Un economista, nuevo gurú de Macri
Marcos Peña y Ernesto Sanz reúnen al sub-40 del Gobierno. Hubo una cumbre cerrada de coaching para preparar a las nuevas generaciones.
Por Ignacio Zuleta
@Izuleta
MARCOS PEÑA Y SANZ REÚNEN AL SUB-40 DEL GOBIERNO • CUMBRE CERRADA DE COACHING PARA PREPARAR NUEVA GENERACIÓN • EL LIBRETO LO PROVEE EDUARDO LEVY YEYATI • LA CONSIGNA ES EL NEO DESARROLLISMO • MACRI CREE EN EL SALVAVIDAS DE LA ECONOMIA Y SE PREOCUPA POR ENCUESTAS
- En un lugar de Buenos Aires, de cuyo nombre no quiero acordarme, un par de centenares de funcionarios del gobierno con menos de 40 años tendrán las primicias de la buena nueva. Este sub-40, integrado por juniors del Pro, el radicalismo, peronoides e independientes, recibirá una sesión de coaching por parte de dos de los responsables ideológicos del gobierno, Marcos Peña y Ernesto Sanz, que ocupan la cabecera en la mesa chica que decide todo junto a Mauricio Macri. La intención de esa sesión es explicar objetivos de gobierno, inspirar coraje y decisión, escuchar ideas y extender la prédica a muchos más. La práctica del coaching inspiracional no es nueva; la ejerce Macri desde que era jefe de gobierno, la ha hecho un hábito en reuniones de gabinete chico, grande, ampliado, en recintos como el centro Kirchner, la casa de gobierno, la Usina de las Artes. Busca crear actitud en lo que suelen llamar también "reuniones de visión", un género del meloneo que se usó mucho durante la campaña electoral en la Fundación Pensar. Sirvió para preparar, reclutar cuadro y quebrar la reticencia de las nuevas generaciones a meterse en política.
- Este tipo de reuniones suelen ser aconsejadas por los gurúes del management para formar cuadro en organizaciones que nacen de la reunión de voluntades en torno a un objetivo, pero sin una base de ideas. Como el gobierno Cambiemos es una UTE que junta a políticos veteranos con neófitos, y simuladores de la vieja política que se ponen el perramus de la nueva política, estas juntadas de camaradería y fidelización parecen una salvación para el futuro del partido que gobierna la Argentina.
- El gobierno tiene varias unidades de batalla para analizar los hechos, sondear en el público, generar discurso y producir canales eficientes de comunicación. La novedad del grupo de reflexión que ocurrirá hoy es que tiene un esbozo de diseño ideológico en torno a uno de los mitos criollos más manidos: el desarrollo y el desarrollismo. Estas palabras generaron mitologías como el fracasado gobierno de Arturo Frondizi, partidos que recogieron ese nombre (El MID, calificado por uno de sus fundadores, Rogelio Frigerio, como un hecho meramente cultural). El desarrollismo ha sido reivindicado, por la magia de la palabra, por Macri, cuyo partido Pro es presidido por un hombre que fue presidente de la juventud del MID, Humberto Schiavoni, y que le ha dado el principal ministerio político (maneja plata, obras públicas, gobernadores, elecciones y otras intoxicaciones) a un economista que se llama nada menos que Rogelio Frigerio.
- La letra de estos encuentros que buscan generar la futura generación de Cambiemos la provee un economista, Eduardo Levy Yeyati, que ha redactado por encargo de Peña una serie de documentos que son la base del debate que el jefe de gabinete y Sanz - el radical en jefe del gobierno -. Son resúmenes cuya versión original se pueden leer en el libro "Porvenir: Caminos al desarrollo argentino", que salió el año pasado. Levy ha sido el presidente del consejo directivo del Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), el think tank que más funcionarios ha provisto para el actual gobierno. Dejó ese cargo para asumir como miembro del directorio del BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior), un pergeño de Banade o Bandes que hoy está en el ministerio de "Pancho" Cabrera (Producción). El Cippec aporta al gobierno ideología desreguladora y no se aparta de la ortodoxia económica, pero también piensa en su futuro, y ha incorporado en los últimos meses a varios representantes del peronismo de los buenos, como Gustavo Marangoni, Jorge Argüello o José Bordón. Es para que nunca digan que son "independientes, del peronismo" (como le dijo una vez Chiche Duhalde a Magdalena en una de las frases más ingeniosas que se le escuchó jamás a la ex primera dama).
