Un ejemplo que excede el deporte
Solo gente madura y educada es capaz de invertir sus roles de un encuentro deportivo de envergadura a otro, pasando de liderar un plantel como jefe responsable de su conducción a transformarse en un colaborador más o en asistente.
Julio Lamas es el actual entrenador del seleccionado de básquetbol y dirige el equipo de Obras Sanitarias de la Nación en la Liga Nacional. Sergio Hernández estuvo a cargo del equipo argentino en el ciclo anterior y conduce al de Peñarol de Mar del Plata. Sus exitosas trayectorias están marcadas por múltiples campeonatos obtenidos a nivel nacional e internacional, con los más variados premios y distinciones en reconocimiento a sus labores profesionales.
A pesar de que se enfrentan permanentemente con sus equipos, y compiten por la supremacía de la Liga Nacional, ambos han sabido dejar de lado sus rivalidades y apetencias personales cuando se trata de potenciar el rendimiento del seleccionado nacional de básquetbol. La capacidad de compartir, de aportar desde el lugar que corresponda y de subordinarse al objetivo común demuestra la inteligencia de ambos protagonistas.
En la etapa de Sergio Hernández al frente del seleccionado nacional (2005-2010) fue él quien convocó a Julio Lamas para que colaborara como asistente del cuerpo técnico con miras a los Juegos Olímpicos de Pekín, en los que el país obtuvo una valiosa medalla de bronce. Ahora, con la cita máxima del deporte mundial por celebrarse en Londres en pocos meses, es el actual técnico quien ha decidido sumar a su antecesor como colaborador.
La reciente medalla de oro obtenida en el Campeonato FIBA América Mar del Plata 2011 no obnubiló a quien comprende que la selección está por encima de todo. En ese sentido, Julio Lamas afirmó: "Nosotros ponemos al equipo nacional por delante; el enorme nivel del grupo de jugadores hace que queramos sumar esfuerzos para estar a la altura de las circunstancias. Yo soy un amante del trabajo en equipo, soy un hombre de equipo primero que nada".
En actitudes como éstas es donde se vislumbra una de las razones del éxito que nuestro seleccionado de básquetbol viene cosechando en más de una década, con podios en todas las competencias internacionales de importancia, incluida la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
El ejemplo de generosidad que ofrecen estos dos profesionales de la elite mundial del básquetbol debería ser un mensaje para muchos otros deportes, en primer lugar el fútbol, en el que no abundan actitudes de tamaño desprendimiento entre los técnicos y sí episodios de descalificación y exabruptos.
También sería saludable que se hiciera extensivo a nuestra dirigencia política, poco propensa a incorporar hombres prestigiosos de otras fuerzas, e incluso de la propia, que puedan contribuir al resultado de una medida o plan de gobierno. Es un llamado también al oficialismo, siempre reacio a reconocer virtudes de opositores y logros ajenos, y que se caracteriza por una férrea centralización en la toma de decisiones.
En los tiempos actuales de egoísmos y personalismos exacerbados, la conducta de estos dos grandes entrenadores es digna de destacar, porque constituye un verdadero ejemplo para el deporte en general, pero también para nuestra dirigencia y para toda la sociedad.
A pesar de que se enfrentan permanentemente con sus equipos, y compiten por la supremacía de la Liga Nacional, ambos han sabido dejar de lado sus rivalidades y apetencias personales cuando se trata de potenciar el rendimiento del seleccionado nacional de básquetbol. La capacidad de compartir, de aportar desde el lugar que corresponda y de subordinarse al objetivo común demuestra la inteligencia de ambos protagonistas.
En la etapa de Sergio Hernández al frente del seleccionado nacional (2005-2010) fue él quien convocó a Julio Lamas para que colaborara como asistente del cuerpo técnico con miras a los Juegos Olímpicos de Pekín, en los que el país obtuvo una valiosa medalla de bronce. Ahora, con la cita máxima del deporte mundial por celebrarse en Londres en pocos meses, es el actual técnico quien ha decidido sumar a su antecesor como colaborador.
La reciente medalla de oro obtenida en el Campeonato FIBA América Mar del Plata 2011 no obnubiló a quien comprende que la selección está por encima de todo. En ese sentido, Julio Lamas afirmó: "Nosotros ponemos al equipo nacional por delante; el enorme nivel del grupo de jugadores hace que queramos sumar esfuerzos para estar a la altura de las circunstancias. Yo soy un amante del trabajo en equipo, soy un hombre de equipo primero que nada".
En actitudes como éstas es donde se vislumbra una de las razones del éxito que nuestro seleccionado de básquetbol viene cosechando en más de una década, con podios en todas las competencias internacionales de importancia, incluida la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
El ejemplo de generosidad que ofrecen estos dos profesionales de la elite mundial del básquetbol debería ser un mensaje para muchos otros deportes, en primer lugar el fútbol, en el que no abundan actitudes de tamaño desprendimiento entre los técnicos y sí episodios de descalificación y exabruptos.
También sería saludable que se hiciera extensivo a nuestra dirigencia política, poco propensa a incorporar hombres prestigiosos de otras fuerzas, e incluso de la propia, que puedan contribuir al resultado de una medida o plan de gobierno. Es un llamado también al oficialismo, siempre reacio a reconocer virtudes de opositores y logros ajenos, y que se caracteriza por una férrea centralización en la toma de decisiones.
En los tiempos actuales de egoísmos y personalismos exacerbados, la conducta de estos dos grandes entrenadores es digna de destacar, porque constituye un verdadero ejemplo para el deporte en general, pero también para nuestra dirigencia y para toda la sociedad.