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Una multitud vibró con el primer show en La Plata

Durante más de dos horas el legendario grupo irlandés deslumbró a los más de 50.000 asistentes del megaespectáculo, quienes aplaudieron frenéticamente los pasajes de lucimiento individual de los músicos y las acotaciones del siempre histriónico Bono, que le regaló a la Ciudad sus hits de ayer y de hoy.

Una multitud fervorosa y ávida de canciones inoxidables fue testigo anoche, en nuestra ciudad, del apogeo del rock como espectáculo masivo. U2 trajo al Estadio Unico su 360º Tour, una deslumbrante sucesión de estribillos épicos y pirotecnia visual que mantuvo a más de 50 mil personas, durante más de dos horas, entre la estupefacción y el delirio.

Apenas pasadas las 21,30, cuando el cuarteto formado en Dublin hace tres décadas y media pisó el monumental escenario bautizado "la Garra" -teñido por luces multicolores- y sin demasiados prolegómenos su vocalista Bono dio la señal de largada para los primeros acordes de "Even better than the real thing", un tema de los más viejos de su repertorio, la concurrencia federal y transgeneracional estalló en un alarido ensordecedor que desafió la potencia del impecable sistema de sonido.

Luego lo siguieron "I will follow", "Get on your boots", "Magnificent" y "Mysterious ways", entre otros.

LA BIENVENIDA

El líder de la banda irlandesa, salió a escena vestido de impecable negro y usando gafas de sol, acompañado por los acordes de "Space Oddity" de David Bowie.

Estático, por momentos abrumado por el inédito despliegue tecnológico, el público que colmó hasta el último rincón del coliseo multipropósito de 32 y 25 acompañó cada segundo aplaudiendo a rabiar los pasajes de lucimiento individual de los músicos y las acotaciones del siempre histriónico Bono, cantando a voz en cuello los hits de ayer y hoy, o bajando los decibeles para acompañar el rango emocional de las baladas, con la pantalla central como brasa reluciente de un fogón gigantesco.

En total, fueron más de dos horas y una veintena de canciones, en varios casos mechadas con fragmentos de otros temas; a tono con el montaje audiovisual, Bono convirtió la lista de temas en una montaña rusa llena de citas, versiones breves y "al paso" de artistas como The Beatles, Bob Marley y Frankie Goes To Hollywood, entre otros.

CERATI Y LA CIUDAD

Uno de los momentos más emotivos fue cuando Bono hizo referencia a Gustavo Cerati -"amor y respeto para él, que escuchará nuestras voces esta noche"-. Luego agradeció el recibimiento de la gente: "Es una noche que no olvidaremos", aseguró. Y agregó: "Tienen un país hermoso y esta ciudad, La Plata, donde las calles tampoco tienen nombre, hacen todo perfecto. Son los más", dijo en inglés.

Multiplicadas, amplificadas, reiteradas, las imágenes del propio Bono, el guitarrista The Edge, el impertérrito bajista Adam Clayton -adorado por los fans- y el baterista Larry Mullen Jr asaltaron una y otra vez la colosal pantalla, una cruza de objeto volador no identificado y ameba psicodélica en la que descansa la mayor parte de la puesta en escena.

"Magnificent", también desde "No line in the horizon" -uno de los discos más visitados en la noche junto con "The Joshua Tree" y "All that you can't leave behind"- precedió a la cadenciosa "Mysterious ways", con Bono entregándose al ritmo y The Edge -que durante cada gira canta más y mejor- aportando coros.

En este contexto, el "efecto 360" se verificó a partir del incansable andar del cantante, bajista y guitarrista por el anillo exterior del escenario y las cuatro pasarelas que lo conectan con el círculo interno que alberga la batería, sector que también Larry Mullen abandonó por un rato para deambular tamboril en mano. Un movimiento continuo que permitió a los ubicados sobre los laterales y el contrafrente de la "Garra" -la cabecera norte del Estadio- tener cerca a los protagonistas en varias oportunidades.

"Elevation", "Until the end of the world", la festejadísima "Still haven't found what I'm looking for", y "Pride (In the name of love), mantuvieron alta la temperatura, antes del primer respiro de la noche con "In a little while" y "Miss Sarajevo". El efecto hipnótico de incontables leds multicolores puso el marco justo a títulos como "City of blinding lights" y "Vertigo", que con "I'll go crazy if I don't go crazy tonight" de por medio dieron paso a la secuencia más cargada de significación política: "Sunday, Bloody Sunday", "Scarlet", "Walk on" y "One".

La arremetida final se inició con "Where the streets have no name", en cuya introducción se colaron acordes de "Mothers of the disappeared".

"Hold me, thrill me, kiss me, kill me", "With or without you" y "Moment of surrender", pusieron el broche de oro en la templada noche que celulares mediante, a pedido de Bono, se tornó constelación de impactante belleza.

Fue la primera ocasión en que los irlandeses tocaron en Argentina fuera de los límites de la capital federal. La vigencia del grupo, que se aseguró su status de clásico con discos grabados hace dos décadas -concretamente entre 1987 y 1991- fue ratificada por la coincidencia de veinteañeros y cuarentones en el campo y las gradas, un público que llegó y se desconcentró sin atropellarse ni generar incidentes. Entre los "famosos" que asistieron a la función, pudo divisarse al goleador de Boca Martín Palermo y el ex rugbier Agustín Pichot, entre otros.

Antes de la demostración de fuerza de Bono y los suyos, los teloneros británicos de Muse se plantaron en las tablas con autoridad para despachar varias de las canciones más sólidas y guitarreras de su repertorio reciente, basado en los consagratorios y multiplatino "Black holes and revelations" (2006) y "The resistance" (2009).

El primer tema de la banda liderada por Matthew Bellamy fue "Uprising" y fue subiendo el termómetro con "Hysteria","Plug In Baby", entre otros, para cerrar con "Knights of Cydonia". Para la despedida, Bellamy le gritó a los presentes: "Prepárense para U2", arrancando una gran ovación.