Una muerte que le dio nueva vida al poder

Tras la muerte del ex presidente Néstor Kirchner por un ataque cardíaco, hace ocho semanas, Argentina fue lanzada a un nuevo pesar, sus grandes ciudades y pequeños poblados se hicieron eco del lamento por el líder perdido. "Néstor vive", repiten los graffiti en pintura negra en los paredones de cemento de los barrios ricos y pobres. Nadie lo sufre más que su viuda, la mandataria Cristina Fernández. Devastada por la muerte de su mentor y socio, todavía muestra lágrimas al mencionarlo. Vestida de luto, lo menta con el pronombre "él" o solo por su nombre, mientras sus ojos se llenan de lágrimas y le tiembla el mentón. Aunque la muerte inesperada aniquiló los planes políticos para el dúo más poderoso de la nación, también levantó una ola de respaldo público. Antes de su muerte, la Presidenta tenía una popularidad del 35 por ciento, debido a su estilo combativo. Pero desde la muerte de su esposo, ese índice supera el 65 por ciento y a fines del mes pasado, el 44 por ciento de los votantes dijo a la consultora Equis que la elegirían a ella para un segundo período.

El respaldo popular ha sido, en términos políticos, casi un milagro, considerando que hasta su muerte Kirchner era aún más impopular que su esposa. Sin embargo, en este país tan proclive a endiosar a las figuras políticas fallecidas, como Juan Perón y su primera esposa, Evita, la partida de Kirchner parece haber reactivado el corazón emocional de Argentina. Y de él brota el sentimiento.

Aunque Fernández de Kirchner aún no ha declarado que entrará en campaña electoral, algunos analistas observan que ella ya está usando lo que llaman "efecto viudez" para obtener otras ventajas. Mientras hay estadios, autopistas y aún parques nacionales rebautizados con el nombre de Kirchner.