Una muestra inédita bucea en el mundo íntimo de Spinetta
* Por Julieta Roffo. Se inauguró ayer en la Biblioteca Nacional. Su hija menor leyó un emotivo poema. La exposición es gratuita y exhibe manuscritos de canciones, poesías y dibujos. También, fotos y objetos personales.
Nota extraída del diario Clarín
Hay, en la Biblioteca Nacional, una manera de viajar en el tiempo , una máquina gratuita de recordar y revivir: es que ayer abrió la muestra "Los libros de la buena memoria" , que hasta el 12 de diciembre rendirá homenaje a Luis Alberto Spinetta, uno de los artistas más importantes de la Argentina , que murió hace no tantas tardes grises, el 8 de febrero de este año.
Los años que vivió Spinetta, desde 1950 hasta el último verano, se traducen en la sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca en fotos, en instrumentos, en manuscritos, en libros, en su ropa, en recortes periodísticos, en los dibujos que hizo –tal vez el tesoro inédito más llamativo de la muestra, el Spinetta plástico – y, claro, en los álbumes que grabó: la vitrina abruma con 25 vinilos y 24 CD, en algo más de cuatro décadas de carrera.
Y en esa vitrina, Artaud , ese disco de Pescado Rabioso editado en 1973, de forma rara, con nombre llamativo y con canciones que los años volvieron himnos como "Todas las hojas son del viento", tiene un lugar privilegiado, junto a la guitarra criolla con la que Spinetta lo compuso y lo grabó.
Ese disco tal vez pueda ser la puerta de entrada para adivinar que en todo el universo de Spinetta las artes se combinan para enriquecerse : hay literatura –de Antonin Artaud, de Carlos Castaneda, de Michel Foucault– en su poética. "Tomé pequeñas imágenes poéticas de lo que leí y traté de imprimirle música", dijo en una entrevista de 1988.
En la muestra, curada por el fotógrafo y amigo personal del Flaco Eduardo Martí, esas lecturas se exhiben en una especie de biblioteca de la inspiración . Y también se ve el cruce con la pintura y el dibujo: tal vez el retrato más conocido de su pluma sea el de aquel hombre triste que es tapa de Almendra , el álbum de esa banda de 1969, con el que los versos de "Muchacha (Ojos de papel)" se instalaron en la historia del rock argentino.
Pero hay otros dibujos, a veces robots, a veces animales, a veces otros hombres tristes: "El Flaco se podría haber ganado la vida dibujando, especialmente autos, una gran pasión" , sostiene Martí. En la sala hay bosquejos de casi Batimóviles de última generación, de una prolijidad obsesiva.
En las fotos, Spinetta tiene pocos años y baila en familia, algunos más y baila con una chica, o se empieza a subir a un escenario, o canta con sus hijos, o se cruza con Charly García o Fito Páez –uno de los artistas que más admiraba–, o se acopla a la protesta docente que instaló la Carpa Blanca en los ‘90.
"Quisimos mostrar que era un artista con los pies en la tierra , que acompañó a los maestros, a las familias de los chicos que murieron en la tragedia del colegio Ecos, y que escribió ‘La bengala perdida’ para repudiar la violencia del deporte; era un tipo con mucho compromiso social ", explicó Martí, que contó con el apoyo de la familia para montar la muestra. Habrá debates con músicos, cineastas y escritores que rodearon al artista, según la agenda disponible en el sitio web de la Biblioteca.
Para Horacio González, director de la institución, "es una emoción albergar la muestra" , por eso en el acto inaugural señaló que era "uno de los días más importantes para la Biblioteca" ante un auditorio colmado. Vera, la hija menor de Luis Alberto, leyó un poema inédito . "Ahora comprendo que el infinito no ha cambiado, está presente cuando miramos al cielo los que lo amamos", dijo.
El trabajo de Spinetta avanza cuando se mira el manuscrito de "Quedándote o yéndote", del disco Kamikaze , con flechas que reorganizan estrofas, e incluso versos que nunca se editarían . Allí está creando uno de los "melenudos" demorados en un "Concierto de Música Moderna", según un recorte de revista que ya quedó viejo.
En la sala, se cantan en voz baja las letras de los manuscritos leídos o la canción que suene en los parlantes. Porque se recorre la vida de Spinetta pero también la propia, musicalizada por él . Es que alcanza con cerrar los ojos para recordar dónde estábamos aquella tarde gris, cuando hubo que empezar a extrañarlo. Por eso, para demostrar que su obra lo trascendió, en la Biblioteca se espera la llegada de un jardín de gente.
