos líderes, bonito slogan (risas).
¡Y no tenemos la autoestima baja!
Esa es la clave (risas). Es necesario tener fuerza y coraje para emprendimientos así.
¿Extrañás Chile?
No tanto, hace nueve meses que estoy acá. Mi carrera es itinerante, he vivido dos años en España. Amo mi país y voy mucho.
¿Extrañás a tu mamá?
Mi mamá vive la mitad del año en Londres, viaja mucho. La amo, le he declarado mi amor. Nos mimamos mucho. Ella está casada, hizo su vida, pero tenemos una relación que va más allá del tiempo. Es mi principal sostén.
¿Todavía hoy a los 33?
Sí. Es la figura contenedora, la comprensión. Cuando decidí estudiar teatro tuve un quiebre familiar. Ella me supo acompañar, ocupó un rol de compresión y contención. Tenemos una relación de amor, de confianza, de lealtad.
¿Las mujeres somos más flexibles?
A veces, cuando quieren y para algunos temas.
¿Si su marido no te gustaba, se lo hubieras dicho?
No. Es un tema cuando tu mamá, con cuatro hijos, se separa y se casa con alguien. Ese alguien está en mi vida hace 28 años. Lo respeto y lo quiero porque hace feliz a mi mamá. Pero me costó mucho tiempo entenderlo. Me fui de casa, fui rebelde, hice mi vida. Nunca se lo dije porque me parece egoísta.
En lugar de decir lo que sentís, ¿sos de mostrarlo en actitudes?
Sí, soy así. Es terrible.
¿Por qué terrible? (Risas)
Me ahorraría tanto tiempo... Pero me cuesta. Soy reservado. Estoy tratando de modificarlo.
¿Cómo estás tratando de resolverlo?
Pensándolo. Tengo relaciones de mucha confianza, mi mujer y mejores amigos. Con la gente con la que hay distancia me cuesta más. Es mi personalidad, soy de ir absorbiendo.
¿Es para que no opinen?
Para no hacerle pasar un mal momento al otro. No tengo una personalidad del cara a cara. No me gusta decirle a alguien lo que tiene que hacer ni que lo hagan conmigo y me molesta mucho cuando gente que no me conoce se mete en mi vida.
Carolina es frontal.
Sí, pero infinitamente respetuosa de los demás. Nunca he escuchado a mi mujer hablar mal de alguien, es algo que me enamoró. Escapa a la regla.
¿Es cierto que se van a vivir a México?
En las vacaciones quiero enfriar la cabeza y tomar buenas decisiones. No está decidido.
Estás hablando en primera persona sin incluir a Carolina. ¿Ella te sigue?
Lo hice porque después me siento pelotudito si lo digo en plural. Ella es flexible y generosa con respecto a su carrera y prioridades, pero las decisiones se toman de a dos.
¿A quiénes se parecen los chicos de personalidad?
Blanca se parece muchísimo a mí, es muy tímida. Yo de chico sufrí hasta que encontré el teatro como terapia. Es inteligente y madura para su edad, un ser sabio. Bautista es una mezcla (risas). Un niño alegre, creativo, juega todo el día, tiene muchos amigos.
¿Saben dónde va a nacer el próximo hijo?
No. Se va a definir en el momento según nuestra residencia. Tenemos un hijo chileno y otro argentino. El próximo niño será del mundo.
¿Sos celoso?
No (risas). Encontré una mujer que no me despierta celos. Es muy segura y me da confianza absoluta. Creo que los celos son directamente proporcionales a la histeria de la otra persona. El celo se potencia por la dinámica de pareja que tengas. Carolina me da toda la seguridad que necesito.
¿Cómo son las discusiones entre ustedes?
Como las de todas las parejas.
Sos muy, muy tímido. ¿Se puede discutir con vos?
Sí. Pero tiene que ser por algo muy fuerte. La gente que me quiere, me encara porque, si no, yo me distancio. Es un modo de procesar el problema. No me gusta discutir. Es importante el diálogo y encontrar soluciones en conjunto. Discutir tiene una connotación negativa. Tiene la connotación de pelea.
