Una monja acusó ser violada pero luego reconoció que tuvo sexo por placer
Se trata de la yanqui María Turcotte, quien luego de fingir maltratos por un hombre morocho, se retractó y confirmó que se encontraba con el empleado de una tienda y tenía sexo.
La religiosa estadounidense finalmente no tenía nada de monja. María Turcotte, abadesa de los Apóstoles del Infinito Amor en East Flatbush, cerca de Nueva York, acusó que fue violada pero en verdad mantenía relaciones por placer propio.
La mujer de 26 años le informóa la Policía que un corpulento hombre negro la había atacado sexualmente y la dejó desnuda e inconsciente en un banco de nieve. Tras recibir la denuncia, los vigilantes comenzaron una búsqueda intensa, pero la monja se arrepintió de lo dicho.
La policía fue informada de la violación el pasado jueves, y puso una alerta pidiendo la ayuda del público para encontrar a un sospechoso, que se describió como un hombre negro, de 40 a 50 años de edad, de 1,95 metros y de 125 kilos.
La Policía dio a conocer un boceto, pero no creyeron que un hombre pueda arrastrar a la monja por las calles sin ser descubierto y finalmente anunciaron. "No pasó nada, nada de eso. Se comprobó que todo era falso. No fue culpa de ella. Ella va a salir y vamos a conseguirle ayuda".
Cuando Turcotte se retractó, su excusa fue que necesitaba una historia para encubrir su verdadero encuentro sexual: con un empleado de una tienda, que se coló en el convento por la puerta trasera. La policía no le ha acusado de ningún delito.
La mujer de 26 años le informóa la Policía que un corpulento hombre negro la había atacado sexualmente y la dejó desnuda e inconsciente en un banco de nieve. Tras recibir la denuncia, los vigilantes comenzaron una búsqueda intensa, pero la monja se arrepintió de lo dicho.
La policía fue informada de la violación el pasado jueves, y puso una alerta pidiendo la ayuda del público para encontrar a un sospechoso, que se describió como un hombre negro, de 40 a 50 años de edad, de 1,95 metros y de 125 kilos.
La Policía dio a conocer un boceto, pero no creyeron que un hombre pueda arrastrar a la monja por las calles sin ser descubierto y finalmente anunciaron. "No pasó nada, nada de eso. Se comprobó que todo era falso. No fue culpa de ella. Ella va a salir y vamos a conseguirle ayuda".
Cuando Turcotte se retractó, su excusa fue que necesitaba una historia para encubrir su verdadero encuentro sexual: con un empleado de una tienda, que se coló en el convento por la puerta trasera. La policía no le ha acusado de ningún delito.