- ¿Tarde para construir la sustancia ideológica del gobierno? No, si se piensa en un país en el cual la discusión partidaria casi no existe, las plataformas son "copy-paste" de documentos viejos, o sea que no sólo no las lee nadie, sino que tampoco las escribe nadie. Eso hace que los gobiernos gestionan sin mandato, y pueden hacer lo que quieran según la oportunidad que enfrenten. Los candidatos que acceden a los cargos tampoco surgen de abajo hacia arriba sino al revés, son impuestos por los caciques. A Gabriela Michetti la eligió Macri como vice, como antes Néstor había nombrado a Cristina como sucesora, sin debate partidario previo en la base. Estas reuniones parecen seguir una señal de Pablo Gerchunoff, historiador de economía, que dice que los gobiernos nunca entran con un plan económico cerrado antes de asumir, sino que lo encuentran en el primer año, cuando se encuentran con un diagnóstico de la herencia recibida y saben bien cuáles son sus necesidades.
- Macri cree, como el standard de la política argentina, que la palabra desarrollo es mágica y que la nueva generación Pro, la de estos Sub-40, tiene que empaparse de esas ideas que Levy Yeyati articula con buena prosa e ingenio, siempre dentro de la ortodoxia económica. El objetivo de estas sesiones es armar en todo caso una base ideológica que responda al reproche, de propios y extraños a Cambiemos, de no tener relato ni buena comunicación. Como si eso eximiese a un gobierno de tener estrategias, en lugar de marketing.
- Macri también tiene otro convencimiento: que la salida del gobierno está en la economía. Es un prejuicio muy común entre los políticos, que se engañan porque los problemas económicos son siempre políticos, y su solución está en la política. Se entiende que un gobierno al que vapulean por su agenda económica busque las recetas en ese terreno y que haya convocado como nuevo gurú a un economista (había ya un teólogo, Iván Petrella y un profesor de filosofía, Alejandro Rozitchner). Pero la confianza la genera la política, la identificación del público y sus gobiernos en objetivos comunes. Claro que un gobierno que se dice a-político y a-ideológico, sufrirá la falta de discurso para ir a las peñas de la TV, que terminan siempre en discusiones de periodismo patrullero, o sea en el comentario de noticias policiales (quién robó, a quién lo van a meter preso, etc.). En ese campo el gobierno es víctima de un debate que no maneja, muchas veces protagonizado por sedicentes amigos, como los medios y columnistas que dicen defender al gobierno. Con su énfasis en las astracanadas del peronismo pestilente, lo que logran es "empoderar" (diría Cristina) al gobierno que se fue. Difícil saber si podrían esos amigos hacer otra cosa, después que sufrieron tupido con el kirchnerismo (procesos, ninguneos, abstinencia de pauta, espionaje, presiones y extorsiones); tienen derecho a la vindicta. Pero si quieren ayudar al nuevo gobierno, empoderar a los que se fueron no es el mejor favor que le hacen.
- Que le preocupa la economía como receta para salir hacia adelante, lo prueba la mortificación de Olivos cuando mira que en algunas encuestas suben las muestras de escepticismo sobre el futuro. La encuesta mensual que hace la consultora de Gustavo Marangoni (M&R) dice este mes que ha subido mucho el porcentaje de la gente que cree que el año que viene estará peor que ahora, o que a imagen neta (positivas frente a negativas) de Macri ha caído desde febrero pasado de 23 puntos a solo 2. También le acercan los empresarios, de quienes se espera promuevan inversiones, mensajes desalentadores como "esperamos el resultado de las elecciones del año que viene para invertir en la Argentina". Lo compensan los pronósticos optimistas que le traen de Hacienda y de la Afip sobre el resultado del blanqueo de capitales, que dicen informalmente que superarán los U$S 30.000 millones. Un alivio porque en lo que va del año, entre Nación y provincias, la Argentina va a terminar 2016 tomando U$S 30.000 millones de deuda, a una tasa del 9/10%.