¿Qué le pasa a Carolina con tus admiradoras?
Ella me conoció como actor, entiende el rol pasajero que ocupo.
¿Lo entiende o se la banca?
(Risas). Quizás estar con alguien del medio pasa por la comprensión de ese tipo de cosas.
No te quedan cómodas las entrevistas, ¿no?
Es un ejercicio complicado. Uno intenta profundizar y no caer en lugares comunes. Pero es difícil, es tu vida, son tus lugares más íntimos. Adentro mío convive el licenciado, que es como el estudiante de teatro, el que está expuesto y tiene que contestar pelotudeces, el galán de la tira. Eso conflictúa. No me gusta dictar verdades, no creo conocer ni una y no me creo en condiciones de imponérselas a nadie.
¿Sos creyente?
Sí. Tengo un origen y una formación católica, estudié en un colegio de curas. Conocí el mejor lado de la Iglesia, gente generosa, solidaria, sacerdotes que se metían en el lodo en invierno y que me despertaron un ser social que tiene que ver con ponerse en el lugar del otro. No cumplo con los ritos, ni estoy casado por iglesia. Pero sí me aferro a mis creencias y agradezco a Dios por lo que tengo.
¿Cuál es el momento de agradecerle a Dios?
Constantemente. Cuando subo al escenario, cuando voy en el auto, cuando medito, cuando veo a mis hijos. Trato de no pedir. Estoy siempre agradeciendo. Mis hijos van a un colegio católico. Tenemos una relación profunda con Dios.
Sos licenciado en Arte y Actuación Teatral de la Universidad de Chile, no es común en un actor.
Sí. Es un tema poder terminar la carrera y que no te tiente un trabajo. Porque está la sensación de que no te van a volver a llamar de la televisión. Y se vive como una amenaza.
¿Con quién hablás de los libros que leés?
Con mis compañeros, de vez en cuando es gente con mis mismas inquietudes.
¿De vez en cuando? ¿Por qué?
Porque no todos piensan lo mismo. En las tiras el ambiente es bien amplio y hay que aprender a convivir porque es un espacio de trabajo.
¿Y el teatro no es solo trabajo?
Para mí no. Es el origen, mi lugar de reflexión, para ejercer política, visión, opinión. La mayoría de los proyectos tienen que ver con una gestión y un arraigo en mí muy profundo. En "La celebración" tenía una vinculación como padre, como hijo, como hombre en relación a la temática. Llevo cinco años con la obra. Me doy el lujo de que el teatro tenga ese compromiso.
Mori, la productora teatral que creaste con Gonzalo Valenzuela, ahora es una empresa. ¿Cómo se organizan?
Vamos a abrir la quinta sala en Chile. Es una cartelera muy variada, con co-producciones. La clave del crecimiento fue generar equipos multidisciplinarios, reconocer aéreas y talentos: director, actor, creativo. También hay ingenieros, periodistas, productores.
¿Y hay plata para todos ellos? (Risas)
Sí. Le ponemos todos los días mucha cabeza. Tenemos una productora audiovisual, de contenidos, hicimos un documental, un unitario, también hemos fracasado, tuvimos una revista de cultura y diseño que quebró. Funciono como líder creativo. Somos todos líderes, bonito slogan (risas).
¡Y no tenemos la autoestima baja!
Esa es la clave (risas). Es necesario tener fuerza y coraje para emprendimientos así.
¿Extrañás Chile?
No tanto, hace nueve meses que estoy acá. Mi carrera es itinerante, he vivido dos años en España. Amo mi país y voy mucho.
¿Extrañás a tu mamá?
Mi mamá vive la mitad del año en Londres, viaja mucho. La amo, le he declarado mi amor. Nos mimamos mucho. Ella está casada, hizo su vida, pero tenemos una relación que va más allá del tiempo. Es mi principal sostén.
¿Todavía hoy a los 33?
Sí. Es la figura contenedora, la comprensión. Cuando decidí estudiar teatro tuve un quiebre familiar. Ella me supo acompañar, ocupó un rol de compresión y contención. Tenemos una relación de amor, de confianza, de lealtad.
