Verano, alcohol y muerte
El asesinato de un chico en Villa Gessel a la salida de un boliche pone en blanco sobre negro una de las tragedias sociales que vive la Argentina: el exponencial consumo de alcohol entre los adolescentes y jóvenes.
El asesinato de un chico en Villa Gessel a la salida de un boliche pone en blanco sobre negro una de las tragedias sociales que vive la Argentina: el exponencial consumo de alcohol entre los adolescentes y jóvenes.
La popularización de las veredas y terrazas cerveceras y el permiso social con que cuentan esas reuniones es uno de las principales fuentes de ingreso temprano al alcohol.
No existe en la Argentina ninguna campaña para alertar sobre el tema. Lo que los padres no hacen no lo hará el Estado y menos los colegios. Lo que se transcribe a continuación es solo una escueta alerta sobre una epidemia que evoluciona ante nuestros ojos sin la más mínima preocupación de autoridades y padres.
El consumo problemático de alcohol es uno de los principales factores de riesgo prevenibles de las enfermedades no transmisibles (cardio y cerebro vasculares, trastornos metabólicos, etc).
El 5,9% de las muertes en el mundo y el 5,1% de la carga de enfermedades y lesiones fueron atribuibles al consumo nocivo de alcohol. Esta es la principal causa de muerte en la población de entre 15 y 49 años.
El consumo de alcohol se asocia también a muertes y discapacidad por accidentes de tránsito -entre el 20% y el 50% de las muertes por accidentes de tránsito en el continente americano están asociadas al alcohol-, lesiones intencionales y no intencionales, violencia interpersonal, enfermedades infecciosas, enfermedades psiquiátricas, daño cognitivo y cáncer.
Según la Organización Panamericana de la Salud, el consumo de alcohol provocó más de 300.000 muertes en la región, es decir, aproximadamente una muerte cada 100 segundos. Por su parte, se estima que en la Argentina más de 8000 personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al consumo problemático de alcohol.
Las personas que beben durante la adolescencia tienen mayor propensión a consumir alcohol con un patrón de riesgo y son más vulnerables al consumo de alcohol y a sus efectos que las personas adultas. En este sentido, se ha detectado que quienes comienzan a beber antes de los 15 años de edad tienen cuatro veces más probabilidades de convertirse en dependientes del alcohol, y casi siete veces más probabilidades de sufrir lesiones en un accidente de vehículo o una pelea física
Según la Encuesta Mundial de Salud Escolar y el Sexto Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en estudiantes de enseñanza media:
7 de cada 10 adolescentes consumieron alcohol alguna vez en la vida
La mayoría lo hizo por primera vez antes de los 14 años y antes de los 15 años
El alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por estudiantes de secundaria en todo el país.
Casi no hay diferencias en los patrones de consumo de alcohol entre varones y mujeres tal como se observaba en el pasado. Esto muestra que la brecha entre sexos tiende a reducirse y marca un crecimiento del problema entre las adolescentes
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