Urgencias sociales, elecciones y San Judas Tadeo
Por Shila Vilker. Parece una triste paradoja, pero no lo es.
Parece una triste paradoja, pero no lo es. Cada 28 de octubre miles de devotos celebran el día de San Judas Tadeo acudiendo al Templo de San Hipólito en el centro de la Ciudad de México. Y la triste paradoja, en este caso, es porque San Judas Tadeo también es conocido como el Santo de las causas difíciles y desesperadas.
Un día antes, el 27 de octubre, se llevaran a cabo las elecciones generales donde se elegirá a nivel nacional al futuro Presidente y Vicepresidente de la Nación, 24 senadores y 130 diputados. Quien resulte ganador, muy probablemente Alberto Fernández, tendrá por delante una tarea realmente muy difícil, considerando que la inestabilidad financiera y la disparada inflacionaria tiene una contracara mucho grave que la que pueden sufrir aquellos que atesoran letras o bonos, esto es la gravísima situación social.
El próximo gobierno deberá dar prioridad a la cuestión social extremadamente delicada que padecen quienes hoy se encuentran desocupados, los trabajadores que a pesar de trabajar están bajo la línea de pobreza, la emergencia alimentaria, así como las dificultades de millones de familias para afrontar su situación cotidiana.
Para hacer frente a este escenario es necesario tomar un paquete de medidas urgentes con sensibilidad. Entre ellas, regular el costo de los alimentos y bajar los precios en las góndolas. Reducir el número de personas que hoy pasan hambre, requiere decretar la emergencia alimentaria, reorientado partidas destinadas a otras áreas para comedores y centros de asistencia social. También hacer foco en la primera infancia; urgencia indiscutida cuyo efecto, si no se agarra tiempo, tendrá impacto en las generaciones por venir. Del mismo modo, será de suma importancia proteger a los sectores productivos y al empleo.
Esperemos que este conjunto de medidas, entre otras, sean suficientes para no tener que recurrir a uno de los santos más arraigados de la religión católica. Ante un escenario como el que atraviesa nuestro país, ya no se tratará de echar culpas y determinar quiénes apagan el fuego con nafta y quienes hacen leña del árbol caído, será necesario encarar un programa que ayude a quienes hoy viven momentos realmente difíciles, se encuentran desesperados y son muchos los kilómetros que los separan del Templo de San Hipólito.
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