Una elección para la ciudad
* Por Legislador PRO Oscar Moscariello. La inminente elección en la Ciudad de Buenos Aires a Jefe de Gobierno, legisladores, y comuneros porteña., implica en los hechos una opción entre fuerzas políticas moderadas comprometidas con la Ciudad, y sectores que privilegian su relación con el Poder Ejecutivo Nacional, o con opciones ideologizantes con poco anclaje en la realidad.
El PRO es una fuerza plural integrada por distintos sectores políticos incluyendo a la Democracia Progresista, partido al que pertenezco hace tres años y medio que gobierna la Ciudad. Durante este tiempo y previo a la llegada a la conducción de la Jefatura de Gobierno y la Legislatura, debimos enfrentarnos a innumerables prejuicios.
Dichos prejuicios, opiniones previas y tenaces, desfavorables a nuestras propuestas, sin conocerlas ni escucharlas, basadas en el miedo y en la intolerancia, orientadas a detener el crecimiento de una fuerza política moderada, tuvieron que enfrentarse con la realidad de nuestro gobierno.
Contrariamente a lo que se decía, no hubo privatizaciones sino el más alto nivel de inversión y jerarquización de lo público de toda la historia de la autonomía de la Ciudad. Colegios, Hospitales, transporte, una policía propia, la Policía Metropolitana que está causando enorme entusiasmo y satisfacción entre los vecinos de las Comunas en las que actúa; urbanizaciones de villas para convertirlas en barrios, inversión en Desarrollo Social, la vuelta de los grandes festivales culturales y los nuevos desarrollos en cultura, como el Polo Circo, o la reapertura del Teatro Colón, atestiguan lo que decimos.
Todo esto y muchos más hechos de la gestión fueron posible, en tan poco tiempo, por cuanto lo primero que hizo el PRO fue poner en orden las desordenadas finanzas públicas que encontramos al arribar al Gobierno de la Ciudad, y porque se ha hecho del diálogo, el consenso, y la autonomía de la Ciudad pilares de la gestión tanto del Poder Ejecutivo, como del Legislativo.
Por supuesto, en el tiempo electoral, muchos quieren volver el reloj atrás y hacer de Buenos Aires, en vez de una ciudad autónoma, la vieja Capital Federal, con un intendente elegido a dedo por el Presidente de la Nación. Muchos de quienes quieren subordinar a los porteños bajo los designios de la hoy Presidenta de la Nación, buscan hacer reverdecer los prejuicios, sometiendo a los vecinos a falacias y mentiras sobre una idílica versión de las relaciones entre Poder Ejecutivo Nacional y la Ciudad que cuando tuvieron la oportunidad de ejercer no lo hicieron, fundamentalmente porque no creen en ella.
Otros, basados en preconceptos acerca de quién puede y quién no puede comprometerse con ciertos ideales, desempeñarse en la arena política y llevar a la práctica transformaciones de la realidad de los vecinos con centro en su dignidad, desarrollo y felicidad, intentarán durante la campaña que vivimos hacernos creer que su visión calificada es mejor que todos los hechos de gobierno que hemos producido con el objetivo de producir más y mejor Ciudad para los porteños y quienes la habitan diariamente.
Por último, habrá quienes desde una u otras posición política procurarán instalar un falso no se ha hecho nada. Para quienes piensan de este modo, es claro que la revolucionaria obra de alivio de inundaciones del Maldonado -la más grande de la ciudad en años- los nuevos accesos a la Ciudad, los cientos de obras con centro en la zona sur de la Ciudad, el reciente lanzamiento del Metrobús, las nuevas avenidas, veredas, rampas para volver accesibles miles de esquinas, programas, discusiones, consensos, votaciones, leyes, reuniones de trabajo, y participación de la gente en la transformación de la Ciudad más auspiciosa de toda su autonomía, indudablemente presentarán problemas explicativos, pues no se puede tapar el sol con palabras vacías.
La realidad tal como es nos muestra una Ciudad de Buenos Aires en marcha, con mucho realizado, y mucho por hacer. Necesitamos un nuevo período de gobierno para terminar las cosas que empezamos, y para concretar en realidades los sueños que compartimos todos los vecinos: una Buenos Aires de pie, integrada, en crecimiento orientado hacia el empleo y que sea ejemplo para las demás ciudades sobre como mejorar la calidad de vida de los vecinos, comprometiéndose con el quehacer político cotidiano.