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Víctimas de la inclemencia humana: quién compensará la muerte...

La inexplicable distancia entre funcionarios y el sufrimiento de tantas personas.

Por Luciana Arnedo

luciana.arnedo@gmail.com

@LuArnedo

Es evidente que no contamos con una exacta información para elaborar estrategias e implementarlas. Tampoco con técnicas organizativas que nos brinden respuestas inmediatas a la hora de atender contingencias. El cambio climático debiera estar incluido en las políticas de gestión de nuestros representantes. Es claro que no hemos tomado consciencia de los efectos nocivos que el cambio climático depara. Hoy, en un contexto crítico, debemos adaptarnos a los cambios o morir ahogados en una indiferencia bestial.

La vulnerabilidad territorial. Estamos expuestos a un riesgo ambiental pero fundamentalmente a un riesgo socio-cultural. Tomar decisiones institucionales es clave. Ministerios y dependencias del estado debieran gestionar la construcción de obras diseñadas para la prevención de inundaciones. "Costo beneficio". La gestión económica juega un importante papel en todas las etapas del desastre desde equipos y recursos dedicados al socorro hasta los costos de limpieza y de reparación.

Pero también existe una tarea de todos: "tomar consciencia". Qué comportamiento tenemos diariamente, qué cosas hacemos poniendo en riesgo la seguridad de todos (por ejemplo cuando arrojamos basura a la calle). Qué cosas hacemos por los demás, de qué manera nos relacionamos con el otro, con qué intención... Y qué cosas no hacemos que atentan contra la vida conjunta, de trabajo, de responsabilidad, de compromiso. Estamos muy alejados viviendo en una sociedad egoísta. ¿Se quebró el lazo social?

Los efectos son devastadores: grupos familiares pierden todo su patrimonio siendo desplazados de sus casas. Números de días de trabajo perdidos, cantidad y gravedad de heridos e "injustificadas muertes".

¿Cuántas vidas debemos perder para actuar con responsabilidad? Estamos bajo una catástrofe humana, la tormenta arrasó nuestro juicio. Vecinos damnificados, sin luz, sin agua, sin teléfono, sin seguridad -también expuestos al asalto de los arribistas delincuentes- ahogados en un grito de auxilio. Pánico, desorden social. Solos, desprovistos. En un tiempo de desconcierto, de miedo y soledad, ¿pueden los perjudicados tolerar la indiferencia de algunos y la incompetencia de quienes los gobiernan? Los dejaron pasados por agua, solos, sin ayuda, sin caricias, sin palabras, sin contención. Una respuesta rápida es lo que exige una desgracia de esta dimensión; una respuesta que llegó 24 horas después.

¿Catástrofe climática? Falta seriedad y responsabilidad, comunicación, trabajo, ideas, estrategias, planificación, implementaciones, inversiones, construcciones, supervisión, operaciones de emergencia...

No hemos escuchado, a pesar de la difusión vasta de los medios de comunicación, que, a propósito, ha servido para activar algunas acciones de rescate paupérrimas como respuesta del estado, y muchas buenas acciones de vecinos solidarios, a alguien, a algún responsable hacer un mea culpa. Todo se justifica y se tira la pelota lo más lejos que se puede echar. Un tiempo después... "ya pasó el momento".

Lo que las imágenes nos sugieren, la sensación de quiebre, de dolor, de impotencia y repudio. La fe ahogándose a la vista de todos. El estricto cuidado de los intereses personales, la nulidad del sentimiento y del deber de tantos que nos representan.

¡Qué la desgracia no sea en vano! A partir de hoy no entretengamos más a nuestra consciencia. Centremos nuestra atención en lo importante, en el comportamiento individual y en un nuevo proyecto que nos incluya a todos, sin distanciamientos, construyendo un país de todos y para todos, comprometiéndonos firmemente para que los escenarios futuros sean más merecidos para nuestros hijos.

Una diligencia exitosa requiere una toma de decisiones sólida, con mayor coordinación entre los diferentes niveles de Gobierno, los organismos públicos y la sociedad civil. Comprometámonos y no olvidemos, con consciencia se puede avanzar hacia algo posible y oportuno.

Tenemos derecho a vivir con dignidad, sintámonos vivir y respetémonos entre todos. Dejemos de tener condiciones para el éxito; ¡tengamos éxito! Habitamos un país con muchas y crueles contradicciones, un país rico con una administración que afirma una gran fisura en su influencia. Aportemos nuestro granito de arena como ciudadanos de ésta, nuestra, patria.