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Vacaciones de verano: cuando la tecnología se vuelve adicción

El tiempo libre puede develar el peligro de esta tendencia. ¿Cómo detectar el problema?

A diferencia de otras épocas, los adolescentes de hoy en día viven gran parte de sus días en el espacio virtual. Se trata de aquel dado por la tecnología, en especial las redes sociales, donde los más chicos buscan socializar, entretenerse, chatear con gente conocida, compartir fotos, música y videos.

Para la Licenciada en Psicología, Gisela Holc, del Centro de estudios del estrés y la ansiedad, Hémera, es importante que los padres conozcan y acepten esta nueva realidad virtual.

"Aprender a convivir con ella, pues como herramienta general tiene muchas ventajas y con los riesgos o desventajas que esta acarrea, hay que aprender a reconocer, resolver y prevenir", explica Holc.

El uso de las redes sociales y los dispositivos tecnológicos se utiliza durante todo el año pero, en general, aumenta mucho más en verano

"Durante el año escolar, detectamos que el uso de internet puede ser adictivo para sus usuarios, en verano puede ser mucho más para los adolescentes, quienes al haber finalizado su ciclo escolar que les organiza el día, el tiempo, ahora están más relajados, sin presiones ni obligaciones", explica Holc.

Dentro de las consecuencias del abuso de las tecnologías, el insomnio tecnológico es uno de los síntomas más frecuentes en los adolescentes. 

"Mientras la televisión los mantenía en un rol más pasivo -de observadores-, las computadoras, Ipods, smartphons los mantienen en una actitud interactiva y en estado de alerta y contacto. Por ende, están menos relajados a la hora de conciliar el sueño ya que nos mantiene activados cognitiva, emocional y fisiológicamente".

Por esto, para la especialista es importante que exista cierto límite para que los chicos puedan mantener encuentros físicos concretos con sus pares.

"Se podrá negociar con ellos el horario, pero es bueno que exista un horario máximo de dormirse y también de despertarse, para dar cierto orden a la vida y dinámica familiar", sostiene Holc.

Además los adultos deben estar atentos a los comportamientos de sus hijos ya que, al no tener que ir a la escuela y tener la vida organizada de manera estructurada, pueden quedar en evidencia "situaciones que la estructura escolar puede enmascarar".

"No seamos un amigo más de nuestros hijos en la lista de sus contactos. Tengamos presente que nuestros hijos nos miran y aprenden de nosotros más por lo que hacemos, que por lo que decimos. Autoobservemos, registremos sin juzgar nuestros propios comportamientos y luego reflexionemos qué modelos de identificación estamos ofreciéndoles a nuestros chicos", destaca Holc.