Una cámara traviesa
Dos chicas de Los Ángeles realizaron una prueba: colocar una cámara en la parte trasera de una de ellas y salir a la calle. Así, consiguieron descubrir donde se posan los ojos de los hombres cuando nadie los ve.
El objetivo de este complot entre las jóvenes fue para registrar miradas indiscretas y comprobar que el sexo masculino es tan predecible como las canciones románticas en una bella jornada de San Valentín.