Uno de los jóvenes detenidos acusados por el crimen del diácono Guillermo Luquín en su casa de Temperley se quebró y confesó todo en un video. Según su versión, conocía al clérigo desde que tenía 14 años y en más de una oportunidad este lo había acosado sexualmente. La noche del asesinato la víctima lo invitó a cenar, pero todo terminó en un asesinato.
Cuando la policía llegó a buscarlos esta madrugada a sus domicilios, ambos jóvenes, de 19 y 20 años, reconocieron que tenían una relación previa con Luquín y que chateaban con él. Sus huellas dactilares habían quedado en una copa en la escena del crimen y fueron la clave para dar con ellos.
Apenas unas horas después, uno de los jóvenes hizo un relato escalofriante del crimen y aseguró que tanto él como su novio habían ido a la casa de Luquín porque él los había invitado a través de un mensaje por Telegram. "Dijo que se sentía muy solo", afirmó.
El material dura 7.38 minutos y en el final, Céspedes cuenta que habló con su familia y que decidió entregarse para contarle todo a la Justicia. Muestra sus manos. "Estas son mordeduras,
signos de lucha... Acá me quiso clavar con el cuchillo (muestra una de sus muñecas) y no pudo. Y bueno, eso...", describe.
El contenido es el siguiente
"Hola, me llamo Roberto Javier Céspedes, hablo por el caso de Guillermo, de Luquin. Empezó esto cuando tenía 15 años, cuando me iba para el colegio, cada vez que salía de mi casa, acosándome, preguntándome si quería algo, si necesitaba algo. Si quería ir a tomar un café, si quería que me saque del colegio".
"(...) El chabón seguía insistiendo, el chabón me pasó su número. Me dijo que se llamaba Guillermo, que si tenía algún trámite o alguna dudita, que anotara su número".
"Por si me quieren hundir, me estoy entregando voluntariamente a declarar como corresponde, como toda persona que se tiene que hacer cargo de lo que hizo".
"Llega la noche del sábado, el chabón nos contactó por Telegram, nos invitó a que tengamos una charla con él, a que tomemos una Coca porque se sentía muy solo. yo estaba con mi pareja, le conté que tenía novio, que tenía una pareja, que si le molestaba que fuera con mi novio me dijo que no, que no tenía problema, llegamos 23.57".
"Nos abrió la puerta, nos ofreció una gaseosa, tomamos. Tomé yo, mi pareja no tomó. hablamos, nos preguntó cómo fue la semana, nos dijo que tenía unos cuadros en la habitación de él, le dijimos que sí, mi novio fue al baño, yo fui a la habitación. Yo tomé, le dije que iba a tomar gaseosa, tomé la copa, al dejé en la punta del mueble. Lo encuentro a Guillermo que se estaba masturbando en la cama, completamente desnudo. A lo que le digo que era una falta de respeto, que no era lo acordado, que habíamos acordado comer una pizza, tomar un café".
"Nos quería meter en su religión, le dijimos que sí, que nos interesaba saber de Dios. Cuando le dije que era una falta de respeto, se enojó, empezó a forcejear conmigo, como para obligarme a tener relaciones con él. Me empuja contra la cama, me baja el pantalón y mete el dedo en la cola, él estaba forcejeando conmigo, mi novio me quiso defender. No pudimos, Guillermo tenía un cuchillo en la mano, cuando le quiero sacar la cabeza porque me quería chupar el cuello, me muerde con su boca, y bueno lo vio mi novio, lo quiso sacar de encima, él me quiso sacar de encima, ahí fue cuando forcejeamos con un cuchillo que tenía él, cómo el me lo quería clavar a mí, con la misma mano de él, y obviamente mi mano sobre sus puños se lo llevé a la carótida".
"Hubo forcejeo y lucha. Él para salvar su vida, mi novio y yo para salvar la nuestra".
"Nos hacía preguntas sexuales, si nos gustaría hacer un trío, estar con alguien mayor. Pasó eso, nos retiramos, salí, dejé la puerta con la llave adentro y salimos por Bombero Ariño hacia Pasaje Allemandri, y de Ceballos a 14 de Julio para el lado de mi casa. Teníamos miedo, no le queríamos contar a mi mamá. Nos bañamos, pasó una hora o dos horas hasta que nos sentamos a contarle a mi mamá y nos ayudaron a hacer esto que es lo correcto".