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Un liderazgo que queda vacante

* Por Ricardo Kirschbaum. Rl análisis que se haga del tiempo de Hugo Chávez en Venezuela no puede soslayar dos cuestiones centrales: que fue el emergente del profundo fracaso del sistema político de su país, y que tuvo fuerte influencia en América Latina.

Nota extraída del diario Clarín

Cualquiera sea el análisis que se haga del tiempo de Hugo Chávez en Venezuela no puede soslayar dos cuestiones centrales: 1) Chávez fue el emergente del profundo fracaso del sistema político de su país, y 2) que el fallecido presidente tuvo una muy fuerte influencia en América Latina, en un momento histórico en el que varios países de la región -Ecuador, Bolivia, Argentina- salían de crisis económicas casi terminales, con un muy alto endeudamiento externo, productos de políticas económicas que afectaron su mercado interno. El liderazgo de Chávez, entonces, apareció como una expresión natural de ese proceso.

Chávez utilizó el poder del petróleo para consolidar su perfil de líder nacional y regional, con políticas autónomas que despertaron una adhesión sin límites de las clases populares, que sostuvieron al comandante más allá de las desviaciones autocráticas, que también han sido un rasgo común en estos movimientos bonapartistas.

Declaró la guerra a los medios de comunicación que no se alineaban con su política -estrategia que fue replicada en Argentina, Ecuador y Bolivia- y no cejó hasta tomar el control de la información en su país.

También provocó, como en espejo, un rechazo frontal y cerrado de la clase media y de otros sectores de la sociedad venezolana.

El líder venezolano se convirtió en el aliado principal de Cuba, suministrándole al gobierno castrista el petróleo subsidiado, sellando esa relación con la presencia notoria de misiones cubanas -médicos y militares- en Venezuela.

Kirchner comprendió rápidamente los beneficios de abrir un canal especial en la relación entre Caracas y Buenos Aires. Un ex embajador argentino denunció la existencia de una suerte de "embajada paralela", que manejaba (¿maneja?) los vínculos económicos con Chávez.

El ex presidente se presentaba como el "moderador" de las políticas chavistas y así los voceros califican como moderada a la política argentina. Esa intermediación fue patente con la comunidad judía venezolana, de pésima relación con Chávez, y con Washington.

Ya desaparecido Kirchner, la "moderación" fue desapareciendo y Cristina Kirchner fue cada vez más identificándose con la política del líder venezolano. El acuerdo con Irán, que tan fuerte polémica despertó aquí, tuvo un desarrollo en sintonía con la excelente relación que tenía Chávez con el régimen de Teherán.

Brasil, en cambio, con una influencia importante sobre Chávez, jugó sus posiciones de manera tal que Brasilia cosechara beneficios sin tener que pagar costos extras por una alianza abierta.

La ausencia de Chávez no será fácil de disimular en la región. Esa vacancia política, además del impacto emocional, pondrá a prueba la solidez del régimen chavista y la unidad de sus líderes.