Un viaje de birra, faso y cocaína, la pesadilla oculta del tren Sarmiento
Los furgones se convirtieron en una zona liberada donde se vende y consume todo tipo de droga, sin ningún control.
Las quejas de los más de 300.000 pasajeros diarios del servicio no sirven de mucho, y aquellos que quieren viajar con sus bicicletas no tienen otra opción que convivir con la impunidad de los que consumen cocaína, marihuana, paco y alcohol, a cualquier hora, a la vista de todos.
"Fuman de todo, chupan de todo, la policía no hace nada", cuenta indignada una pasajera del Sarmiento.
Estas pequeñas zonas en los vagones se vuelven cuevas donde nada parece alterar a los consumidores de todo tipo de sustancias prohibidas, que se las pasan libremente de mano en mano.
Primero fue la tragedia de Once, después el accidente de Castelar, para los pasajeros del Sarmiento, el tren es una pesadilla que pareciera no tener fin. Muchos ya han optado por otros medios de transporte porque para ellos, el descontrol es lo único que parece estar asegurado.
Mirá el informe:
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