Universidad, egresados y necesidades
Estudios realizados a nivel nacional determinan que es muy amplia la diferencia entre la cantidad de alumnos que ingresan a las universidades y los que la terminan con un título otorgado. Un problema que obliga a buscar soluciones por parte de la dirigencia política.
No pueden quedar dudas de que la política educativa resulta fundamental para el desarrollo de un país. Pero cabría preguntarse si la oferta educativa se adapta a los objetivos fijados para la política global o si, por falta de información, los jóvenes se definen por determinada carrera sin tener en cuenta las posibilidades futuras de salida laboral.
No se trata de un tema que atañe sólo a la Argentina, sino que tiene características globales. Un ex funcionario nacional y hombre de profundos conocimientos en el tema educativo, Alieto Guadagni, señala que el siglo XXI pasará a la historia como el de la Universidad, ya que son cada vez más los estudiantes universitarios en todo el mundo y, para fundamentar su aseveración destacó que hacia 1970 dichos estudiantes eran 28 millones en todo el planeta y ahora superan los 160 millones, mientras en el caso específico de América Latina hay 11 veces más que en 1970.
A esos aspectos deben sumarse otros igual de importantes, como por ejemplo que menos del 10 por ciento de los que se inscriben en las universidades argentinas logran terminar su carrera, un problema que afecta tanto a las universidades estatales como a las privadas.
De acuerdo con una nota publicada por el diario La Nación, mientras en las universidades brasileñas por cada graduado hay 6 estudiantes, en la Argentina por cada nuevo profesional hay 20 que se encuentran en camino de serlo, destacando entonces que, en 2008, 1.276.885 estudiantes cursaban en 40 universidades y 4 institutos universitarios estatales y sólo el 4 por ciento de ellos obtuvo el título, mientras en 41 casas de altos estudios y 11 institutos universitarios de gestión privada eran 317.040 alumnos, de los que egresaron el 9 por ciento.
Las tasas de graduación universitaria más altas corresponden a países desarrollados donde más de 30 jóvenes de cada 100 han obtenido el título, una situación que baja a 14 cada 100 en la Argentina, nivel de graduación inferior también al de Panamá, Brasil, México, Chile y Cuba.
En relación a lo que sucede en el interior del país, si bien no se dieron a conocer los datos sobre Mendoza, se indica que en la Universidad Nacional de Salta se graduaron 4,9 de cada 100 estudiantes que ingresaron cinco años antes, en Jujuy, 5,6, en la Universidad Nacional del Comahue, 5,8 y en la de La Rioja 7,1, mientras que el valor más alto en graduación en universidades públicas le corresponde a Córdoba, con 40 graduados por cada 100 ingresantes.
Frente a ese cúmulo de cifras más que preocupantes, se han intentado distintas variantes en la búsqueda de reducir la deserción en las universidades. Una de ellas, la de la puesta en marcha de un programa de becas, produjo una reducción del 63 por ciento, en un año, de los casos de deserción.
Los informes indican que deben profundizarse los esfuerzos para establecer una mayor articulación entre la escuela secundaria y la universidad, un plan que se implementó a nivel nacional y que ha sido derivado a las provincias para su aplicación.
Es cierto que la Argentina ha incrementado sustancialmente su presupuesto en Educación pero esas cifras no se reflejan en los resultados, ya sea en la calidad educativa como en la contención del alumno tanto en la escuela primaria como en la secundaria. Y los datos demuestran que los problemas han alcanzado también al plano universitario.