¿Las mujeres somos más flexibles?
A veces, cuando quieren y para algunos temas.
¿Si su marido no te gustaba, se lo hubieras dicho?
No. Es un tema cuando tu mamá, con cuatro hijos, se separa y se casa con alguien. Ese alguien está en mi vida hace 28 años. Lo respeto y lo quiero porque hace feliz a mi mamá. Pero me costó mucho tiempo entenderlo. Me fui de casa, fui rebelde, hice mi vida. Nunca se lo dije porque me parece egoísta.
En lugar de decir lo que sentís, ¿sos de mostrarlo en actitudes?
Sí, soy así. Es terrible.
¿Por qué terrible? (Risas)
Me ahorraría tanto tiempo... Pero me cuesta. Soy reservado. Estoy tratando de modificarlo.
¿Cómo estás tratando de resolverlo?
Pensándolo. Tengo relaciones de mucha confianza, mi mujer y mejores amigos. Con la gente con la que hay distancia me cuesta más. Es mi personalidad, soy de ir absorbiendo.
¿Es para que no opinen?
Para no hacerle pasar un mal momento al otro. No tengo una personalidad del cara a cara. No me gusta decirle a alguien lo que tiene que hacer ni que lo hagan conmigo y me molesta mucho cuando gente que no me conoce se mete en mi vida.
Carolina es frontal.
Sí, pero infinitamente respetuosa de los demás. Nunca he escuchado a mi mujer hablar mal de alguien, es algo que me enamoró. Escapa a la regla.
¿Es cierto que se van a vivir a México?
En las vacaciones quiero enfriar la cabeza y tomar buenas decisiones. No está decidido.
Estás hablando en primera persona sin incluir a Carolina. ¿Ella te sigue?
Lo hice porque después me siento pelotudito si lo digo en plural. Ella es flexible y generosa con respecto a su carrera y prioridades, pero las decisiones se toman de a dos.
¿A quiénes se parecen los chicos de personalidad?
Blanca se parece muchísimo a mí, es muy tímida. Yo de chico sufrí hasta que encontré el teatro como terapia. Es inteligente y madura para su edad, un ser sabio. Bautista es una mezcla (risas). Un niño alegre, creativo, juega todo el día, tiene muchos amigos.
¿Saben dónde va a nacer el próximo hijo?
No. Se va a definir en el momento según nuestra residencia. Tenemos un hijo chileno y otro argentino. El próximo niño será del mundo.
¿Sos celoso?
No (risas). Encontré una mujer que no me despierta celos. Es muy segura y me da confianza absoluta. Creo que los celos son directamente proporcionales a la histeria de la otra persona. El celo se potencia por la dinámica de pareja que tengas. Carolina me da toda la seguridad que necesito.
¿Cómo son las discusiones entre ustedes?
Como las de todas las parejas.
Sos muy, muy tímido. ¿Se puede discutir con vos?
Sí. Pero tiene que ser por algo muy fuerte. La gente que me quiere, me encara porque, si no, yo me distancio. Es un modo de procesar el problema. No me gusta discutir. Es importante el diálogo y encontrar soluciones en conjunto. Discutir tiene una connotación negativa. Tiene la connotación de pelea.
¿Qué le pasa a Carolina con tus admiradoras?
Ella me conoció como actor, entiende el rol pasajero que ocupo.
¿Lo entiende o se la banca?
(Risas). Quizás estar con alguien del medio pasa por la comprensión de ese tipo de cosas.
No te quedan cómodas las entrevistas, ¿no?
Es un ejercicio complicado. Uno intenta profundizar y no caer en lugares comunes. Pero es difícil, es tu vida, son tus lugares más íntimos. Adentro mío convive el licenciado, que es como el estudiante de teatro, el que está expuesto y tiene que contestar pelotudeces, el galán de la tira. Eso conflictúa. No me gusta dictar verdades, no creo conocer ni una y no me creo en condiciones de imponérselas a nadie.