Una caja con cero transparencia
* Ricardo Roa. Nadie ha usado los decretos de necesidad y urgencia y los superpoderes en magnitudes tan asombrosas como Cristina Kirchner. En los tres años que lleva en el Gobierno ya gastó más de $136.000 millones por fuera del Presupuesto. Y va por mucho más en 2011.
Ayer, por un solo DNU, decidió que US$ 7.504 millones de las reservas del Banco Central vayan a cubrir deudas con acreedores privados. Autorizó al ministro De Vido a endeudarse por US$ 7.600 millones para comprar trenes chinos y costear dos polémicas centrales hidroeléctricas en Santa Cruz. Y además, le dio vía libre para utilizar avales del Estado por US$ 18.189 millones.
De un plumazo, nada menos que US$ 33.204 millones en apenas tres artículos (ver: Cristina dispondrá de un récord de fondos en el año electoral).
Todo estaba en el proyecto oficial de Presupuesto que bloquearon diputados opositores por esa montaña de plata y el destino que se le pretendía dar. Pero no sólo por eso. También porque se subestimaba fuertemente los ingresos con l a estrategia de siempre: contar con una enorme caja extra para gastarla a gusto. El vocero kirchnerista Rossi llegó a acusarlos de servir a "grupos económicos que quieren embarrar la cancha".
Seguramente no hablaba de los empresarios amigos del poder que se beneficiarán con la construcción de las dos represas, a las que la propia Secretaría de Energía calificó de no prioritarias. Por lo menos igual de vidriosa es la compra de trenes y material ferroviario a China, hecha sin licitación pública. La transparencia no es justamente algo que distingue a la era K.
El Gobierno justificó el súper DNU de ayer en que la oposición lo dejó sin Presupuesto.
Curiosa explicación.
Los hubo antes y durante estos años de Cristina y siempre se hizo lo mismo: nunca se respetó lo que el Congreso había votado.