Sociedad
Vendía muñecas en la vereda, soñaba con emprender y hoy le da trabajo a más de 300 personas
La arquitecta Viviana Yacoub superó una infancia repleta de dificultades, fundó una empresa que administra más de 15.000 propiedades y construyó un legado que integra a sus hijos como socios estratégicos.
En las calles empedradas de un barrio humilde de La Plata, Viviana Yacoub forjó un espíritu indomable en medio de un entorno repleto de dificultades, con aprendizajes que años más tarde la convertirían en una mujer de acción, resiliente y con una visión empresarial que, a lo largo de los años, la llevaría a crear una de las desarrolladoras inmobiliarias más exitosas de Argentina.
Era 1972. Con tan solo cinco años, las posibilidades de progreso en su familia parecían limitadas. Sin embargo, en su casa había una figura clave: su padre, un martillero público que, con esfuerzo y sacrificio, logró abrirse paso en un campo inmobiliario en el que la competencia era feroz.
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"Mi padre fue un martillero muy destacado y el creador del Sistema Inmobiliario Organizado Corporativo (SIOC)", recordó Viviana con cariño. A pesar de las dificultades de la época, él logró demostrarle que el trabajo duro y la inteligencia eran las claves para alcanzar el éxito.
En paralelo, Viviana también vivió la otra cara de la moneda: su madre, una mujer ausente en afecto y en apoyo, marcó su vida con una ausencia emocional que la hizo crecer a la fuerza, más madura y con una necesidad de sobresalir.
"Recuerdo que de pequeña ya me preguntaba cómo se hacían las cosas, ¿por qué algunas empresas usaban nombres diferentes al de los dueños? ¿Por qué Coca-Cola seguía publicitando su marca si todo el mundo la conocía?", relató Viviana, quien aún conserva dicha curiosidad.
A los siete años sabía que quería ser arquitecta, pero no una arquitecta convencional. Soñaba con construir grandes torres que perduraran en el tiempo, que llevaran su sello y fueran testamento de su esfuerzo. "Desde chica me rebelé contra ser uno más. Siempre quise destacarme, hacer algo grande", dijo.
Durante su adolescencia, su amor por los negocios también se hizo más evidente. Mientras otros niños jugaban, Viviana montaba kioscos de muñecos en la vereda, usando materiales que su bisabuela le proporcionaba. "Vendía mis muñecos y, cuando me sobraba algo, compraba más tela para hacer más. Siempre fui emprendedora, incluso cuando era una niña", narró.
"Nunca le tuve miedo a emprender. Prefería no tener un peso y luchar antes que depender de un sueldo", agregó Viviana.
En 2011 decidió dar el gran paso al fundar su propia desarrolladora inmobiliaria. En ese entonces no tenía propiedades para vender ni alquilar, solo escritorios vacíos y una secretaria. "Me acuerdo de esos primeros días. Tenía que hacerme pasar por vendedora y cuando me preguntaban por Yacoub les decía que estaba en otra oficina. Fue un comienzo muy duro", relató.
Durante esos años de sacrificio tuvo que vender objetos personales de valor para pagar los muebles de la oficina y cubrir los sueldos. "Recuerdo que me sacrificaba mucho, no tenía dinero para lo cotidiano, pero mi enfoque siempre estuvo en hacer crecer la empresa. No gastaba en viajes, no disfrutaba de lujos. Todo lo que ganaba lo reinvertía", expresó.
La fuerza del legado familiar
Con el tiempo, y tras años de arduo trabajo, la empresa comenzó a dar fruto, a tal punto que sus hijos (Juan Segundo, Marcos y Bautista) decidieron sumarse a la empresa. "Para mí, las empresas familiares son el mejor legado. Hay que saber delegar y dar lugar a los jóvenes", reflexionó Viviana, quien decidió darles a sus hijos una participación activa y societaria en la compañía. "Ellos no son empleados, son mis mejores socios", comentó.
"Hoy tenemos más de 15.000 propiedades en cartera, y estamos construyendo más de 70.000 metros cuadrados", detalló Viviana, con una mezcla de emoción y satisfacción. La empresa, que comenzó con tres empleados, hoy cuenta con más de 100 personas trabajando directamente y aproximadamente 300 de manera indirecta.
El crecimiento de la empresa no ha sido solo a nivel local. Viviana y su familia han expandido su alcance, abriendo oficinas en Buenos Aires y Mar del Plata. En los próximos meses planean abrir una sucursal en Uruguay, un mercado clave para los inversores argentinos.
"Nuestro objetivo es seguir creciendo, no solo en la provincia de Buenos Aires, sino en todo el país y más allá de las fronteras", dice Viviana con un brillo en los ojos. Para ella, el éxito no se mide solo en números, sino en las personas que forman parte del proyecto. "Lo más importante es rodearte de buenas personas, construir líderes en todas las áreas. Es la única forma de trascender", concluyó Viviana.
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