Hay, en la Biblioteca Nacional, una manera de viajar en el tiempo , una máquina gratuita de recordar y revivir: es que ayer abrió la muestra "Los libros de la buena memoria" , que hasta el 12 de diciembre rendirá homenaje a Luis Alberto Spinetta, uno de los artistas más importantes de la Argentina , que murió hace no tantas tardes grises, el 8 de febrero de este año.
Los años que vivió Spinetta, desde 1950 hasta el último verano, se traducen en la sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca en fotos, en instrumentos, en manuscritos, en libros, en su ropa, en recortes periodísticos, en los dibujos que hizo –tal vez el tesoro inédito más llamativo de la muestra, el Spinetta plástico – y, claro, en los álbumes que grabó: la vitrina abruma con 25 vinilos y 24 CD, en algo más de cuatro décadas de carrera.
Y en esa vitrina, Artaud , ese disco de Pescado Rabioso editado en 1973, de forma rara, con nombre llamativo y con canciones que los años volvieron himnos como "Todas las hojas son del viento", tiene un lugar privilegiado, junto a la guitarra criolla con la que Spinetta lo compuso y lo grabó.
Ese disco tal vez pueda ser la puerta de entrada para adivinar que en todo el universo de Spinetta las artes se combinan para enriquecerse : hay literatura –de Antonin Artaud, de Carlos Castaneda, de Michel Foucault– en su poética. "Tomé pequeñas imágenes poéticas de lo que leí y traté de imprimirle música", dijo en una entrevista de 1988.
En la muestra, curada por el fotógrafo y amigo personal del Flaco Eduardo Martí, esas lecturas se exhiben en una especie de biblioteca de la inspiración . Y también se ve el cruce con la pintura y el dibujo: tal vez el retrato más conocido de su pluma sea el de aquel hombre triste que es tapa de Almendra , el álbum de esa banda de 1969, con el que los versos de "Muchacha (Ojos de papel)" se instalaron en la historia del rock argentino.
Pero hay otros dibujos, a veces robots, a veces animales, a veces otros hombres tristes: "El Flaco se podría haber ganado la vida dibujando, especialmente autos, una gran pasión" , sostiene Martí. En la sala hay bosquejos de casi Batimóviles de última generación, de una prolijidad obsesiva.
En las fotos, Spinetta tiene pocos años y baila en familia, algunos más y baila con una chica, o se empieza a subir a un escenario, o canta con sus hijos, o se cruza con Charly García o Fito Páez –uno de los artistas que más admiraba–, o se acopla a la protesta docente que instaló la Carpa Blanca en los ‘90.
"Quisimos mostrar que era un artista con los pies en la tierra , que acompañó a los maestros, a las familias de los chicos que murieron en la tragedia del colegio Ecos, y que escribió ‘La bengala perdida’ para repudiar la violencia del deporte; era un tipo con mucho compromiso social ", explicó Martí, que contó con el apoyo de la familia para montar la muestra. Habrá debates con músicos, cineastas y escritores que rodearon al artista, según la agenda disponible en el sitio web de la Biblioteca.
Para Horacio González, director de la institución, "es una emoción albergar la muestra" , por eso en el acto inaugural señaló que era "uno de los días más importantes para la Biblioteca" ante un auditorio colmado. Vera, la hija menor de Luis Alberto, leyó un poema inédito . "Ahora comprendo que el infinito no ha cambiado, está presente cuando miramos al cielo los que lo amamos", dijo.
El trabajo de Spinetta avanza cuando se mira el manuscrito de "Quedándote o yéndote", del disco Kamikaze , con flechas que reorganizan estrofas, e incluso versos que nunca se editarían . Allí está creando uno de los "melenudos" demorados en un "Concierto de Música Moderna", según un recorte de revista que ya quedó viejo.
En la sala, se cantan en voz baja las letras de los manuscritos leídos o la canción que suene en los parlantes. Porque se recorre la vida de Spinetta pero también la propia, musicalizada por él . Es que alcanza con cerrar los ojos para recordar dónde estábamos aquella tarde gris, cuando hubo que empezar a extrañarlo. Por eso, para demostrar que su obra lo trascendió, en la Biblioteca se espera la llegada de un jardín de gente.