Un saludo para Julio Grondona, hoy que es día de reelección
*Por Julio Blanck. Hoy que es día de reelección, vaya desde aquí nuestro modesto saludo al capo di tutti capi en eso de atornillarse al sillón.
Julio Humberto Grondona, Don Julio en el trato reverencial de los que comen de su mano. Ferretero de Sarandí, según el adjetivo que sus enemigos han usado con intención descalificadora pero que él luce como una medalla de orgullo, porque le permite mostrar qué tan alto llegó partiendo desde donde partió.
Presidente de la Asociación del Futbol Argentino desde 1979, esta semana fue reelecto por octava vez consecutiva. Tiene mandato hasta 2015. Si Dios quiere, completará 36 años ininterrumpidos al frente del gran circo de la pasión nacional, negociando -con mucho pragmatismo y poco pudor- con todos los poderes de turno, políticos y económicos. Alguna vez se admitió radical y simpatizante de Raúl Alfonsín. Pero nunca dejó que eso fuera un obstáculo para sus fines.
Usa un anillo que ya es leyenda, donde lleva grabadas dos palabras: "Todo pasa" . Es una modestia de su parte. Porque él se queda y los que pasan son los demás.
"Todos pasan" debería decir.
Por hablar en grande, si la comparación cabe, Grondona vio pasar dos Papas y seis presidentes de los Estados Unidos, vio caer el Muro de Berlín y las Torres Gemelas y se instaló en la AFA cuando faltaban más de diez años para que hubiera algo parecido a lo que hoy conocemos como Internet. Literalmente, la prehistoria.
En este confín de la Tierra, Grondona vio pasar tres dictadores de uniforme y seis presidentes democráticos, el último de ellos con faldas; sin contar los múltiples interinatos fugaces producto de las crisis que siempre volvían. Pasaron dos hiperinflaciones con sus correspondientes saqueos, una guerra absurda, históricos juicios por derechos humanos, corralito y corralón, cacerolazos y que se vayan todos, grandes estragos y enormes felicidades colectivas. Y en lo suyo, dos campeonatos del mundo, cinco mundiales juveniles, dos medallas de oro olímpicas, el mejor Maradona y el peor también.
Visión estratégica o enseñanzas de sus tiempos de dirigente de base en el modesto Arsenal o en el glorioso Independiente, siempre entendió que el mejor seguro para permanecer y prosperar de local era jugar fuerte de visitante. Por eso trenzó bien con tipos tan rápidos como él y se aposentó como vicepresidente de la FIFA, la gran multinacional del negocio del fútbol.
Donde haya una moneda, allí estará Grondona .
La reelección de esta semana, que habilitó su noveno mandato, tuvo condimentos de escandalete, con cámaras ocultas y denuncias de matufias y corruptelas por parte de algunos que fueron sus socios y hoy juegan a desbancarlo. A Grondona no se le movió un músculo: en silencio recargó su rabia y a pesar de su salud a los tropiezos operó para que todo saliera a su gusto. A puertas cerradas y sin disensos. En la asamblea de la AFA ganó por 46 votos a cero .
Los tres clubes que le iban a votar en contra no pudieron entrar. Así funciona el verticalismo cuartelero de Grondona: primero hace y después deja que los perjudicados chillen hasta cansarse.
En estos días, uno supone, debe haber reunido las envidias admiradas de tanto político que anda buscando reelección.
Hoy va a tratar de subirse al podio Gildo Insfrán, patrón peronista de Formosa, que lleva 16 años gobernando y va por un nuevo período para completar dos décadas en el poder.
En ese club selecto, Adolfo Rodríguez Saá había sido 18 años gobernador de San Luis y Rubén Marín 16 años en La Pampa. No se quedaron atrás Carlos Menem, tres veces gobernador de La Rioja (nueve años en total) y dos veces presidente (10 añitos inolvidables en la Casa Rosada), ni Néstor Kirchner, que gobernó 12 años Santa Cruz antes de ser cuatro años presidente.
Entre los intendentes del Gran Buenos Aires, Enrique "El Japonés" García va hoy por su séptimo mandato en Vicente López, que gobierna hace 24 años. Hugo Curto está completando cinco períodos y veinte años en Tres de Febrero. Ricardo Ubieto murió siendo intendente de Tigre, donde fue elegido cinco veces. Y Manuel Quindimil fue siete veces intendente de Lanús, con 27 años de ejercicio municipal.
Pero de algún modo todos pasan. Y Grondona siempre está.
¿Un paralelo con Cristina? Imposible. Esa es otra historia. Y todavía está por escribirse.