Una presidente infalible
* Por Ricardo Roa. Cristina Kirchner se parece a Sofía Ponte, el personaje de Mirtha Legrand en "La Dueña". En lo que dice y en la manera en que lo dice.
Nota extraída del diario Clarín.
El jueves volvió de Santa Cruz. Ni una palabra dijo sobre la Navidad y ni una disculpa sobre los que pasaron sin luz la Nochebuena.
La Presidente habla como si no tuviera la responsabilidad de un presidente . Se autoelogió al anunciar obras a dos provincias y más netbooks a escolares. Y, de paso y como si fueran sus empleados, les dijo a los jueces que seguiría "encargándose de juntar la plata para pagarle magníficos sueldos y jubilaciones de privilegio". Como si la plata saliera de su bolsillo y no del Estado.
Para comprender por qué habla en el tono en que habla, hay que recordar la escenografía que la rodea cuando se planta ante la TV. Los beneficiarios de las donaciones, activistas de La Cámpora para los cánticos y una claque de funcionarios e invitados para los aplausos.
Salvo los creyentes, los demás fingen que es normal algo que no lo es. Y justifican estar allí por necesidad, aunque algunos cometan esa indignidad nada más que por cobardía. Es quedar bien para sobrevivir o sacar ventajas: sobran pruebas que vinculan la obsecuencia con los favores del poder .
Cristina Kirchner se coloca siempre en el papel de víctima: jamás se equivoca y nunca hay problemas que no sean producto de la maldad de los opositores . Atribuyó los saqueos a una conspiración análoga a la que empujó a De la Rúa hacia el abismo: le endilgó un complot al peronismo, que le respondió con dureza por boca de varios dirigentes (Ver: Saqueos: fuertes críticas a Cristina por sus acusaciones al peronismo).
No hay conspiración posible de esa magnitud sin combustible para que se propague . Sin exclusión ni bronca social por la miseria en que viven millones. Pero todo está perfecto, según Cristina. No hay un millón de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Tampoco existe una inflación del 25% ni el empleo en negro llega al 35% y no son un ajuste las subas en tarifas y combustibles y la presión impositiva récord . Anda todo tan bien que fue capaz de desearle suerte a Obama por la encerrona fiscal en la que está metido. Obama debe estarle agradecido.
La Presidenta les recomendó a quienes no les gusta lo que hace que formen un partido político y se presenten a elecciones.
Para ella, eso es la democracia: el que gana tiene derecho a todo y el resto debe hibernar hasta el comicio próximo . En el que acaso sea su último discurso del año, dejó su pensamiento más claro de lo que ella misma imagina.
También quedó claro cómo el kirchnerismo trata a sus personajes en desgracia. No entraba un alfiler en la Casa Rosada mientras Felisa Miceli era condenada en total soledad . Nadie del Gobierno del que fue ministra la acompañó, como si estuviera apestada. Tal vez sea una postal anticipada de otros que, como ella, gozaron del favor y del amparo del poder.