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Venden unos anteojos de Ricardo Barreda a 25 millones de pesos

El homicida también le regaló dos camisas y un pantalón a una amiga para que los pusiera a la venta. El caso del odontólogo derivó en un marketing macabro, que incluye tazas, gorros y remeras.

Ricardo Barreda se ha convertido en uno de los asesinos más conocidos en la cultura popular argentina tras haber cometido un cuadruple homicidio que tuvo como víctima a su esposa, su suegra y sus dos hijas hace treinta años. Ahora, el odontólogo de La Plata ha vuelto a ser el foco de la atención por el anuncio de la venta on line de sus anteojos por una cifra desorbitada.

Se trata del par de anteojos “culo de botella” como se les llama vulgarmente y que el asesino le dio a una amiga que lo visitaba en la pensión de José C. Paz en la que vivió después de salir de la cárcel. El regalo fue poco antes de su muerte, el 25 de mayo de 2020, a los 84 años.

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“Pensé en quedármelos de recuerdo. El pagó lo que hizo, pero con nosotros fue muy bueno. Hasta le festejábamos los cumpleaños. Pero estoy necesitada de plata. Ni idea cuánto pueden costar esos lentes y quién los compraría. Pero aunque me den diez mil pesos sería genial”, contó la mujer. Decidió poner los anteojos a la venta y se justificó haciendo reserva de su identidad.

Barreda mató con una escopeta a su esposa, Gladys McDonald, sus hijas Adriana y Cecilia, y su suegra Elena Arreche. Fue el 15 de noviembre de 1992. El caso conmocionó al país. En 1995 lo condenaron a prisión perpetua y en 2008 recibió el beneficio del arresto domiciliario. A comienzos de 2011 le fue revocado cuando se supo que había violado esa gracia para ir a una farmacia. Sin embargo, al mes volvió tener prisión domiciliaria y pocas semanas después se dispuso su libertad condicional.

El homicida le regaló dos camisas y un pantalón a una amiga para que los pusiera a la venta. De hecho, el caso del odontólogo derivó en un marketing macabro, que incluyó tazas, gorros y remeras.

Hubo quien lucró con su imagen: un hombre que, desde el anonimato, armó una página web en la que se vendían pins con la cara del femicida y se lo ensalzaba aun después del asesinato múltiple.

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