Sociedad
Un productor sanjuanino sorprendió al innovar con sandías más chicas y sin semillas
Marcelo Ferrer detalló cómo han ido incorporando tecnologías en procesos y en maquinarias en su finca para lograr una fruta competitiva.
En San Juan, la familia Ferrer se las rebusca para producir con eficiencia, pero también vender inteligentemente. La finca Don Domingo es un lugar ideal para producir semillas y productos de calidad, porque el clima seco favorece que no proliferen las enfermedades. Además, en el caso de las sandías, los melones o las ciruelas, por citar, las horas de luz que hay permiten conseguir los grados brix (dulzor del fruto) deseados.
“San Juan es una zona muy propicia para lograr azúcares, por el sol y las pocas probabilidades de lluvias, los suelos son francos, en algunos lugares más arcillosos, en otros más arenosos”, explicó a Clarín Rural Marcelo Ferrer, propietario de la finca Don Domingo, de la empresa San Juan Agro. Allí producen sandías, pero también melones, ciruelas, zanahorias, cebolla y tomates. “El 70% es sandía, pero nos la rebuscamos con varias cosas porque a veces se complica un mercado y tenemos otro”, explicó el productor.
Entre las novedades, desde hace un par de campañas están produciendo una sandía más pequeña que tiene la particularidad de no tener semillas. “Pesa 4-5 kilos en vez de 15-20, tiene poca cáscara, es bien dulce y es ideal para el consumo en hogares, ya que el consumidor se lleva una fruta más maniobrable y no tiene que lidiar con un cuarto o una mitad de sandía que siempre es incómoda en la heladera”, contó Ferrer.
Si bien hace poco que están volcando esta variedad en el mercado, Ferrer reconoció que espera un poco más de “reconocimiento en el precio final”, porque “tiene más costos de producción y embalaje que la sandía común que se vende a granel, esta se vende en cajones con viruta, bien cuidada”.
También es distinto el proceso de cruzamiento para obtener esta sandía sin semilla: “Es un híbrido obtenido a partir de la polinización natural con un macho, se hacen tres plantines con hembras sin semilla y un polinizador muy pequeño de tres kilos, que sí tiene semilla, de ese cruzamiento sale la variedad sin semillas”.
Al referirse al mercado, Ferrer apuntó que “hoy hay más oferta que demanda, y los precios son una preocupación”. “Es verdad que Argentina siempre fue más de consumir melón que sandía y que estamos en temporada alta, pero la demanda se ha ido cayendo un poco y tenemos que buscar alternativas para reflotarla, la sandía pequeña sin semilla es un camino, pero nos falta más promoción, marketing”, reconoció el productor, que contó que en Europa, esta variedad (allá se llama “fashion”) “ya es reconocida y ha ganado mucho mercado”.
Si bien venden parte en la provincia, otra parte de la producción va en flete hasta el Mercado de Buenos Aires o Mar del Plata. “La campaña viene complicada por los altos costos de insumos, a lo que se suman los costos que tenemos para llegar a esos centros de distribución”, apuntó.
La incorporación de tecnología en distintas etapas del proceso, pero sobre todo en la parte de limpieza, empaque y selección del producto es uno de los desafíos que tiene por delante la finca Don Domingo. “Cada tecnología nos permite bajar costos y ganar en eficiencia y rentabilidad, y también favorece al consumidor, pero ahora es imposible por cómo están las cosas”, especificó Ferrer.
“San Juan es una zona muy propicia para lograr azúcares, por el sol y las pocas probabilidades de lluvias, los suelos son francos, en algunos lugares más arcillosos, en otros más arenosos”, explicó a Clarín Rural Marcelo Ferrer, propietario de la finca Don Domingo, de la empresa San Juan Agro. Allí producen sandías, pero también melones, ciruelas, zanahorias, cebolla y tomates. “El 70% es sandía, pero nos la rebuscamos con varias cosas porque a veces se complica un mercado y tenemos otro”, explicó el productor.
Entre las novedades, desde hace un par de campañas están produciendo una sandía más pequeña que tiene la particularidad de no tener semillas. “Pesa 4-5 kilos en vez de 15-20, tiene poca cáscara, es bien dulce y es ideal para el consumo en hogares, ya que el consumidor se lleva una fruta más maniobrable y no tiene que lidiar con un cuarto o una mitad de sandía que siempre es incómoda en la heladera”, contó Ferrer.
Si bien hace poco que están volcando esta variedad en el mercado, Ferrer reconoció que espera un poco más de “reconocimiento en el precio final”, porque “tiene más costos de producción y embalaje que la sandía común que se vende a granel, esta se vende en cajones con viruta, bien cuidada”.
También es distinto el proceso de cruzamiento para obtener esta sandía sin semilla: “Es un híbrido obtenido a partir de la polinización natural con un macho, se hacen tres plantines con hembras sin semilla y un polinizador muy pequeño de tres kilos, que sí tiene semilla, de ese cruzamiento sale la variedad sin semillas”.
Al referirse al mercado, Ferrer apuntó que “hoy hay más oferta que demanda, y los precios son una preocupación”. “Es verdad que Argentina siempre fue más de consumir melón que sandía y que estamos en temporada alta, pero la demanda se ha ido cayendo un poco y tenemos que buscar alternativas para reflotarla, la sandía pequeña sin semilla es un camino, pero nos falta más promoción, marketing”, reconoció el productor, que contó que en Europa, esta variedad (allá se llama “fashion”) “ya es reconocida y ha ganado mucho mercado”.
Si bien venden parte en la provincia, otra parte de la producción va en flete hasta el Mercado de Buenos Aires o Mar del Plata. “La campaña viene complicada por los altos costos de insumos, a lo que se suman los costos que tenemos para llegar a esos centros de distribución”, apuntó.
La incorporación de tecnología en distintas etapas del proceso, pero sobre todo en la parte de limpieza, empaque y selección del producto es uno de los desafíos que tiene por delante la finca Don Domingo. “Cada tecnología nos permite bajar costos y ganar en eficiencia y rentabilidad, y también favorece al consumidor, pero ahora es imposible por cómo están las cosas”, especificó Ferrer.
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