Un periodista que destapó un escándalo de corrupción ahora pide limosna
Santiago Pinetta reveló un resonante contrato entre IBM y Banco Nación en los '90 pero actualmente está mendigando en el subte porteño.
El periodista Santiago Pinetta destapó en los 90 el contrato informático IBM Banco Nación, uno de los escándalos resonantes durante el menemismo. Ahora, con una jubilación mínima y sin trabajo, sobrevive pidiendo limosna en la estación Carlos Gardel, de la línea B del subte.
Todas las tardes se acomoda en un banquito, extiende la mano temblorosa y recibe la ayuda de los pasajeros que entran al shopping Abasto.
"Tengo que hacer esto porque no tengo plata para comer y comprar los remedios", se resigna este hombre que supo estar en el centro de la escena política pero ahora luce anciano, flaco, de pelo y barba blanca, anteojos de grueso aumento y voz débil, según dialogó con TN.
Tiene doble operación de by pass coronario, cataratas en la vista y artrosis en sus rodillas. Estos achaques en la salud contrastan con su lucidez mental, principal aptitud que le permite mostrar su cultura y formación.
Trabajó desde 1945 en los diarios La Nación, El Mundo, Clarín y las revistas Primera Plana y El Informador Público. Lector empedernido, también escribió ficción y poesía. Pero sin dudas que la investigación periodística, consumada con el libro La Nación robada, le trajo muchos problemas.
Sufrió cuatro atentados mafiosos, entre ellos fracturas, rotura de dientes, heridas cortantes en el torax y el abdomen. Le tatuaron en el pecho la sigla IBM con una navaja. Todo esto igual no permitió frenar la causa judicial, que terminó esclareciéndose con arrepentidos que confesaron haber cobrado coimas por 37 millones de dólares.
Hace exactamente un año lo vimos pidiendo limosna e hicimos varios intentos para que ingresara a nuestro programa, pero él solo quería trabajar de lo suyo, ni siquiera aceptó dar talleres literarios", contó a TN la funcionaria Mariana Bauni, directora de Protección e Inclusión. La situación no es sencilla: Pinetta está en plenas facultades mentales y la ley le impide al Estado forzarlo a incluirse en un programa local, del que se niega a participar "por dignidad".