Una zafra de aquellas...
* Por Fernando García Soto. ¿Habrá alguna vez una zafra azucarera que se desarrolle sin problemas de principio a fin? Sin dudas, una respuesta afirmativa es posible, o debería serlo, al menos.
Sin embargo, las múltiples variables que pueden afectar el proceso productivo del azúcar se activan cada año, de manera individual o a veces en conjunto, resintiendo el resultado final. Esta vez se presentaron tres problemas serios casi al unísono, lo que preanuncia que no será esta la campaña brillante que esperaban los azucareros. Suerte que no hubo conflicto salarial, que si no...
De entrada, apenas comenzaron a moverse los trapiches de los primeros ingenios, surgió en forma temprana un inconveniente que viene acompañando a los industriales azucareros desde 2003: las restricciones de gas, que en primer lugar afectaron a los ingenios que consumen el servicio "interrumpible" -se suspende cuando la situación lo requiere-. El recorte se extendió luego a un tercio del gas "en firme" -su suministro está garantizado, supuestamente-, que la mayoría de las fábricas azucareras utiliza, en mayor o en menor medida, y finalmente se dispuso la suspensión total del servicio, aunque luego se supo que las fábricas usaron el fluido suficiente como para no tener que parar. Pero el ímpetu inicial de la zafra se desinfló muy pronto, porque la molienda comenzó a ser irregular. Las restricciones continúan hasta hoy, y se profundizarán si se presenta un nuevo frente frío en el país.
Mientras los industriales lidiaban con los pequeños volúmenes de gas que podían tomar de la red, comenzaron a agudizarse los ya crónicos problemas que tiene la agricultura en Tucumán para conseguir gasoil, el combustible base para mover cosechadoras, tractores y camiones y maquinarias diversas. La escasez de gasoil definitivamente se traduce en mayores costos para la actividad, porque las empresas tienen que salir a comprar el combustible como pueden en un mercado acotado, y pagar precios de oportunidad, o sea gasoil caro, si se consigue.
Desabastecimiento de gas y de gasoil parecía demasiado para una sola zafra, pero lo peor estaba por venir. En junio, un par de semanas antes que lo habitual, se presentaron las primeras heladas en Tucumán, pese a que por haber atravesado la provincia por un verano y un otoño lluviosos, se pensaba que tal vez en esta ocasión podía no ocurrir el fenómeno climático que más temen los azucareros. Pero llegó y se repitió luego este mes con toda virulencia, tanta que organismos especializados, como la Estación Experimental y el INTA Famaillá, anticiparon que podrían ser las peores de los últimos años, más allá de que las evaluaciones técnicas sobre el alcance del meteoro aún están en marcha y a que se espera que las temperaturas inferiores al cero grado centígrado se repitan durante la primera semana de agosto. Lo peor es que todo parece indicar que lo irregular del proceso productivo en marcha será la constante en esta campaña. El gas y el gasoil seguirá siendo escaso y los efectos de las heladas se conocerán fehacientemente cuando concluya la etapa de fríos extremos. Luego, vendrán los problemas por la quema de la caña cuyo follaje quedó muy dañado por las heladas, y la caída de los rendimientos, cuando empiece a subir la temperatura. Todo esto, mientras la Justicia Federal procesa azucareros por contaminar la cuenca del río Salí-Dulce.
Por lo pronto, el mercado ya tomó nota de todas estas dificultades y el precio interno del azúcar retomó la tendencia alcista que lo caracterizó en el último año, salvo cuando empezó a aparecer el producto de la nueva temporada. Habrá que ver si las acciones de los azucareros son las adecuadas para que todos ganen pese a las adversidades.
Fernando García Soto
Redacción LA GACETA
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