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Una misteriosa isla deshabitada fue elegida como la mejor del mundo para viajar
Se llama Flatey y está ubicada entre los fiordos occidentales de Islandia.
No tiene playas de arena blanca ni palmeras ni cocos y el sol apenas entibia sus vientos helados durante un par de meses al año. Pero una islita perdida en el Atlántico Norte, encima del paralelo 65°, de dos kilómetros de largo y uno de ancho, acaba de ser elegida la mejor isla del mundo para viajar en 2020 por la popular web de viajes y turismo Big 7.
Se llama Flatey y está ubicada entre los fiordos occidentales de Islandia. Durante el invierno, sólo dos familias residen en este remoto promontorio de tierra sólo conectado por transporte público con la isla principal de Islandia durante el verano por un ferry en el que llegan centenares de visitantes, islandeses que tienen allí una segunda casa y turistas que se quedan en un hotel y restaurante que abre en temporada.
En el ferry que llega a Flatey (“isla plana” en islandés ) no pueden subir automóviles. Por la isla sólo están autorizados a circular la decena de vehículos de sus habitantes. Solo un pequeño camino sale desde el puerto y atraviesa el antiguo pueblo de casas coloridas, que supo ser un importante centro comercial y cultural de Islandia entre los siglos XII y XIX.
Hoy, por ese único sendero, la gente camina junto a las ovejas y se cruza con aves migratorias como el particular frailecillo y su colorido pico, característico del Atlántico Norte.
Al llegar al puerto, los propietarios del hotel lo estarán esperando si tiene reservas para trasladar su equipaje. O puede hacerlo por usted mismo en una de las viejas carretillas de madera que se encuentran allí a su disposición. Luego tendrá largos días (en verano, el sol se pone cerca de las 11 de la noche y vuelve a aparecer tres horas más tarde) para disfrutar del paisaje y las vistas.
Se llama Flatey y está ubicada entre los fiordos occidentales de Islandia. Durante el invierno, sólo dos familias residen en este remoto promontorio de tierra sólo conectado por transporte público con la isla principal de Islandia durante el verano por un ferry en el que llegan centenares de visitantes, islandeses que tienen allí una segunda casa y turistas que se quedan en un hotel y restaurante que abre en temporada.
En el ferry que llega a Flatey (“isla plana” en islandés ) no pueden subir automóviles. Por la isla sólo están autorizados a circular la decena de vehículos de sus habitantes. Solo un pequeño camino sale desde el puerto y atraviesa el antiguo pueblo de casas coloridas, que supo ser un importante centro comercial y cultural de Islandia entre los siglos XII y XIX.
Hoy, por ese único sendero, la gente camina junto a las ovejas y se cruza con aves migratorias como el particular frailecillo y su colorido pico, característico del Atlántico Norte.
Al llegar al puerto, los propietarios del hotel lo estarán esperando si tiene reservas para trasladar su equipaje. O puede hacerlo por usted mismo en una de las viejas carretillas de madera que se encuentran allí a su disposición. Luego tendrá largos días (en verano, el sol se pone cerca de las 11 de la noche y vuelve a aparecer tres horas más tarde) para disfrutar del paisaje y las vistas.
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