Una relación cruzada por la desconfianza
* Por Gabriel Profiti. La incautación del material estadounidense no declarado en Ezeiza configuró un hecho menor, definido como una simple infracción aduanera, pero paralelamente marcó un camino de no retorno entre el gobierno kirchnerista y la administración estadounidense de Barack Obama.
De hecho, el cortocircuito tuvo igual o mayor impacto en la diplomacia estadounidense que la puja ideológica por la propuesta estadounidense del ALCA en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata de 2005 y el caso del maletín con dinero de dudosa transparencia de Guido Antonini Wilson.
En esos casos la pelea tenía otra profundidad política. Por un lado estaba en juego la creación de un bloque comercial atado a la primera potencia mundial; y por el otro, el ataque a Estados Unidos significó una defensa frente a un presunto caso de corrupción que todavía está siendo investigado.
En esta oportunidad, el Gobierno podría haber mantenido la investigación bajo reserva hasta su resolución, en vez de mostrar fotos del canciller Héctor Timerman requisando el baúl de los militares estadounidenses y deslizar sospechas sobre tareas de inteligencia o de tráfico de armas en la operación.
Pero fue justamente por ese tratamiento del conflicto que el alcance de este roce resultó tan fuerte como los precedentes en la diplomacia estadounidense, según pudo recoger Noticias Argentinas de fuentes del Departamento de Estado.
TENSION BILATERAL
En público, los funcionarios norteamericanos como Philip Crowley, el vocero de la jefa de la diplomacia Hillary Clinton, se limitaron a reclamar la devolución del material decomisado, pero en privado consideran que la política interna en medio de un proceso electoral volvió a ser prioritaria en la administración kirchnerista respecto de la relación bilateral.
Ahora no se descarta que esta tensión bilateral puede acarrear inconvenientes con negociaciones complejas que encara el Gobierno argentino en el exterior.
"Estados Unidos cooperó en las negociaciones para saldar la deuda con el Club de París, para evitar sanciones por parte del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo), en los diálogos con el FMI y también frente a los reclamos de los acreedores.
Todo eso puede variar y también puede haber cambios en el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP)", enumeró la fuente.
Esos cambios quizá no sean drásticos. Pero la administración demócrata ya no tendrá voluntad de salir en defensa de la Argentina ante esas distintas batallas, como en el Club de París, donde Alemania y Japón llevan la posición más dura contra la propuesta argentina de pagar a largo plazo.
Y ya hubo actores que salieron a aprovechar el nuevo escenario. En la semana el senador republicano Roger Wicker impulsó en el Congreso de ese país una iniciativa para instar a la Argentina a través del Ejecutivo a pagar la deuda con los bonistas estadounidenses. Además, esos "holdouts" pidieron que la Argentina quede fuera del SGP, por el que se eliminan aranceles de importación a países en vías de desarrollo y que en el caso argentino afecta principalmente a vinos y granos por unos 28 millones de dólares anuales.
Según supo NA, por lo pronto fueron canceladas todas las actividades de cooperación militar que estaban previstas para este año, como los cursos sobre manejo de crisis y toma de rehenes al grupo Geopf de la Policía Federal, cuyo material y recursos humanos había traído el avión Globemaster III.
LA CAMPAÑA
Esta nueva controversia bilateral surgió a partir de la decisión de Barack Obama de no incluir a la Argentina de su gira latinoamericana. Previamente, la Casa Rosada había tolerado los críticos comentarios de los diplomáticos estadounidenses sobre los Kirchner filtrados por WikiLeaks, pero tomó la no venida de Obama como un desaire.
Esa combinación de episodios cayó en el inicio de la campaña electoral argentina, en la que la Presidenta comenzó a recurrir al discurso latinoamericanista y antiimperialista que ya había enarbolado su esposo Néstor en otras carreras electorales.
Así lo hizo al vincular a un hecho de "soberanía" el decomiso del material estadounidense y lo ratificó el último viernes cuando incluyó entre los logros del kirchnerismo el hecho de haber impedido el establecimiento de un Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA) en 2005.
En ese contexto, quizá sirvan como ejemplo palabras del cuñado de Mauricio Macri, el actor Alejandro Awada, quien durante una entrevista reciente con un diario esbozó razones ideológicas para justificar su ausencia en la boda de una de sus hermanas Juliana Awada con el jefe de Gobierno porteño. "Esencialmente, yo considero, con respecto a nosotros, que me gusta que seamos Argentina y Latinoamérica y que no tengamos una mirada sometida a los Estados Unidos o a la concepción europea nacida con Sarmiento", sostuvo.
Esa mirada del actor es compartida por el núcleo del electorado de Cristina Kirchner. Ahora bien. ¿Contribuye o no el estado de las relaciones con Washington con la campaña?
Después del episodio del avión, el Gobierno difundió una encuesta de la consultora OPSM en el que un 54 por ciento de los consultados aprobó su actitud.
En sentido contrario, para los funcionarios del Departamento de Estado una visita de Obama a la Argentina antes de las elecciones hubiera significado un certificado de reelección para Cristina Kirchner que no estaba dispuesto a firmar.